Una de mis películas más esperadas del año era sin duda Clerks II, y después de verla por primera vez la semana pasada (estoy segura de que tendré muchas más ocasiones), ya puedo respirar tranquila y asegurar que no me ha decepcionado.
No entraré a plantearme si Kevin Smith es un buen o mal director, en si ha perdido fuelle con cada uno de sus filmes o en si una segunda parte de su primer gran éxito, después de tanto tiempo, es reflejo de una crisis creativa.
Tampoco me importa que se considere que la historia romántica por la que discurre Clerks 2, o la exaltación de la amistad de sus protagonistas, sea demasiado cursi, tópica y prescindible. A mí me parecen simplemente momentos entrañables, pero ese no es el tema.
Fui al cine buscando reír durante un buen rato, y eso es lo que conseguí, ni más ni menos. Unos diálogos desternillantes (con el del Señor de los Anillos me llegaron a saltar las lágrimas) y un sin fin de situaciones divertidas (como el final de la despedida de soltero) hicieron que disfrutara de más de hora y media de carcajadas, con el relax y el buen rollo que eso supone para cuerpo y mente.
Resumiendo, en mi recuerdo sobre Clerks 2 me quedo con la risa (que no es poco), y como guinda final, con el descubrimiento de Trevor Fehrman en el papel de freaky ¡Qué bueno es!.
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