El día 12 se estrena con el redundante título de ‘Superman Returns: El Regreso’.
Debo confesar que me acerqué a ‘Superman Returns’ con algo de escepticismo, ya que las películas basadas en cómics que he visto en los últimos años me han parecido, en los mejores casos, normalitas. Pero al sentarme, dejarme envolver por esa enorme pantalla y comenzar a ver los créditos con su voz en off que te resume el pasado, al comenzar a escuchar esa música de John Williams, sentí que disfrutaría el film. Quizá me dejé arrastrar por la nostalgia y los sonidos y las imágenes me devolvieron a la emoción que sentía cuando veía de niña las películas anteriores. Quizá sea la épica que tiene este superhéroe por encima de todos los demás. Fuera lo que fuera, ‘Superman’ ya empieza sobrecogiendo y te predispone para disfrutar durante casi tres horas.
‘Superman Returns’ está dirigida por Bryan Singer, director del magnífico thriller ‘Sospechosos habituales’ (‘The Usual Suspects’, 1995), de ‘Verano de corrupción’ (‘Apt Pupil, 1998), ‘X-Men’ (2000) y ‘X-Men 2’ (2003) y productor ejecutivo de la socarrona serie ‘House’. Singer hace aquí un excelente trabajo en la dirección y consigue que ‘Superman Returns’ sea una película de acción, de acción de calidad, como no se ha visto desde hace tiempo en las pantallas.
Las escenas de acción no son muchas, eso es cierto. Se pueden contar con los dedos de una mano y aún te sobran dedos. Sin embargo, estas escenas están rodadas de forma tan espectacular que por sí solas soportan todo el film. No puedes contemplar estos momentos y no dejarte llevar. Ocurre literalmente eso que se suele decir de que “vives la película”. Hasta parece que te caen los trozos de desechos de accidentes en la cara, como si estuvieras viendo una película en 3 Dimensiones.
Las escenas que no son de acción pueden resultar lentas o ñoñas. Pero la película ha conseguido desde su inicio que entres tanto en ella, que no llegas a desconectar en estos momentos flojos. Logra que mantengas el interés y la atención.
El argumento central, la trama principal que narra el plan maestro de Lex Luthor y que justifica por qué Superman había estado ausente durante un tiempo, incluso la subtrama emocional entre el protagonista y la señorita Lane no son especialmente brillantes en cuanto a su construcción. Pasean torpemente por la delgada línea que separa lo verosímil de lo absurdo. Pero, de nuevo debido a esa grandiosidad que tiene la película, se logra el efecto de que no te lo plantees demasiado mientras la estás viendo. Los fallos no llegan a ser lo bastante grandes como para sacarte de la historia. Y en cuanto a la estructura, consigue una unicidad que hace al film bastante redondo.
Los actores y los personajes
Al hablar de los actores es inevitable compararlos con los anteriores, ya que son esencialmente lo que ha cambiado con respecto a los otros cuatro films.
Brandon Routh encarna al héroe y al oficinista, a Superman y a Clark. Aunque se ha hablado mucho sobre si este actor estaba a la altura, sobre si sería un buen reemplazo de Christopher Reeve y sobre todo, se ha dudado de que así fuera, considero que ha sido una buena elección. Me gusta Routh especialmente cuando hace de Kent. A pesar de que imita muy descaradamente los gestos que ponía Reeve en esas escenas, en este chico resulta más creíble el papel de bonachón despistado, de pringado simpático y, al ser más creíble, hace que Clark sea más humano, que lo veamos más de verdad. En las anteriores entregas de ‘Superman’ quedaba muy claro que ese señor vestía leotardos azules y llevaba un disfraz de oficinista. Aquí lo vemos más como un hombre normal y corriente que sale a la calle para resolver problemas con un traje que le permite volar.
Cuando Brandon Routh hace de Superman, sin embargo, convence algo menos que Reeve y esto probablemente se debe a que el nuevo actor parece muy jovencito, tiene aspecto aniñado, a pesar de que no es tan joven como aparenta — cuando Chistopher Reeve hizo la primera película, tenía un año menos del que tiene ahora Brandon Routh—. Pero Reeve era un hombre y Routh es un chavalín.
Kevin Spacey da vida a Lex Luthor, uno de esos supervillanos tan carismáticos que resulta difícil ponerse en su contra. A pesar de que me parece un actor buenísimo, Spacey no está a la altura de Gene Hackman. A lo mejor es porque este personaje hay que exagerarlo más, a lo mejor es porque resulta más adecuada la sordidez de Hackman. El caso es que en las anteriores películas, Luthor era inconmensurable y aquí simplemente está bien. Kevin Spacey no desentona, no hace mal su papel, pero se queda en eso, no logra convertir al personaje en algo grande, en algo suyo.
Quien sale ganando claramente es Superman. Y no digo por el actor al que da vida Superman, digo que sale ganando porque Lois Lane ha mejorado mucho en cuanto a belleza. Margot Kidder era feúcha y antipática. Kate Bosworth no es perfecta, no es lo que llamaríamos una “tía buenísima”, pero sí que es mucho más guapa y dulce que la anterior. Probablemente no han querido poner a un bombón explosivo, pues estarían saliéndose demasiado de la línea que habían marcado los otros cuatro films, línea que con los demás personajes han seguido a rajatabla. Pero a pesar de eso, supongo que no han podido evitar mejorarla.
En cuanto al personaje de Lane, gracias al paso de los años, también se ha avanzado algo y la mujer ya no es ese ser desvalido y chillón que siempre está estorbando. Y si no sigo por aquí es porque desvelaría mucho de la película.
Modo de vida americano
Cuando oí por primera vez que una frase del doblaje que ya no recuerdo exactamente lo que decía -- pero que sería algo así como “la tranquilidad y el bienestar” -- en realidad nos estaba traduciendo la frase de la versión original: “for the American way of life”, no pude dar crédito. Es decir, que Superman volaba y peleaba para defender el modo de vida americano. Me pareció de un chovinismo tan desaforado que no lo podía comprender. O bien los americanos no se dan cuenta de que el público de sus películas lo compone el mundo entero o bien sí se dan cuenta de esto, pero no piensan que el resto del mundo pueda dejar de emocionarse por escuchar algo así, o bien es un envío deliberado y muy descarado de propaganda. Lo más triste es que podría ser cualquiera de las dos primeras porque ellos, de verdad, no saben que existe el resto del mundo.
En la entrega actual de Superman ya no hay frases como ésta, pero sí que hay mucha propaganda y muchos valores tradicionales. Las escenas ñoñas de las que hablaba antes son sobre todo las que tienen este tipo de mensajes. Es especialmente chirriante la alusión que hacen a Dios cuando Lois Lane se pregunta por qué había escrito un artículo sobre que el mundo no necesita un salvador y Superman le contesta que, sin embargo, él escucha lo que la gente piensa y dice en sus casas (como en ‘El cielo sobre Berlín’) y que constantemente están pidiendo uno a gritos.
El humor
Una de las fuertes bazas de otras películas de Superman es el humor. En esta entrega también tenemos bastantes momentos muy divertidos, que prefiero no detallar para no estropeároslos. La esencia es que el espíritu no ha cambiado. El gran héroe sigue diciendo sus frases simpáticas después de salvar a la gente, sigue teniendo esa amabilidad y se siguen haciendo los mismos chistes que se ríen incluso del concepto mismo de Superman.
Lo único que eché de menos son aquellas secuencias en las que Superman ya no tenía poderes y sólo era Clark Kent, entonces, se comportaba como un pringado y todos se aprovechaban de él. Luego volvía, ya con sus poderes recuperados, y les daba una buena tunda a todos.
La doble vida de Clark Superman Kent
Lo más inverosímil de estas películas — y que hemos tenido que aceptar simplemente a la fuerza — es lo de que nadie, ni siquiera Lois Lane, que se ha acostado con uno y trabaja codo con codo con el otro, se den cuenta de que Superman y Kent son el mismo ser. Solamente por llevar un rizo más colocado y por quitarse las gafas, este hombre cambia tanto que ya no hay quien lo reconozca. Incluso aunque llevara máscara, la voz y la forma de moverse lo delatarían ante sus seres más cercanos, no digamos a cara descubierta. Pero, como digo, es algo que ha habido que aceptar. A pesar de todo y como sus creadores son conscientes de lo absurdo que resulta esto, han incluido en la película un guiño al cuento de ‘El traje nuevo del emperador’, en el que sólo un niño se daba cuenta de que el monarca iba desnudo. Lo mismo ocurrirá con la identidad secreta de Clark, pero nadie prestará atención a ese niño.
El verdadero superhéroe
Para alguien que no ha leído cómics desde pequeña — paradójicamente a lo que se piensa de que este arte está dirigido a la infancia, ahora sí los leo, aunque no de superhéroes —, ‘Superman’ era el superhéroe. El concepto de que pudiera haber otro, que tuviera, no sólo otros poderes, sino menos poderes, me resultaba difícil de concebir. Incluso me costaba hacerme a la idea de que estuviera inventado antes de la película. Creía que había sido concebido para el cine.
Pasados los años, sigo pensando que los demás no están a la altura. Alguien que puede volar, que puede moverse a velocidad supersónica, que tiene visión de rayos equis, oído megapotente, fuerza descomunal, casi invulnerabilidad… no puede tener rivales. Con las películas ocurre lo mismo. Por mucho que de Batman o de Spiderman haya alguna buena cinta, por mucho que otros héroes aporten nuevos matices, como la profundidad psicológica, ninguna tiene la universalidad de los films de Superman.
Y es que no sólo el héroes se hizo con todos nosotros desde el principio, con todo los que no conocíamos a los demás superhéroes, es que fílmicamente las películas son superiores. Quizá esto haya sido posible gracias a la versatilidad del personaje. Quizá se hayan afrontado las producciones con mayor ambición y cuidado. Quizá sus argumentos resulten más grandiosos porque no se han centrado en una o dos historias de uno o dos números de los cómics de los que parten y se hayan creado guiones más compactos, más redondos. Finalmente y quitando, claro está, las entregas que todos sabemos que son malas, las películas de Superman resultan mejores.
En resumen
Para resumir diría que la película te hace entrar y te emociona con las escenas de acción como pocas. Se disfruta igual que en la infancia y está rodada de maravilla.
‘Superman Returns’ está dedicada a Christopher y a Dana Reeve.