Está claro que a Hollywood le encantan los biopics. Llevan haciéndolos toda la vida. Y últimamente hay una predilección por figuras de la música. En el 2004 le tocó a unos cuantos, entre los que estaba Ray Charles, y el pasado año fue el turno de Johnny Cash, cantante sobre el que reconozco ser un completo desconocedor de su carrera, salvo por los cuatro detalles que todo el mundo sabe, y por su último disco, que me parece una completa maravilla. Ahora nos llega esta película, que se centra en los primeros años de triunfo de la carrera de Cash, y dirigida por el todoterreno, pero irregular, James Mangold, que logra quí uno de sus mejores films, aunque eso no sea decir mucho.
Tras un prólogo en el que vemos a un Cash niño pasando por una experiencia verdaderamente traumática que le marcará el resto de su vida, saltamos en el tiempo, hasta un Cash con unos cuantos años más, que lucha por sobrevivir en la vida. Logrará que le hagan una prueba en un sello discográfico, y a partir de ahí, irá haciéndose famoso, mientras conoce a la mujer de su vida, June Carter.
Aunque en la película hay infinidad de canciones, en las que se pueden apreciar las virtudes de Cash como compositor, también asistimos a un retrato de Cash como hombre, con sus obsesiones, sus temores, su adición a las drogas, su relación con las mujeres. Ya sabeis, todas esas cosas que quedan bien en todo biopic que se precie, y que por otro lado, es lógico esperar que formen parte de una película de este estilo.
Evidentemente, el punto fuerte del film son sus interpretaciones, sobre todo las de la pareja protagonista, los cuales están nominados al Oscar, cosa que a muchos les puede parecer una exageración, pero lo que sí es cierto es que ambos consiguen las mejores interpretaciones de sus carreras.
Joaquin Phoenix, en el papel de Cash, está muy cómodo en el personaje, y donde verdaderamente se sale, es en las escenas en las que canta, y donde consigue sus mejores momentos. Escenas en las que pone toda su pasión, y en las que transmite realmente su estado de ánimo. Interpretando a June Carter, Reese Whiterspoon, para mí la verdadera sorpresa de la película, ya que Whiterspoon, que nos tenía acostumbrados a patéticas interpretaciones, da una lección de soltura y saber estar ante las cámaras, que deja realmente con la boca abierta. Ha demostrado que es una actriz de verdad, y aguanta como una profesional todas las escenas dramáticas del film, siendo enormemente convincente. Al igual que Phoenix, también está sensacional en las escenas en las que canta, sobre todo en las que comparte con el actor, donde está enormemente divertida y natural. Whiterspoon es una clara favorita al Oscar, pero independientemente de si lo gana o no, yo espero que siga por este camino, y no vuelva a las chorradas de antes.
En el papel de padre de Cash, el excelente Robert Patrick, uno de esos actores que merecen un mejor reconocimiento del que están teniendo. Aquí hace otra de esas buenas interpretaciones, aunque su personaje no está todo lo desarrollado que debiera. Y estoy deseoso de saber lo que ha hecho el próximo Eastwood, 'The Flags of our Fathers'.
Su director, James Mangold, opta por una narración totalmente clásica y lineal, acertando en unas cosas, y no poniendo toda la carne en el asador en otras. Ese toque clásico le queda muy bien a la película, ya que Mangold rehuye de toda pirueta moderna, ofreciéndonos una película como las de antes, y donde además, están muy bien utilizadas las elipsis, sencillas y enormemente efectivas.
Sin embargo, la película tiene dos defectos enormes. Por un lado, su guión es muy previsible, y no porque nos podamos conocer los hechos que nos están narrando, si no porque su esquema es el de todo biopic visto con anterioridad. Hasta tal punto que en ciertos momentos, sabemos de sobra lo que va a pasar, y adivinamos lo que los personajes van a decir. Por otro lado, Mangold, que acierta en su toque clásico, es un director sin personalidad, y eso se nota en la película, en la que no queda la huella impresa de un creador que le debió imprimir un poco más de fuerza al film.
Así pues, una película correcta, muy entretenida, eso sí. Y con un buen puñado de canciones, que por fín subtitulan en nuestro país. No pasará a la Historia, pero ahí está.