La aclamada serie de Ryan Murphy sobre el mundo de las competiciones de baile en la Nueva York de los años ochenta y su importancia para la cultura LGTB -especialmente para la entonces aún marginal comunidad trans- vuelve con una segunda temporada que da un salto en el tiempo, para hablarnos de otro momento de la escena. Esta vez serán los años noventa, con la popularización del 'Vogue' de Madonna y su importancia para la visibilización de la comunidad.
Debido a esta masificación, la Casa de Evangelista se tiene que replantear cómo va a funcionar, y Angel trata de arrancar una carrera como modelo. Sobrevolándolo todo, la plaga del SIDA se cobra víctimas sin cesar. La serie llegará el 9 de junio a HBO, y es de suponer que seguirá representando al colectivo con conocimiento de causa, conocimiento que le llevó a ser reconocida como la serie con más intérpretes transgénero en papeles regulares y el mayor elenco LGBTQ en papeles recurrentes en una serie de ficción.
La serie abordará, según han afirmado Murphy y los cocreadores Brad Falchuk y Steven Canals, los desafíos que tuvo que afrontar la comunidad en esa década. De hecho, no es casual la elección del 'Vogue' de Madonna para arrancar la temporada: la popularidad del tema puso la estética LGBTQ en primer plano, pero no sin dudas ni críticas. Se acusó a la artista de vulgarizar un baile que había nacido con un matiz marginal y combativo, y eso ocasionó a la cultura LGBT agridulces beneficios.
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