Que un director de cine nos cuente su vida y cómo se sintió atraído por el celuloide desde niño puede darnos una pereza infinita. Pero cuando ese director es Steven Spielberg, la pereza se diluye: tras darnos uno de los espectáculos visuales más increíbles de los últimos años en 'West side story', Spielberg ha volcado todo lo que sabe en 'The Fabelmans', una película en la que muestra su fascinación por ver y hacer cine desde que era un chaval. Y luce de escándalo.
Eau d'Oscar
Después de que este año se le ninguneara en los premios más importantes (por muy renqueantes que estén) del mundo del cine, Spielberg parece dispuesto a romper la baraja de los Óscar con una película que parece tan clásica como bella, con un tono irresistible. De momento, en Toronto ha causado sensación.
Aquí no podremos verla hasta el 25 de noviembre, fecha en la que, a priori, no tendrá competencia para ser la película más vista de la semana. Con tintes de 'Cinema paradiso' y de cinta autobiográfica, 'The Fabelmans' está protagonizada por Gabriel LaBelle, Paul Dano, Seth Rogen y Michelle Williams en un retrato gigantesco de dos horas y media enmarcado en la época más feliz de los Estados Unidos (después de la II Guerra Mundial).
Si habláramos de otro director nos estaríamos temiendo un retrato demasiado bonachón de él mismo, o la caída inevitable en la pastelada, pero siendo Spielberg sabemos que, como poco, vamos a estar pegados a la butaca y volver a descubrir el cine junto a su yo infantil. Las grandes películas, aunque sea por intención, siempre hay que aplaudirlas.
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