Como dice el diario estadounidense L.A. Times. Barbet Schroeder se ha enfrentado a unos cuantos monstruos a lo largo de su carrera como realizador: desde un gorila que se comunicaba por señas, hasta el dictador ugandés Idi Amin Dada, pasando por sicarios adolescentes colombianos o aristócratas de sangre muy fría.
Pero en su última producción, 'El abogado del terror' (L' Avocat de la terreur'), Schroeder se las ve con el monstruo más aterrador de todos: un abogado. No es un abogado cualquiera, claro está. Se trata de Jacques Vergès, quien se hizo célebre al aceptar encargarse de la defensa penal de personajes polémicos como la alemana Magdalena Kopp —de la banda Baader-Meinhof y ex del tristemente célebre Illich Ramírez Sánchez, alias Carlos, "El Chacal"—, el nazi Klaus Barbie y el dictador Slodoban Milosevic.
Curiosamente, Vergès fue un ídolo de juventud para Schroeder:
Vergès fue un héroe para mí cuando yo era muy joven, por defender la causa de Argelia. Como todos los de mi generación, yo apoyé a los argelinos en su lucha contra los franceses. Pero con el tiempo, él —Vergès— se convirtió en algo que parecía salido de una novela de Balzac. Después de desaparecer por ocho años, regresó convertido en el abogado de Klaus Barbie, una cosa bastante desagradable. Los créditos finales (de la película) muestran que sus clientes actuales son todos dictadores africanos con litros de sangre en sus manos...
De hecho, Vergès, hijo de vietnamita y francés, terminó casándose con Djamila Bouhired, la combatiente argelina que Gillo Pontecorvo inmortalizara en su obra maestra La batalla de Argel. Sin embargo, la primera persona que aparece hablando en la película es, nada menos y nada más, que el déspota camboyano Pol Pot, excompañero de primaria de Vergès. Se trata de un inusual material que Schroeder logró rodar poco antes de la muerte del dictador.
El documental abre con la aclaratoria, acaso innecesaria, de que presenta "el punto de vista del director sobre la figura de Vergès". No obstante, Schroeder no pretende imponerle al espectador su posición.
La decisión más importante que tomé fue la de no usar narración. Lo que sea que yo tuviera que decir, debía ser dicha de una manera sutil, a través del montaje. Al mismo tiempo, yo quería que la audiencia se formara sus propias conclusiones.
La página oficial de 'El abogado del terror' es una de las mejores que yo haya visitado en mucho tiempo. Plena de información, con las biografías de los personajes entrevistados o presentados en el documental, incluso tiene toda una sección dedicada a elucubrar sobre la desaparición de Vergès.
El trailer, por su parte, finaliza con una frase de Vergès que es toda una declaración política (y acaso, jurídica):
A mí me han preguntado si hubiera defendido a Hitler. Pues yo pudiera defender a Bush... Con la condición de que él se declare culpable primero.
Vía | L.A. Times