El martes pasado, Telecinco por fin estrenó la tercera temporada de su serie "western", la producción 'Tierra de lobos'. El tiempo natural de descanso de una ficción se vio excedido aquí en un año entero, por lo que la semana pasada, el canal de Mediaset nos ofreció una película que resumía las dos primeras temporadas y trataba de poner al día a los espectadores más olvidadizos. Pero no fue suficiente para liderar la noche, 'Tierra de lobos' consiguió un 11,6% que no batió a su gran competidora, la ficción, también protagonizada por María Castro, 'Vive cantando', de Antena 3. Pero tampoco a la oferta de TVE, un 'A ras del cielo' que ha gustado bastante.
Creo que 'Tierra de lobos' es ejemplo de la mala suerte que tienen algunas ficciones en nuestro país. No sólo ha perdido comba al no verse programada en la fecha que se suele considerar adecuada, sino que además, sufre el síndrome de tantas y tantas producciones que ven cómo los actores protagonistas dejan el barco cuando les surgen "otros compromisos profesionales más interesantes". 'Tierra de lobos' vuelve, tras un año de silencio y con personajes que han de asumir rápidamente un rol protagonista (y carismático) por lo que casi se podría decir, que le toca volver a empezar.
Y la verdad es que su regreso ha empezado con bastante interés. La "resurrección" de Fernando Bravo supone un aliciente porque pone en riesgo la tranquila dictadura que Lobo ha ejercido sobre los habitantes del pueblo. Es éste un recurso muy útil para relanzar tramas: los secretos del pasado que regresan para torturar a los vivos. Y aquí tendremos un buen ramillete de todos ellos: la muerte de Alonso, el romance entre Fernando y Lidia, lo que oculta la caja de tres cerrojos, la identidad de la madre de Aníbal, la verdadera identidad de Álvaro... Pero, eso sí, es necesario que estas tramas se pongan al día para que se construyan hacia adelante, que es lo que genera verdadera emoción.
El peso de los personajes
Inevitablemente, el personaje de Aníbal ha cobrado una fuerza increíble y, en muy poco tiempo, ha debido erigirse como protagonista masculino. ¿Toma el mismo y exacto rol que tenía César Bravo? Pues esa parece la intención de los guionistas. Tener a un protagonista masculino valiente, gallardo, fiero pero de muy buen corazón es fundamental para una serie como ésta. Muy importante, claro está, será su interés romántico con Nieves y Elena, algo que esperamos nos dé tantos quebraderos de cabeza como momentos satisfactorios.
Y aquí viene, para mí, una de las claves fundamentales que pueden decidir el destino de la serie. El personaje de Nieves y la responsabilidad de Dafne Fernández en este papel es grande. Nieves es uno de esos personajes que gustan a los espectadores. Es una heroína que ayuda a los suyos, pero también es egoísta, manipuladora, impulsiva, es una malvada de las que necesitan las series. Y convertirse en una malvada de altura no siempre es fácil. Tiene que tramar, engañar y seducir, pero también debe saber redimirse cuando sea necesario. Si consigue esto, se puede convertir en nuestro personaje favorito y entonces, la adoraremos.
También me resulta muy interesante la evolución que pueda tener el personaje de Isabel. Contrapunto de su hermana en muchas ocasiones, apoyo para Elena y sobre todo, víctima de una época, de la incomprensión, de la condena a la infelicidad. Su padre le va a poner en tesituras matrimoniales que harán que el relato sea muy interesante. En fin, que 'Tierra de lobos' ha regresado, que había muchas ganas pero que, eso sí, tengamos en cuenta que uno de sus principales rivales será esa contraprogramación que domina todo el panorama, que no tiene nada que ver con buenos personajes o giros sorprendentes, pero que determina el futuro de cualquier ficción.
En ¡Vaya Tele! | Telecinco resume 'Tierra de lobos', sólo para los trasnochadores
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