Ayer vio la luz ‘Tierra de lobos’ en Telecinco y nadie puede decir que nos hayan engañado con las promos. Al final resultó ser eso, una de vaqueros ambientada en España. Extraño, claro, pero en la ficción pueden hacer lo que les dé la gana. Seguramente prefirieron usar una referencia conocida para el espectador antes que ser verosímiles. Últimamente eso parece ser importante, mirad si no ‘Águila roja’. Chocante también que el final del episodio, supuestamente hecho para sorprender, apareciese en todas las promos de la serie. Hay decisiones que me cuesta entender.
El episodio no me gustó especialmente, se me hizo pesado y aburrido en algunos momentos pero eso, ya se sabe, va por barrios. Me pareció que había demasiados personajes, una especie de overbooking de estereotipos, de personajes contrastados y enfrentados, un no parar de malos y buenos que se enfrentan en todos los estratos de la escala social con la que fabulan. Y también creo que que las secuencias en general duraban demasiado, que las estiraban como buscando dar con ese plano ideal de miradas, de tensión o de lo que fuera. Todo tan calculado y milimetrado que faltaba espontaneidad.
Hay que tener en cuenta que ‘Tierra de lobos’ es una superproducción nacional y eso tiene que notarse, lo entiendo, pero tendría que notarse a todos los niveles y no sólo en algunos. Por ejemplo: vi intención en las escenas de acción pero me parecieron mal planificadas, con planos sin sentido que buscaban ocultar carencias y lo único que hicieron fue ponerlas a la vista. Me refiero a repentinos planos generales insertados para que no viésemos a los dobles de acción, por citar un caso. Contrastó esto con el artificio de ciertos decorados, como la inevitable taberna o la cárcel. Eso sí, los exteriores son un plus importante y hay que destacarlos.
Las tramas carecen de todo misterio y el planteamiento es sencillo, más si cabe si, como decía, con los personajes que responden a estereotipos. Pueden dar la sorpresa más adelante, eso esta claro, pero a juzgar por lo que vimos ayer todos tienen su parcela bien delimitada y motivada por los básicos de siempre: amor, traición, secretos…,. Me desconcertó mucho el personaje del científico suizo y me hizo pensar en Passpartout, el ayudante de Fogg en ‘La vuelta al mundo en ochenta días’ (Rigodón en la serie de dibujos), el aliciente de comedia en un drama con todas las letras pero que me resultó exagerado y fuera de lugar.
Las interpretaciones son aceptables, responden a lo que es el conjunto de la serie. Claro que hay actores que flojean pero creo que se debe más a la carencia de perfil de los personajes que les ha tocado. Eso sí, torsos que no falten y el prostíbulo es el entorno ideal para que se vean pechos. Un avance en lo que se refiere a los contenidos nacionales pero, otra vez, lo encuentro algo forzado. Es uno de esos aspectos que parecen planificados en principio y que están metidos como con calzador. En general el perfil joven de los protagonistas nos dice a qué público va enfocada la serie y eso, aunque es opinable, no es un delito.
En resumen, que le doy a ‘Tierra de lobos’ un aprobado. Yo no creo que vuelva a ver la serie porque no me interesó ni me enganchó pero entiendo que puede tener buena acogida. Valoro el hecho de que hayan intentado escapar de las garras de la dramedia, aunque no se hayan empeñado al cien por cien. Ser la primera serie de estas características que se estrena en la temporada puede darles aire (más adelante tendremos otras variaciones, como los piratas), y aunque en el fondo me parezca que es un culebrón con ínfulas de serie de prime time tengo que reconocer que eso no es malo, simplemente es que a mí no me gusta.
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