En cuarenta minutos, un reality de fuera de España tiene tiempo de mostrar dos pruebas, nominaciones, expulsión y aún deja tiempo para conocer perfectamente las estrategias de los concursantes. En nuestro país parece que necesitamos cuatro horas -repito: cuatro horas- para enseñar dos pruebas, una bronca y gente gritándose en un plató. Y todo envuelto en el tedio y la lentitud de una gala sin ritmo alguno firmada por una Telecinco que parece haber perdido el norte. Veamos punto por punto lo que ha pasado en una gala que quiere ser más 'Sálvame' que el propio 'Sálvame'.
El plató de los gritos
Había dudas sobre el formato escogido in extremis por 'Pesadilla en el paraíso': un programa grabado en diferido que tendría galas en directo para las que han movilizado en el último segundo a Carlos Sobera y un puñado de defensores de los concursantes. ¿El resultado? Un desastre que ha alargado el episodio sin aportar nada al formato.
El primer programa del reality se ha sentido como un capítulo completo pregrabado cortado en cuatro o cinco trozos entre los que se ha dejado espacio para cotillear en el plató. Por bien que pueda estar lo grabado (y lo está: la fotografía es estupenda, por ejemplo), si después de cada vídeo tenemos que escuchar dimes, diretes, réplicas y contrarréplicas durante otros quince minutos, todo el momentum, el ritmo y la narración se pierden dejando un mejunje incomestible, aparatoso y aburrido.
Hay un programa bueno en 'Pesadilla en el paraíso', pero para eso Telecinco tiene que aprender a hacerlo. Necesita eliminar platós, minutos y minutos de los concursantes descubriendo la casa o teniendo broncas light, y saber cuál es la historia que quiere contar. Pero claro, para eso necesitarían tener todo el programa grabado de antemano para poder guionizar lo que ha ocurrido y montar una historia formada de cachitos de la realidad. Lo que ganarían en calidad lo perderían en las galas de los domingos, los martes, el 'Sálvame', las últimas horas y las conexiones desde Ana Rosa. El episodio original del programa podría no haber sido bueno, pero es que ni siquiera le han permitido intentarlo hacer a su manera.
Pequeño planeta, vuelve a sonreír
La presentación de concursantes no ha sido como en otros realities: en lugar del típico vídeo chanante de cinco minutos, ha valido con un corte fuera de cámara que diga "Soy esta persona y me dedico a esta cosa" para poder seguir adelante. La idea de ganar ritmo es buena, si no fuera porque después el programa considera importantísimo que veamos a dieciséis personas cruzando un río por encima de los troncos, una a una. Y después que descubran la casa, una a una. Y a los animales. Y el dormitorio. Y vuelta a empezar.
El grupo de dieciséis concursantes está formado por un montón de señores y señoras que conocen en su casa, Pipi Estrada, un torero, Gloria Camila, un primo segundo del rey, un señor italiano, Omar Sánchez (el ex de Anabel Pantoja) y el cantante de Locomía. Todo un mausoleo del saber, como siempre, que se ha iniciado a llantina limpia con Steisy teniendo el bajón más empáticamente extraño del mundo al ver los animales y autoconvencerse de que los van a matar sin querer. Toma siroco a lo 'Minority report'.
Entre los momentos de oro hemos tenido a Gloria Camila afirmando que es animalista y al mismo tiempo taurina, un caballo escapándose al trote, un pato marchándose a ver mundo y Steisy afirmando que el mismo caballo la había hablado. Si es que hay potencial en esta casa (rural) de los líos, si no fuera porque en plató han decidido dar más importancia al tamaño del miembro de Pipi Estrada y a Steisy en pelotas en mitad de la granja. Mete morbo, que igual tapa que no hay nada que enseñar.
'Sálvame', versión rural
Claramente, alguien desde dirección les ha insistido muchísimo antes de entrar en que hablen de su vida personal, porque nadie se abre así con un montón de desconocidos de buenas a primeras. En menos de 24 horas, Omar ha dejado claro que ha entrado como soltero (algo que ha causado el enfado de Raquel, su actual novia de tres semanas, desde plató), después ha dejado que una ouija a la que han jugado responda si le fue infiel a Anabel.
Vamos, que solo faltaba la merienda para convertir al programa directamente en 'Sálvame'. Y esto tendría sentido si 'Sálvame' fuera un rompeaudiencias, pero el mismo miércoles 'Sálvame Sandía' ni siquiera llegó al millón de espectadores. Si te empeñas en llegar a un público que ya no existe, tu destino es la absoluta intrascendencia.
También hemos tenido alguna nueva trama abierta: Israel se ha caído varias veces al río y, tras ser rescatado por Mónica Hoyos, le ha dicho que cómo se nota que lo hace por chupar cámara. Mónica se ha rebotado ligeramente e Israel ha amenazado con marcharse del programa por "las vibras" y "Cuando se nota que una persona va de maldad y a formar pollos se nota". Sí se nota, Israel, pero no como tú crees.
Por último, Pipi y Gloria Camila se han enfrentado: primero llamándose burros el uno al otro ("Entre burros os entendéis de cojones"; "Aquí el más burrillo eres tú") y después al hablar sobre Ana María Aldón, la pareja de Ortega Cano, que tienen la relación en un impass. Pipi le ha preguntado, como si estuvieran en una entrevista, si se va a solucionar, y ella se ha agarrado un cabreo tremendo. Con bastante razón.
Ah, sí, también están intentando forzar una carpeta entre Omar y Marina, para devolverle la de la Pantoja en 'Supervivientes' con Yulen. El interés que ha despertado en Twitter ha sido parecido al de mirar una pared secándose. Con razón.
La rueda furiosa (que era una rueda normal)
La primera aparición de Lara Álvarez ha sido para anunciarles que ya tenían preparada la primera prueba de eliminación: ¡La rueda furiosa! Reconozco que me he emocionado un poco, porque sonaba a secuela de 'Mad Max' y he creído que quizá esta vez habían tenido presupuesto para unas pruebas espectaculares. Nada de esto: se trata de una rueda que va dando vueltas enfrente de los concursantes, que tienen que ir haciendo distintas pruebas según la porción de rueda que tengan enfrente de ellos.
Comer una tarta, sacar garbanzos negros, coger unas guantes, llenar una botella... Bueno, unas pruebas emocionantísimas que parecen sacadas del Campamento de Verano Infantil "Sol Feliz" de Cuenca. Al final lo superan, solo fallando alguna porción, como la de comer tarta. "Vaya mérito", dice Lara, como si no acabáramos de ver la pantomima.
Después de tres horas y media, el programa se digna en emitir la prueba de aspirantes a ser capataz. En la prueba en cuestión, los equipos se deben meter todos en un redil, pero Pipi hace trampas y deshace un nudo sin querer, lo que lleva a la eliminación de su equipo y la posterior bronca de turno con Alyson ("¿Quién eres, el fiscal? ¿El juez?", pregunta Pipi. "Yo soy la ganadora", responde la muchacha). Los ganadores han sido Alyson, Omar, Marina y Steisy, y ahí dejamos la cosa por si alguien se ha quedado con ganas de más.
'Pesadilla en el paraíso' se despide hasta el domingo, donde promete imágenes inéditas y cotilleos entre Miriam Saavedra y Carlos Lozano, que ni siquiera están ahí metidos, pero puestos a convertir esto en un all-star de famosetes, han decidido apostar a la mayor. Cuatro horas y no sabemos ni quién está nominado, ni siquiera quién va a ser el capataz. Si Mediaset no le da caña al asunto, no parece que este reality vaya a ser la tabla salvavidas que busca. De momento, su primer programa ha sido amateur e impresentable, por muy buenas intenciones que tengan en el equipo técnico. Y es una pena, porque podría haber algo ahí si se dignaran a hacerlo bien.
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