En la retrasmisión de hoy Telecinco ha hecho un buen trabajo centrando su interés en Pedro de la Rosa para dejar un poco de lado del propio Alonso. Sus trayectorias no pueden ser más antagónicas. Frente a la rápida eclosión del asturiano, De la Rosa es un obrero que acude a donde lo llaman para hacer de comentarista, ya sea una cadena de televisión o un periódico. Acepta con dignidad ser un probador para la escuderia a la espera de una oportunidad mientras los años (tiene ya 35) pasan inexorablemente. Con una década menos, Fernando Alonso ya ha llegado a la cima. Mientras que De la Rosa cultiva su imagen de padre de familia, Alonso es pasto de las revistas del corazón. Pero quizás lo más importante es que Alonso vive un proceso de endiosamiento, incapaz de encontrar un equilibrio entre su juventud y sus éxitos. Cada vez más proyecta una imagen de hostilidad y antagonismo frente a los medios de comunicación que lo lanzaron al estrellato. Pero De la Rosa me recuerda al protagonista de la memorable película deportiva Rudy, camino a la gloria, donde el triunfo final del personaje no era ganar un campeonato, sino jugar tras una paciente espera de varios años los últimos minutos de un partido para que su nombre figurara como integrante del equipo.
En Telecinco deben estar deseando, a pesar de perder un comentarista, que De la Rosa haga un buen papel en estas últimas carreras y se asegure un puesto de piloto el año que viene, ya sea en Renault o en McLaren-Mercedes. Con el mal rollo que desprenden tanto Alonso como Schumacher, De la Rosa podría prolongar las vacas gordas de las audiencias dando a los espectadores alguien con quien soñar e identificarse.
Vía | El Mundo Más información | Página oficial de Pedro de la Rosa En ¡Vaya Tele! | La alonsomania bate records