En fin, lo mejorcito de cada casa. Cuestión de la oferta y la demanda, supongo. Cuantos más programas de "famosos" hay, mayor es la demanda y la calidad media de los famosos, lógicamente, desciende. Puro equilibrio de mercado. Y ahí tenemos a nuestros "famosos de pacotilla". El programa, por lo demás, nada nuevo. Cambiamos la costilla flotante de Paula Vázquez por la calvorota de José María Íñigo (este tipo merece comentario aparte: le pongan donde le pongan el tío desprende una profesionalidad que ya quisieran para sí ni la mitad de los que pululan por nuestras pantallas con ínfulas de "presentadores"), la melena de Nuria Roca por el ubícuo Jesús Vázquez... y poco más. El programa, de tanto repetirse, aburre. ¿Aporta algo esta nueva edición?
La verdad, prefería mil veces la versión de "no-famosos" que empezó a emitir Telecinco hace unas temporadas. Los personajes nacían y morían con el programa: los espectadores no teníamos una imagen previa de ellos que condicionara su comportamiento, ni a ellos les esperaba una presencia pública después que les obligase a ser falsos en el desarrollo del concurso. Además, el criterio de selección primaba que fueran verdaderos "aventureros" (o al menos con cierto espíritu), en vez de tratarse del primer rostro semi-conocido que acepta la oferta.
En definitiva, una muestra más de la falta de imaginación de los programadores. Y una forma fantástica de alejar telespectadores de Telecinco, ya que no solo nos tenemos que encargar de evitar las "galas" de expulsión y similares, los resúmenes diarios... sino también las referencias constantes que alimentarán al magazine mañanero, al magazine de tarde y al magazine de noche.
Lo dicho, para Supervivientes, nosotros.