Anoche Telecinco emitió la final de ‘Más que baile’ y, como era de esperar, el público ensalzó a la princesa del pueblo como ganadora. El premio de consolación fue para Edurne, que se llevó el premio del jurado. Los espectadores no han valorado quién bailaba mejor pero, qué importa. Si ‘Más que baile’ fuese un talent show habrían escogido desde el principio como concursantes a gente con talento y eso, obviamente, no ha sido así.
‘Más que baile’ ha sido lo que se suponía que tiene que ser, un escaparate para que la gente se dejase el saldo en mensajes a móviles y nada más. Otros programas de este corte intentan disimular este extremo pero en Telecinco ya no están para disimulos, lo suyo es el negocio puro y duro y no tienen por qué esconderse, que para algo son una empresa. Lo que no acabo de entender es cómo, a estas alturas, aún hay gente que se deja manipular y se toma estas cosas como algo trascendente y personal. ¿No hay cosas más importantes de las que preocuparse?
La que parece que realmente ha puesto una pica en Flandes ha sido Pilar Rubio, a la que muchos recriminaron su abandono de laSexta pero lo cierto es que la jugada le ha salido redonda y profesionalmente se apunta un buen tanto en su programa de estreno, con buenas audiencias y con perspectivas de seguir haciendo otras cosas. Ha sabido sobrellevar el ambiente del programa y mantenerse en un digno papel.
Por lo demás, poco aporta ‘Más que baile’ al panorama televisivo como no sea una lección sobre cómo hacer un programa disfrazado de corte solidario pero con una clara vertiente de ingresos y aprovechando las polémicas del mundo rosa como motor. Este programa no habría sido nada, mal que nos pese, sin las discusiones, las intimidades y demás trapos sucios. Una finalidad edificante vestida con harapos pero ya dicen algunos que el fin justifica los medios, aunque yo no estoy nada de acuerdo en eso. Creo que la solidaridad es algo demasiado importante y trascendente como para vulgarizarla de esta manera, pero parece que hay espectadores no comparten este punto de vista.
En ¡Vaya Tele! | El criterio del público en los realities de talentos