Después de muchas audiciones a ciegas, batallas y actuaciones en general, 'La Voz' llegó a la final de su segunda edición, proclamando a David Barrull como ganador absoluto. El talent show de Telecinco se estrenó hace unos meses con la intención de seguir rompiendo los audímetros y aprovechar al máximo su fuerza, motivo por el que se alargó aún más la mecánica de un programa que ya de por sí el año pasado dio muestras de eternidad. No pareció importarle a los directivos de Telecinco, que dieron luz verde a que 'La Voz' tuviera mayor número de participantes y, en consecuencia, mayor número de galas que el año pasado.
Pero el éxito del curso anterior no se ha repetido y 'La Voz' ha acusado cierto cansancio solo un año después de que llegara a nuestro país. Los motivos, la ausencia del factor sorpresa y la pereza que daba precisamente ese alargamiento que el talent show ha vivido en su segundo año. Tal ha sido el descenso que 'La Voz' ha sufrido para ser líder de audiencia, quedándose por debajo de 'El tiempo entre costuras' e incluso igualándose a las cifras de 'Top Chef' cuando ambos espacios han competido en el mismo día. Ya no podemos hablar de fenómeno televisivo pero tampoco podemos decir que 'La Voz' se haya ganado un hueco entre esos programas que saben corregir sus errores pasados y mejorarlos de cara a la próxima temporada.
Porque 'La Voz' ha pecado de seguir ofreciendo un formato televisivo en el que al público le costaba conectar con cada participante, algo principal para que un talent show consiga funcionar. El abultado número de talents ha provocado que asistamos constantemente a un proceso eliminatorio en el que se ponían numerosas dificultades para que el espectador empatizara con su concursante preferido. Este obstáculo ha sido más evidente en las etapas de las audiciones a ciegas y en las batallas, fases destinadas a ofrecer una y otra vez lo mismo y donde la chispa de interés se iba apagando a medida que el programa se enroscaba en lo repetitivo.
Las estrellas son los coaches
Pero a medida que pasaban las semanas 'La Voz' iba dejando clara su premisa, esa que señala que no se trata de un programa de televisión que pretenda lanzar a nuevos talentos, sino que solo se preocupa de dar un empujón a la carrera del artista que se siente en cada silla giratoria. Solo así se entiende que los concursantes lleguen a estar eclipsados por el mentor de turno encargado de que no se cumpla eso de que el alumno aventaje al profesor. Detrás del programa parece haber una gran campaña para que esto no ocurra. Si esto no fuera así, me gustaría que alguien fuese capaz de explicar por qué, entre tanto artista invitado, no ha habido hueco para darle voz a los concursantes más destacados que pasaron el año pasado por el programa de Telecinco, ganador de la edición incluido.
Así, en 'La Voz' el centro de atención son los coaches, que aprovechan esa etapa para lanzar su música y sacar su propia rentabilidad al espacio, dejando que el concursante se pierda entre esa abultada cantidad de aspirantes que pretenden destacar por encima de los demás. Incluso a la hora de votar parece que tira más la casa a la que pertenezca el concursante y el apoyo de los fans que tenga el coach de turno, algo que se escenificó en la última gala con un absurdo e innecesario pique por parte de Malú y David Bisbal. Parece que no solo se compite por el concursante, sino por el propio ego de artista que facilite salir reforzado de la competición.
Cayendo en los mismos errores
Si el año pasado uno de los aspectos más reprochables hacia 'La Voz' era la excesiva duración de cada una de sus galas, este año hemos vuelto a vivir la misma pereza debido a unos shows que se han establecido como interminables y que no han tenido problemas en durar hasta la madrugada. Quizá se buscaba eso de alargar el programa para que el dato de share al día siguiente fuera el mejor posible, pero para el espectador el resultado ha sido la emisión de espectáculos estirados innecesariamente que llamaban a desconectar de ellos transcurridas las dos horas, publicidad incluida.
'La Voz' tampoco ha conseguido deshacerse de las críticas que apuntaban hacia una falta de calidad en el sonido de sus galas en directo ni en esa realización que a veces se ha vuelto caótica y ha dado muestras de una falta de experiencia a la hora de llevar a cabo la emisión de un espectáculo televisivo en directo, aunque el conjunto global de ambos defectos sí ha conseguido mejorar algo con lo ofrecido el año pasado. A grandes rasgos, se ha notado el intento y las ganas pero todo ha quedado deslucido por el deseo de perpetuar un éxito lo máximo posible en la parrilla.
Entre los aspectos a destacar positivamente se encuentran su capacidad para ofrecer algo diferente con cada nueva puesta en escena, un reto más que complicado teniendo en cuenta el elevado número de canciones que se han dado en cada gala, sobre todo en los directos, que cuentan con ese plus por el que las actuaciones deben mostrarse con más cuidado que en el resto de fases. También es una ventaja contar con Jesús Vázquez como conductor del show, mostrando un dominio de la situación que se desluce en cierta manera cuando el control pasa a manos de Tania Llasera.
Y ahora vienen los niños
Telecinco aprovechó la última gala de 'La Voz' para lanzar un adelanto de 'La Voz kids', el siguiente producto de la factoría que se centrará en concursantes infantiles y que verá la luz ya en 2014. En esta ocasión serán Malú, Bisbal y Rosario los coaches que se pongan tras la decisión de darle al pulsador, tal como pudimos observar en la promo emitida ayer. No parece que 'La Voz kids' tenga nada nuevo que ofrecer, más allá de la reducida edad de los candidatos a convencer a coaches y público de ser la mejor voz infantil de nuestro país.
Si el panorama ya es desolador tal como es, podemos echarnos a temblar al observar la evolución del formato que centrará su objetivo en los pequeños artistas, utilizando la mecánica vista hasta ahora para darle ese toque infantil del que otros programas como 'MasterChef' también han decidido utilizar. Queda por ver cómo se tratarán a estas pequeñas estrellas y si esta vez se intentará cuidar el aspecto de talent show o seguirá siendo una plataforma para mantener a los coaches como éxitos de ventas perpetuos. De cara al futuro y si no quiere hundirse en audiencias 'La Voz' debe ofrecer mejoras, como una reducción del tiempo de emisión de cada gala y una renovación en las sillas giratorias, apostando con más ambición por artistas que aporten una frescura que 'La Voz' ha agotado en tan solo dos ediciones.
En ¡Vaya tele! | 'La Voz' regresa en forma pero interesa menos
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