Ayer fuimos testigos de la gala de presentación de ‘Gran Hermano‘ 13 (ó 12+1, que le gusta decir a Mercedes Milá). Las previsiones de Telecinco eran que el estreno se produjera, como viene siendo habitual en las últimas ediciones, en septiembre, y aprovechar el tirón emocional que tienen las Navidades entre unos concursantes que llevan ya tres meses encerrados en una casa en la que “todo se magnifica”. Pero el éxito de ‘Supervivientes‘ y su “secuela” ‘Acorralados’, provocó el retraso del estreno.
Y parece que ese retraso tuvo un efecto rebote muy beneficioso para la cadena pues ha provocado que los espectadores estuvieran ansiosos por su comienzo: la gala fue seguida por el 24,5% de la audiencia, un 1,7 más que el programa de presentación de la temporada anterior. Además, se reprodujo el duelo ya tradicional entre el reality y la serie ‘Cuéntame‘ que aguantó el tirón con un 22,3%. La que salió peor parada fue Antena 3 y su ‘Sherlock‘, con un 10,6%.
Telecinco era consciente de las ganas que tenían los “granhermanistas” de volver a ser cómplices de las aventuras de la casa de Guadalix y así se refleja en el contenido del primer bloque de programa, los escasos minutos que ofrecieron antes de hacer la primera pausa publicitaria: unas imágenes de la entrada de la casa, con actuación “musical” con metal y fuego, una conexión con la plaza de Callao, con publicidad en la pantalla de los cines, unos breves segundos de Mercedes Milá en esa pantalla y un vídeo montaje con los nuevos concursantes, de los que, intencionadamente, ocultaron el rostro.
La primera gala de ‘Gran Hermano’ siempre resulta un poco extraña. El verdadero éxito o no del concurso reside en los concursantes, pero, ese primer día, no se conocen, actúan con educación entre ellos y se desenvuelven entre sonrisas y muestras de buena voluntad. La dirección del programa tiene que frenar este buenrollismo “duermeaudiencias” y trata de ofrecer un espectáculo que minimice sus efectos: los concursantes entran en la casa cabeza abajo, en un tirolina, mientras chispas eléctricas saltan a su alrededor… En esta ocasión, bajo mi parecer, tanto puesta en escena no surtió el efecto deseado: los elementos se superponían pero no se unificaban y la gala tuvo un ritmo excesivamente lento.
Aún así, para los que hemos seguido todas las ediciones de ‘Gran Hermano’, el volver a oír la sintonía nos produce cierta emoción. Es como reencontrarte con un viejo amigo del que sabes que seguramente no es el más guapo ni el más listo pero que te lo pasas tan bien con él que eres capaz de perdonarle ciertas meteduras de pata, algunas muy graves. ‘Gran Hermano’ es la madre de todos los realities. A nivel de formato es como el ’1,2,3’ en los concursos, como ‘Dallas‘ para las telenovelas… Pero pertenece al formato maldito y siempre pagará un peaje por ello.
A pesar de todo esto, ‘Gran Hermano’ ha vuelto con fuerza y reivindicando una vuelta a sus orígenes. En realidad, nadie sabe muy bien qué quiere decir esto porque esta edición presenta novedades en su dinámica. Quizá la más sorprendente es que un concursante nuevo entrará cada semana y que, atención, todo el que quiera entrar a participar podrá pujar por una plaza en eBay. Las pujas serán destinadas a fines benéficos, eso sí.
En resumen, pues que ‘Gran Hermano’ ya está aquí. Todos sabéis cómo es y qué podéis esperar de él. Y, a partir de ahora, la cascada de cambios en la parrilla de Telecinco: se incorpora el ‘Debate’ (con toda probabilidad, dominical), se incorpora un resumen los martes, se contagian los contenidos de los magazines de la cadena… Podremos seguirlo las 24 horas en Internet o leer los entresijos del programa en el recién publicado ‘Diez años en Gran Hermano. Diario de una guionista’. Pero, a pesar del empuje que Telecinco quiera darle al programa, serán solamente los concursantes los que sean capaces de sacar adelante o no esta nueva edición.
En ¡Vaya Tele! | Telecinco emitirá ‘Gran Hermano’ las 24 horas a través de Internet