Operación Triunfo 2008 empezó anoche con todo su despliegue mediático. Se nota que Telecinco ya tenía ganas de tener en antena un reality o un talent show realmente comercial porque ni Supervivientes ni Tú sí que vales les sirven para vender. En la Gala de anoche conté doce marcas sin incluir el televoto o la publicidad de las webs del programa, y las que quedan porque cuanto los aspirantes empiecen a vivir en la Academia aparecerá el product placement y según avance el concurso seguro que se incorporan nuevas firmas comerciales.
Viéndolo desde este punto de vista y señalando por encima de los demás el claro objetivo de vender, para Operación Triunfo los espectadores somos consumidores y los concursantes son los maniquís, los modelos que nos harán ver las excelencias de los productos. Como para vender no vale cualquiera han conseguido dibujar un mapa bastante representativo de las minorías que conforman, en miniatura, la gran sociedad que aguarda ansiosa al otro lado de la pantalla. Homosexuales, madres solteras, peluqueras, un chico negro, una gótica, una rapera, uno que se presentó al casting on line, otras que se han presentado muchas veces al concurso, una aspirante a Miss y un batiburrillo de estilos musicales para que todo el mundo se sienta representado.
Respecto a la Gala en sí, sin novedad. Telecinco y Gestmusic ya tienen callo en este tipo de eventos y reprodujeron al milímetro las galas de otros años. ¿Para qué iban a cambiar, si ya les había ido bien otras veces? El plató y el escenario son más grandes y espectaculares y la realización llegó cómodamente al notable. Venden lujo y medios, quieren que OT se distinga por ser un talent show sin cutreces y lo consiguieron. Como novedad, un sofá común que acerca a Jesús Vázquez y a los concursantes y el estilismo, que estuvo mejor que otros años. Las versiones que cantan me siguen pareciendo asesinatos musicales, con ese fondo de organillo que me recuerda a la orquesta que toca en las fiestas de mi pueblo.
Hay que reconocer que los concursantes en su mayoría tienen unas voces impresionantes. Se nota que ya desde los casting han optado por incluir este año a gente más profesional y, de hecho, hay dos concursantes que han trabajado en musicales. Lo del anonimato y lo de salir de pobre también tiene su presencia, pero no es la norma. Por otro lado, Ángel Llàcer parece cómodo en su histerismo, que es lo que le ha llevado a dirigir la Academia. Atrás han quedado las enseñanzas tranquilas y meditadas de Kike Santander.
Hay tres cosas que destacaría de la Gala de anoche: la mención que una de las concursantes hizo del Chiki-Chiki en su vídeo de presentación; la sobredosis zen de Mónica Naranjo, que amadrinó la Gala; y las indirectas que Risto le lanzó a Leo y a Supervivientes y que hoy descubro que son publicidad porque Leo comentará las galas en la web del programa, una web completísima que incluye un blog y que hoy ha inundado con sus contenidos la portada de la web de Telecinco.
Por lo demás, nada nuevo respecto a años anteriores. El programa no encierra grandes secretos, todo se desarrollará según lo previsto y me temo que no habrá demasiadas sorpresas. Ha empezado el espectáculo. Durante tres meses sólo se hablará del concurso y, una vez terminado, en apenas un mes pocos se acordarán del nombre de los dieciséis concursante. Pero de eso se trata, ¿no? Si comprásemos los discos de los concursantes de las ediciones anteriores no tendríamos dinero para comprar los discos de esta edición.
Imagen | Operación Triunfo En ¡Vaya Tele! | Operación Triunfo, cantera de presentadores
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