Ayer comenzó la nueva edición de 'Gran Hermano', un reality al que todos hemos visto crecer en nuestra televisión y que, con cada nueva temporada, se ve en la necesidad de transformarse y reconvertirse para ganar el favor del público. Todo esto siempre provoca cierto desbarajuste en las galas iniciales: nervios, presentaciones, nuevos protocolos... pero puede que la gala cero de anoche se llevara un tanto la palma... Ah, y, por cierto, de nada le sirvió la estrategia del estreno a Telecinco, 'Tu cara me suena' consiguió alzarse con la victoria en audiencias con un 26% que le dio su máximo de temporada. Aunque, eso sí, 'Gran Hermano' se llevó la batalla en Twitter, ese nuevo y polémico medidor, que contabilizó un 77% de share social mientras que el programa de Antena 3 se tuvo que contentar con el 18%.
Yo que soy una fan de 'Gran Hermano', tengo que decir que siempre me aburre bastante la gala inicial. Es como un programa a medias cuajar en el que los concursantes llevan piel de cordero (y cachemira) y se tratan con la mejor educación posible. Me gusta mucho más cuando ya han pasado varios días, se han puesto el pijama, se han quitado las pestañas y se comportan con más naturalidad. Aún así, merece la pena echarle un ojo al arranque de 'Gran Hermano' porque la gente de Zeppelin siempre trata de conquistarnos con algún elemento; cada año, la gala ha de resultar más espectacular que la anterior (qué va a ser esto, si no) aunque eso no quiere decir que se consiga un buen resultado.
El programa de ayer resultó un tanto caótico y desorganizado. La propuesta de lanzar a los concursantes desde las alturas, con grúas, arneses, tirolinas... nos dejó muchos momentos muertos en los que las voces de plató se confundían con esa chica que trataba de ponerse un arnés sin que sus vergüenzas fueran expuestas. La propia Mercedes Milá, profesional no sólo porque lo es sino por la pasión con la presenta este programa, me pareció perdida en más de una ocasión, con una frase muy gráfica que resumía qué tenía de malo ese pedazo plató de infarto: "la pantalla está muy lejos y yo no leo bien".
Un arranque lleno de peripecias
Por supuesto, hubo cosas muy divertidas y puntos bien traídos: amén de lo magnífico del plató (sólo Telecinco sabe producir así, hay que reconocerlo), la casa de los chicos nos pareció espectacular. La aventura del chico de pelo disperso buscando a sus compañeros resultó muy divertida, con una cámara subjetiva a modo de ese tipo de guindas que tienen su gracia a pesar de lo sencillo del detalle.
Y tengo que hacer referencia a dos momentos muy tremendos. Primero, la inocentada con esa embarazada tan esperada que era más bien un guiño para todos los seguidores del programa, y que engañó a una de las concursantes con ese doble juego de "vamos a hacer que esta chica caiga bien al público" y, después, la prueba evidente de lo que pasa cuando quieres hacer tantas cosas que acabas por no controlar ninguna. No entraremos en muchos detalles pero la cosa es que uno de los concursantes se estampó pero bien en el suelo, y salió bastante bien parado, pues mira, de milagro. Un accidente que, sin duda, va a ser uno de los momentos más comentados del programa de ayer.
El miércoles tendremos más 'Gran Hermano', contra el estreno de 'Luna, el misterio de Calenda', y veremos las verdaderas hechuras de esta edición, una que parece haber aprendido del cásting exitoso del año pasado, con gente "maja" que reconcilió a mucha audiencia. Veremos cómo va discurriendo 'Gran Hermano', cómo gestiona sus debates, resúmenes, galas y sus más de cinco horas de vida en directo en el canal 9, a mayor gloria de la telerrealidad.
En ¡Vaya Tele! | Que tiemble la competencia: vuelve 'Gran Hermano'
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