Muy poco le ha durado a Lucía Riaño la ilusión de tener un nuevo programa. Tras dos semanas de emisión 'Factor ADN' ya pende de un hilo. Aunque Telecinco pareció que iba a retirarlo finalmente esta noche habrá una nueva emisión pasada la una de la mañana en un horario que no es más que una puntilla. Lo curioso es que antes emitan un 'Diario de...'.
Digo que es curioso porque 'Factor ADN' tiene una factura muy cercana a la del programa de Mercedes Milá en lo que se refiere a los planos de estudio, con una Lucía Riaño que se pasea entre cámaras mirando al infinito y grabada desde distintos puntos de vista. En lo demás tampoco se han calentado demasiado la cabeza: el plató es simplón y blanco, hay una pantalla en la que una infografía más bien pobre revela el veredicto del análisis, la presentadora y los invitados están de pie, y en una sala aparte la persona buscada observa como si estuviera asistiendo a una rueda de reconocimiento. Ecos de 'CSI' y de unas pobres aspiraciones tecnológicas.
Pero el aspecto no es lo peor. Para mí es más lamentable ver que es un programa que ni siquiera cumple su cometido. La semana pasada un señor fue a buscar a sus hermanos y le plantaron allí a la madre que le abandonó y a la que él no quería ver ni en pintura. El hombre mantuvo el tipo. Un chico fue a buscar a su padre y parece ser que lo encontraron pero él no quiso ir a plató. En fin, que en las promociones hablaban de un servicio público que, por supuesto, brilló por su ausencia.
No es que esperase mucho de un programa así y no entiendo cómo emiten un formato tan poco trabajado y tan lejano a la oferta actual de la cadena. Sería una prueba, claro, que el verano está para eso, pero les ha salido rana. Por lo menos con él pueden llenar un hueco y pueden usarlo para contraprogramar. Tal y como está el panorama, aún pueden dar gracias.
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