Llamadme enferma pero he pasado un buen rato revisando los vídeos que podemos encontrar en YouTube de los casting de Operación Triunfo de diferentes años y saltan a la vista las diferencias. Este año Risto tiene una cámara pegada al cogote que capta todos y cada uno de sus gestos. Ya es oficial, la bordería es la verdadera protagonista de OT y los concursantes han pasado a un segundo plano.
El estilo Risto marcó una época en 2006, cuando sus nominaciones dejaron con la boca abierta a más de uno. La aparición de Risto sirvió para consolidar el papelón que ya había iniciado Noemí Galera con Idaira. Aunque aquello a la mayoría nos pareció que estuvo feo los de Telecinco supieron ver el filón antes que nadie. En eso no hay quien les gane.
Desde aquel 2006 el papel de los jurados en los distintos reality ha ido en aumento y hemos tenido la mala suerte de asistir a espectáculos más que bochornosos en este sentido. Para mí, Supermodelo rozó el ridículo más absoluto cuando en la última edición montaron ese teatrillo en el que la directora de la escuela se marchaba en directo por un cabreo ridículo con el jurado. Los de Factor X trataron de caer mal y lo consiguieron, desde entonces los activos a favor de Miqui Puig se desplomaron. Tampoco me parece mejor el rollito que se traen en Tú sí que vales, con ese sentido del humor tan raro que se limita a pegar gritos y a montar escándalo.
Ahora vuelve Risto y se dedica a soltar invectivas a diestro y siniestro pero después de dos años ya estamos curados de espanto. Sólo cabía una evolución natural, la cámara en la nuca como un nuevo estilo de acercar al público lo que quiere ver. Poco importa que hiciera un pobre papel en Channel Nº4, buscando minutos a través de Sé lo que hicisteis..., su vuelta ha relanzado un concurso que podía estar de capa caída. A ver quién defiende ahora y con qué argumentos que OT es un concurso de cantantes.
En ¡Vaya Tele! | Y el ganador de OT es... Risto
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