Sitges 2010 | 'El último exorcismo' (Daniel Stamm) y 'Carne de neón' (Paco Cabezas)

Sitges 2010 | 'El último exorcismo' (Daniel Stamm) y 'Carne de neón' (Paco Cabezas)
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En la jornada de hoy he podido asistir a dos peculiares eventos (por no decir otra cosa) que hablan un poco de cómo es el festival de Sitges, de verdad. Se le ha entregado un premio honorífico (se supone que es algo importante) a Vincent Cassel, poco antes de la proyección de un film que protagoniza, misteriosamente incluido en la sección oficial (‘Notre jour viendra’, ya os la comentaré). No veo la relación entre Sitges y Cassel como para darle este galardón, pero bueno, el hombre ha venido a Sitges. Catalogado como el actor más importante de Francia y uno de los mejores de Europa, ha subido al escenario después de un vídeo que ha tardado en arrancar, muy breve y que parecía montado por un inexperto becario. El actor sonríe, recoge su premio como si le hubieran entregado cualquier cosa, y da las gracias. Un par de frases, muchas fotos, muchos medios, muchos aplausos y mucha, mucha gente. Para esto. ¿Alguien lo entiende?

Pero si hablamos de sucesos increíbles, hay que mencionar ‘Crepúsculo’. Otro año más, la organización se las ha apañado para traer a un actor (de los secundarios, ojo) de la saga, provocando una marea de adolescentes y “emos” procedentes de toda España, realmente impactante. La excusa era ver a Kellan Lutz y un adelanto del DVD de ‘Eclipse’. Nada más. Pero más que suficiente para provocar un auténtico caos y que las fanáticas corrieran desesperadas de un lado para otro (una de ellas acabó rodando por el suelo tras una aparatosa caída). Un lamentable espectáculo, en mi opinión.

Por otro lado, hoy también se han paseado por el pueblo bastantes aficionados vestidos y maquillados como zombies, algo que sí tiene mucha más relación con el certamen, además de una cosa bastante simpática de ver. Se suponía que en Sitges haría frío y llovería; llevo dos días aquí y de no ser por el cielo nublado, podría ser perfectamente verano. Un tiempo estupendo que, entre otras cosas, está evitando algo tan molesto como los ataques de tos durante los visionados. Aparte de eso, hoy el pueblo estaba lleno de gente, apenas se podía caminar por ciertas zonas y por supuesto se han formado colas enormes en las taquillas. Supongo que cuando pase el puente todo volverá a la normalidad.

‘El último exorcismo’, otra de terror realista

Los que se encargan de la programación para la prensa deben ser unos bromistas, o no tener ni pajolera idea de qué películas tienen entre manos. En cualquier caso, los acreditados teníamos el pase de ‘El último exorcismo’ (‘The Last Exorcism’) a las 8:30 de la mañana. No sé el resto, pero yo había dormido poco, desayunado deprisa y caminado rápidamente para llegar a tiempo; no me encontraba en el mejor momento para ver una de terror sobre una adolescente poseída por un ente demoníaco, la verdad. Tampoco pintaba bien la cosa, estilo falso documental como ‘Paranormal Activity’ y producción de Eli Roth. Pero, sorpresa, la película engancha, es muy entretenida, y hay momentos que dejan sin aliento.

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Entiendo ahora por qué el film ha funcionado tan bien en Estados Unidos (el fan del terror tiene aquí una cita imprescindible) y por qué está en la sección oficial del festival; se habla de que es una de las favoritas para los galardones importantes, pero aún es pronto para las quinielas. Además, tampoco hay que exagerar. Es un film inteligente y bien planificado, pero juega con elementos demasiado manoseados, no hay factor sorpresa y el guión (Huck Botto, Andrew Gurland) contiene algunas soluciones muy absurdas, totalmente inverosímiles. Pero se le perdonan, porque el realizador (Daniel Stamm) sabe lo que hace, sabe manejar la tensión y tenerte pendiente de cada escena. También destacan los actores, especialmente el protagonista, Patrick Fabian, y los dos hermanos, Ashley Bell y Caleb Landry Jones. No es ninguna maravilla, pero creo que en su género es muy recomendable.

‘Carne de neón’, hijos de puta con corazón

Una historia de hijos de puta que en el fondo tienen buen corazón y desean ser amados. Ésa es la descripción que aparece en las notas de prensa de ‘Carne de neón’, la segunda película del sevillano Paco Cabezas. Que los personajes son unos completos bastardos, chulos, miserables, violentos y despreciables, eso está claro; la otra parte ya no tanto. Para que os hagáis una idea, el protagonista central es un chico de 23 años que decide regalarle a su madre (una prostituta que va a salir de la cárcel) un envidiable burdel. Así que compra a cuatro mujeres (una de ellas embarazada), inmigrantes, a las que les quitan los pasaportes para obligarlas a prostituirse. Porque en la calle se vive muy mal, y el chico está harto, quiere ganar dinero, salir de la ratonera, como sea.

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‘Carne de neón’ es la extensión a largometraje del conocido corto homónimo que Cabezas dirigió en 2005; un trabajo aplaudido y muy parecido al cine que hizo famoso a Guy Ritchie (a su vez tomado de Tarantino). En el film, esto es aún más evidente: los personajes, las frases, las situaciones, el juego con el tiempo, la cámara lenta, las casualidades… todo recuerda demasiado a Ritchie, hasta casi resultar molesto. Casi. No es menos cierto que se incorporan lo que podríamos llamar particularidades ibéricas, o españoladas. Bien usadas, con mucho desparpajo y sentido del humor. Falla el primer tramo del film, en el que se abusa de los clichés, y mejora poco a poco, sobre todo gracias a un reparto estupendo en el que sobresalen Vicente Romero, Dámaso Conde, Ángela Molina y Dario Grandinetti; están fantásticos. Comedia negrísima especialmente recomendable para los aficionados al cine criminal, y para quienes aún creen que en España sólo se hace cine social, o de minorías.

He acabado este artículo tras volver de otro pase, y ahora sí que llueve en Sitges, hay incluso truenos. Se me hace tarde y mañana tengo que volver a estar en pie a primera hora. Eso sí, el plato merece la pena: ‘The Ward’, lo nuevo de John Carpenter. Ya os contaré. Bona nit.

Fotos de Cassel y Lutz | Lavanguardia y Elmundo

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