'Vicious', las matrimoniadas gays del viejo Gandalf

Si Gandalf hubiese desembarcado en la televisión americana con un secundario en ‘Juego de Tronos’, por ejemplo, las redes sociales hubiesen estallado. Pero Ian McKellen se quedó en su país de origen y este lunes estrenó ‘Vicious’ en el canal británico ITV (‘Broadchurch’). Y, si alguien respeta al mago y quiere guardar un buen recuerdo de él, mejor que ignore este dato.

‘Vicious’, que inicialmente debía llamarse ‘Vicious Old Queens’, era un proyecto a tener en cuenta, ni que fuese por los implicados. El reparto está encabezado por McKellen y un histórico de la televisión como Derek Jacobi (‘Yo, Claudio’), cuenta con Iwan Rheon (‘Misfits’, ‘Game of Thrones’). Y sus creadores son una combinación bastante curiosa: Gary Janetti, forjado en la irreverente escuela de ‘Padre de Familia’ y el dramaturgo inglés Mark Ravenhill.

El argumento, sin embargo, puede que indicase todo lo contrario. Al fin y al cabo, ‘Vicious’ se centra en una pareja de homosexuales de la tercera edad que pasan sus días recordando tiempos mejores, discutiendo sin cesar y flirteando con un vecino indecentemente más joven. Pero uno prefiere pensar que de semejante cóctel sólo puede salir una absurda comedia con humor inglés y buenas interpretaciones. Y es absurda, sí, pero también muy mala.

Lo más probable es que McKellen y Jacobi creyesen que sería divertido parodiarse. Ambos son gays reconocidos y en el caso de McKellen, su personaje Freddie Tornhill, también es una leyenda de los escenario londinenses. Están en esta serie para pasárselo bien y se nota. Pero también se pasan de rosca.

Una sitcom rancia

De hecho, toda ‘Vicious’ parece vivir en tiempos pretéritos al igual que las reinonas de Freddie y Stuart. Tiene un único decorado, risas enlatadas, sobre-actuaciones por parte de sus viejas glorias y bromas algo sudadas. Puede que a algunos les indignaran las bromas de violaciones del personaje de Frances de la Tour (‘Harry Potter’), pero nada suena especialmente rompedor, ni inspirado.

Esto es, en el fondo, un matrimoniadas geronto-gay, sin el encanto de la también algo rancia ‘Miranda’ y con un exceso de discusiones que hasta le dan un toque algo rabioso a la serie. Pero, para quien busque one-liners y comentarios zafios, esta es su serie.

En ¡Vaya Tele! | Cinco cosas que vuelven con 'Miranda'

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