La nueva serie de J.J. Abramas para la NBC, ‘Undercovers’, se estrenó con la esperanza de conquistar a la audiencia estadounidense. Las expectativas estaban tan altas que los ocho millones y medio de espectadores que la serie consiguió en su estreno dejaron muy mal sabor de boca. Pero la situación continúa empeorando, ya que los espías han ido perdiendo seguidores con el paso de las semanas y ya en su cuarto episodio bajaron la barrera de los seis millones.
Esta pérdida progresiva de espectadores parece que aún no ha tocado fondo, algo que no me extraña viendo la evolución de la propia serie. ‘Undercovers’ no aporta nada nuevo al panorama televisivo actual. Puede que algunos episodios se dejen ver y resulten hasta entretenidos, pero en ocasiones es muy fácil desconectar y pensar en hacer algo más interesante que terminar de ver sus capítulos.
Ya me dolió bastante la manera en la que mostraron Madrid en el piloto pero tras darle una segunda oportunidad, la serie me ha seguido decepcionando. La resolución de sus tramas resulta bastante previsible y están apoyadas en demasiados tópicos que estamos hartos de ver en otras ficciones. Son muchas las ocasiones en las que el espectador tiene la sensación de déjà vu, todo lo que se ha mostrado hasta ahora ya se ha visto, por lo que el guión debería ser más novedoso y arriesgado.
Da rabia pensar que este proyecto no haya estado a la altura de lo que se esperaba de él, ya que es difícil asimilar que la huella de Abrams esté detrás de su creación. Creo que el principal error está en que sus tramas están centradas en resolver casos alrededor del mundo, cuando se le habría sacado más partido al hecho de que los protagonistas sean un matrimonio de espías que tienen que guardar su identidad de las personas que conviven con ellos diariamente. Pero el entorno cercano de la pareja no se ha llegado a mostrar lo suficiente y hasta ahora sólo hemos visto el lugar donde trabaja en el que también se encuentra la hermana de Samantha. Del resto de familia o amigos ni rastro.
‘Undercovers’ ofrece una mezcla de acción y comedia, aunque esta última no termina de cuajar. La mayoría de los elementos cómicos de la serie resultan un atentado contra la naturalidad. Algunos personajes están demasiados forzados a hacer reír, por lo que dejan de ser naturales y es en ese momento cuando empiezas a sentir una especial antipatía por ellos. Personajes como Hoyt, el ayudante que siempre se encuentra en segundo plano, es un claro ejemplo de querer hacer reír y no conseguirlo.
Lo único que resulta más atractivo de la serie es lo que aún no nos han contado. No sabemos nada del pasado de la pareja, algo que hasta el momento prefieren ocultar para no dañar su relación, y tampoco sabemos cuál es la auténtica razón por la que han sido reactivados como espías. Estos son dos hechos que pueden dar mucho juego en el futuro (o también pueden ser los pilares en los que se asiente una remodelación en cuanto a tramas se refiere), pero visto lo visto hasta ahora ni siquiera estas preguntas mantienen mi interés por ‘Undercovers’.
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