La nueva Bionic Woman mantiene a su protagonista, Jaime Sommers, una joven que sufre un brutal accidente de tráfico junto a su novio, un misterioso médico. Éste trabaja en una organización secreta cuyos fines y métodos no están del todo claros y, con la excusa de salvarle la vida, convierte a Jaime en una mujer biónica, sustituyendo sus piernas, un brazo, un ojo y un oído por implantes mejorados. Hasta ahí, nada nuevo. Donde se quiere marcar la diferencia es en el tratamiento que se da a esta historia. Jaime es una joven que todavía está buscando su identidad, con una vida complicada, que de pronto se ve envuelta en lo más parecido a un capítulo de Alias.
La sombra de la serie que lanzó a Jennifer Garner planea sobre los primeros episodios de Bionic Woman, que también están buscando todavía una voz propia. El segundo capítulo mejora algo lo visto en el piloto, no demasiado afortunado, y se vislumbra cierto potencial, pero su personaje central debe mejorar con rapidez, porque la inglesa Michelle Ryan aún no se ve demasiado segura como el eje de toda la serie.
Por lo menos, lo que sí han clavado desde el principio es la némesis de Jaime, Sarah Corvus, la primera mujer biónica, que roba el piloto limpiamente y después empieza a apuntar hacia un personaje que puede resultar muy interesante (y con ciertas reminiscencias de Número Seis en Battlestar Galactica). Su intérprete, Katee Sackhoff (más conocida como Starbuck), entra en la serie cual elefante en una cacharrería, desplegando carisma y energía, algo de lo que Bionic Woman, por ahora, anda bastante necesitada. Veremos cómo va evolucionando porque, como serie de acción, puede ofrecer un buen entretenimiento. Como estudio de personajes, todavía está por ver.
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