Los de Cuatro deben de estar subiéndose por las paredes porque Telecinco, en virtud de la propiedad de los derechos de explotación de las adaptaciones de Yo soy Betty, la fea en nuestro país, vigentes hasta abril, bloquea el estreno de la versión americana en Cuatro.
Parece que las Betty (colombianas, españolas o americanas), son un fichaje seguro y las cadenas adoptan posturas inflexibles con tal de que nadie saque rendimiento o con tal de fastidiar al contrario lo máximo posible, en una especie de guerra de fichajes fuera de toda lógica. Antena 3, de hecho, consiguió estrenar La fea más bella (México), pero sólo porque compró la serie antes de que Telecinco rubricase la exclusividad.
Cuatro tendrá que esperar hasta abril para tener vía libre y, aún así, parece que se están planteando la posibilidad de estrenar la serie en junio, cuando termine Yo soy Bea. Además, parece que su intención es cambiarle el título a Ugly Betty y llamarla de alguna forma más original. En cualquier caso, aunque la mona se vista de seda, Bea se queda.
Para mí es incomprensible que un formato de estas características tenga tanto éxito. Obviamente, no es por lo esmerado de su ficción porque el cuento de la Cenicienta es conocido por todos y la historia admite muy pocas sorpresas. Por otro lado, en la era de Internet es imposible mantener el misterio sobre las actrices y su metamorfosis al más puro estilo "cambio radical". Quizá lo que suceda es que hay un sector de la audiencia que necesita creer en que los cuentos de hada pueden ser realidad y más que consumir las series, las viven.