Hace unos días se cumplieron 20 años del estreno en la ABC de ‘Twin Peaks’, una de las series más influyentes de los últimos tiempos y que cambió para siempre el modo de narrar una historia en television. En menos de 30 capítulos distribuidos en dos temporadas, David Lynch y Mark Frost pusieron patas arriba la ficción televisiva estadounidense con a una mezcla de géneros y una atmósfera onírica y opresiva inauditas hasta aquel momento en la pequeña pantalla, y convirtieron la imagen del cadáver de Laura Palmer envuelto en plástico en todo un icono de la cultura popular.
Curiosamente, como suele ocurrir con estas cosas, ‘Twin Peaks’ no estaba destinada a triunfar. La ABC se quedó con ella porque, a finales de los 80, estaba hundida en las audiencias y desesperada por invertir esa tendencia (una situación no muy diferente de la que vivió en 2004 y llevó al estreno de ‘Perdidos’ y ‘Mujeres desesperadas’) y, de hecho, la famosa secuencia de la habitación roja del piloto se rodó para la edición europea en DVD, por si la serie no pasaba de ahí. Lynch y Frost se basaron en un proyecto anterior sobre Marilyn Monroe que no fructificó, en melodramas como ‘Peyton Place’ (que fue película y serie) y en el propio mundo de Lynch, que venía de rodar un éxito como ‘Terciopelo azul’.
Para ellos, la investigación del asesinato de Laura Palmer no era más que una excusa para contar historias sobre el pueblo de Twin Peaks, en el que todo el mundo tiene secretos y vive una doble vida de modo parecido a como lo hacía Laura, y en el que late además la sensación de que algo malvado habita en los bosques que lo rodean. Los ocho episodios de la primera temporada fueron un auténtico bombazo y son imprescindibles para entender la televisión posterior. Además de las historias a lo soap opera de la trama policíaca y de los toques sobrenaturales, Lynch y Frost se sacaron de la manga un personaje tan particular como el agente del FBI, Dale Cooper, hecho a la medida de Kyle McLachlan, y añadieron unos toques de humor un tanto absurdo (ejemplificados a la perfección en la querencia de Cooper por el buen café y en su supervisor Gordon Cole, interpretado por el propio Lynch).
A pesar del éxito, y de ser renovada por una segunda temporada, el mundo de ‘Twin Peaks’ fue haciéndose cada vez más enrevesado y perdiendo el interés de la audiencia. La identidad del asesino de Laura Palmer se reveló a mitad de esa segunda temporada por presiones de la ABC, que terminó cancelándola, y el control de Lynch y Frost, que había sido muy cercano en la primera temporada, se relajó mucho después. Desde entonces su estatus de serie de culto y de germen de gran parte de la ficción posterior no hizo más que crecer. Series como ‘Doctor en Alaska’, ‘Expediente X’, ‘Perdidos’ e incluso ‘Los Soprano’ (reconocido por el propio David Chase) le deben mucho a ‘Twin Peaks’.
Lynch intentó cerrar un poco el mundo de la serie con la película ‘Fuego camina conmigo’, que contaba los últimos siete días de la vida de Laura Palmer, pero fue tal fracaso crítico y de público, que no volvería a rodar ninguna otra película hasta cinco años más tarde, con ‘Carretera perdida’. Sin embargo, la semilla de ‘Twin Peaks’ ya estaba plantada. De hecho, su primera temporada resiste muy bien el paso del tiempo, sobre todo por la atmósfera inquietante del pueblo lograda no sólo gracias a esos personajes con muchas dobleces, sino también a una fotografía muy cuidada, unas imágenes con mucha fuerza (el cadáver de Laura, la chica que aparece caminando por la vía del tren o el interior del vagón de tren) y una banda sonora muy efectiva de Angelo Badalamenti.
Vía | The Guardian
En ¡Vaya Tele! | ‘Twin Peaks’, Nostalgia TV