Qué maravilla que ya está aquí el verano y nos podemos achicharrar en la playa, o en la piscina, o simular que nos estamos refrescando con el quinto helado de chocolate de la tarde... y también, ¡oh sí! podemos volver a nuestra cita anual con una de nuestras veteranas de la ficción: 'True Blood'. La serie sobre vampiros (y muchas otras criaturas) estrena su sexta temporada con una gran incógnita, precisamente no relacionada con su trama: ¿conseguirá el nuevo showrunner, Brian Buckner, cubrir el hueco que dejó Alan Ball?
Por el momento, nosotros podemos analizar las claves que se nos ofrecieron en el primer capítulo de la temporada y ver por dónde van a ir los tiros e imaginar si las aventuras de los habitantes de Bon Temps estarán a la altura de lo que los espectadores esperamos, y que no es precisamente poco con lo que nos tiene acostumbrados esta ficción de HBO.
Retomando el final de la quinta
La verdad es que el capítulo comenzó con mucha emoción. Se retoma la acción justo donde terminó, algo que se agradece cuando el cliffhanger ha sido tan descomunal como el que vivimos. La virtud que tiene este mecanismo es que, desde el minuto uno, consigue poner al espectador sobre ascuas, entra en acción como si estuviera untado en mantequilla, pues le parece estar viviendo aún el final de temporada y no el inicio de la misma. Lo difícil es rematar bien la jugada y no decepcionar. Ver a ese Bill convertido en a saber qué acelera el corazón de todos los fans.
Pero 'True Blood' se caracteriza por llevarnos a saltos de mata, por ofrecernos una de cal y otra de arena, y poco después de ese primer encontronazo con el nuevo chico malo, vivimos una escena truebloodera en todo su poderío, con ese coche cargado de guapos y guapas, afectados por lo que acababan de vivir y, sobre todo, exteriorizando, pero bien, lo que sentían (en esta serie lo de la introspección no lo acaban de ver claro).
Así, tuvimos un momento en la playa en el que, en vez de un grupo de supervivientes que acaban de escapar del vampiro más malo de todos los tiempos, parecían una pandilla de amigos un tanto desfasados, después del after: uno llora, el otro se mosquea, el otro quiere disparar balas de madera, la otra vomita sangre porque está siendo convocada... Esta amalgama de sentimientos, extremismos y vísceras es 'True Blood' y a los que nos gusta, la compramos con todo el pack.
Las tramas que están por llegar
El pasado final de temporada fue tan frenético que habíamos olvidado ciertos problemas que se habían planteado: la destrucción de las fábricas de Tru Blood es el inicio de un derramamiento de sangre. Estamos viendo las consecuencias del extremismo religioso por el que optaron los vampiros (las comparaciones con la vida real os las dejo a vosotros). Los vampiros son el enemigo número uno esta vez más que nunca, y ya tenemos a un nuevo personaje que suponemos tendrá un papel fundamental para la trama: el gobernador. Ese hombre pequeñito, pálido, con gafas, que habla de un toque de queda, de la prohibición acerca de que los vampiros puedan tener negocios... y que después vemos "cediendo" una embotelladora para la fabricación de Tru Blood.
Otra de las características de esta serie de vampiros (y otras muchas criaturas) es el ingente volumen de tramas que suele abarcar. En el primer capítulo ya se han sembrado algunas, y no todas con el mismo peso, por cierto: desde esa "tribu de los Brady-Bellefleur" de bebés que crecen a toda velocidad, a esa manada de hombres lobo en la que Alcide es el nuevo Alpha: "El poder es una droga poderosa. Se come la decencia de un hombre" dice Martha. Además, el pobre de Sam empieza fuerte, con Luna muriendo en sus brazos y la responsabilidad de hacerse cargo de su hija.
Pero bueno, que, en realidad, en el capítulo, pasar lo que se dice pasar, no pasó mucho. Retomó todo lo que habíamos dejado en alto, lo bajó a tierra y comenzó a lanzar pequeñas semillas para que germinen a lo largo de capítulos venideros. Ni siquiera el segundo enfrentamiento con Bill (que ya se había duchado y aseado), con ese intento de asesinato (¡le clavó una estaca!) por parte de Sookie trajo verdaderas consecuencias. Sólo sabemos que Bill es ahora un mega vampiro con poderes insospechados.
Si alguien pensaba que Bill se iba a dedicar a dar mochazos a diestro y siniestro, sin ningún autocontrol, se equivocaba (vale, sí, era yo la que lo pensaba y quién se equivocaba). Porque Bill está muy formalito y lee y todo, y le lleva un vasito de leche Tru Blood a Jessica a la cama y puede que su trama venga por una lucha interna contra ese poder demoníaco que quiere consumirle. Aunque dudo mucho que los golpes que usan los guionistas de esta serie, así como las bazas sangrientas, surrealistas y apoteósicas no acaben salpicando completamente a esta nueva criatura que se sacaron de la manga, que vendría a ser Supervampiro.
En fin, para terminar, hablar de Warlow, el vampiro que mató a los padres de Sookie y que ya estábamos esperando como agua de mayo. Sólo por haber escogido a Rutger Hauer para interpretarlo, los creadores de la serie merecen un diez. Su presentación, pues muy en la línea de la serie: recogiendo a Jason el autoestopista, que tarda minuto y medio en ponerle al día de sus intimidades. Sabemos que Warlow es un vampiro muy poderoso, descendiente de Lilith, y que quiere a Sookie para... ¡tranquilos! la temporada ya está en marcha y sólo hemos de esperar un poco más para irlo descubriendo.
En ¡Vaya Tele! | 'True Blood' alabada sea Lilith
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