Los que nos venís siguiendo desde hace tiempo sabéis que con ‘True Blood‘ nos encontramos con una serie difícil de catalogar. Está claro que es una serie con personalidad propia y que no da tregua al espectador que se divide entre ponerle la etiqueta de buena, mala o la de la mejor de las malas. Es un drama sobrenatural que no se termina de tomar en serio a sí misma y que juega con lo esperpéntico y lo grotesco de una forma casi hipnótica.
El último episodio emitido, ‘Everything is Broken‘ (3×09), es una muestra perfecta de que, cuando quieren, los guionistas de ‘True Blood’ pueden hacer grandes cosas. Que mis palabras no os lleven a error, no estoy diciendo que de repente ‘True Blood’ se ha convertido de la noche a la mañana en una serie imprescindible ni nada por el estilo. Sigue siendo lo que es, pero en esta segunda mitad de temporada está consiguiendo enganchar con una trama bastante sólida y prometedora.
La temporada empezó muy floja, de hecho en la primera mitad de la temporada parecía que los personajes se dedicaban a vagar sin saber muy bien qué hacer. Sin embargo una vez que nuestros protagonistas han logrado escapar del palacio de Russell, Rey de Mississippi, (encarnado por un sensacional Denis O’Hare) la historia ha adquirido un cariz más interesante.
Primero porque en esta temporada nos adentramos en los entresijos del organigrama vampírico, algo que no se había tocado en exceso. Sí, sabíamos que estaban organizados jerarquicamente y que había sheriffs, reyes y demás, pero en esta trama estamos empezando a saber lo que se cuece dentro del vampirismo. Eric, la conspiración del V-juice, La Autoridad y sobre todo el descubrimiento del villano de la temporada Russell. Un personaje que bien merecería un “La importancia de llamarse…“ y que nos ha regalado uno de los finales de episodio más vibrantes de la serie.
Pero mientras que la trama de los vampiros se está consolidando y está logrando interesar mucho, no nos encontramos con el mismo efecto en las tramas “humanas” (o simplemente “no vampíricas”). Es más yo diría que en muchos casos arruinan el visionado de la serie. La trama del hermano de Sam (y el personaje en sí) ya cansa, Jason, a pesar de ser un personaje que me gusta, está cobrando más importancia de la que debería y me tengo que morder la lengua para no hablar de otros personajes que no hacen sino ocupar valiosos minutos en televisión en sus tonterías.
En definitiva, y como bien digo en el título, ‘True Blood’ aparenta cierta mejora argumental, de aquí a final de temporada veremos si esto se materializa o, por el contrario, se volatiliza por completo.
PD. Si nos atenemos a los datos de audiencia estos últimos tres episodios se han mantenido por encima de los cinco millones de espectadores.
En ¡Vaya Tele! | ‘True Blood’ vuelve en su línea