Las casualidades del mundo de la televisión hace que anoche se estrenasen dos series que navegan en géneros bastante similares. Por un lado, Telecinco estrenó 'El accidente', cuyo decepcionante estreno gira en torno a una red de tramas y mentiras en el entorno de una mujer y su marido. Pero también pudimos ver en La 1 el estreno de 'Traición', que lleva este terreno de intrigas familiares al seno de un clan de abogados.
Estrenada con algo peor fortuna en cuanto a audiencias con 2,3 millones de espectadores (casi un millón menos que 'El accidente') y 13,7% de cuota de pantalla, la nueva serie de la factoría de Bambú Producciones tiene todos esos toques cualitativos que podríamos esperar en las ficciones de esta casa.
Más de una vez hemos hablado del "estilo Bambú": un modo, una ambientación e incluso unas líneas maestras a la hora de presentar las tramas que son bastante característicos. Tanto que hay veces que se abusa del molde creado y da la sensación de estar viendo la misma serie pero con otros personajes. Pasó a principios de temporada con 'Tiempos de guerra' y su atufo a 'Velvet'. Con 'Traición' no es a la serie de época a la que se parece, sino a 'Gran Reserva'.
Por fortuna (por lo menos a efectos del presente discurso) hace ya tiempo que 'Gran Reserva' desapareció de TVE. Quizá por esto cuesta algo más encontrar similitudes (pero no son difíciles de encontrar). 'Traición' comienza con una comida de celebración en la familia Fuentes, cuyo bufete está a punto de firmar una importante fusión con una firma inglesa. Julio (Helio Pedregal), patriarca y fundador, decide parar la celebración para hacer un anuncio que hará saltar todo por los aires: tiene cáncer terminal, un hijo ilegítimo y ordena cancelar estos planes de fusión.
Unos anuncios que dividen por completo a la familia con dos claros hermanos beligerantes: Roberto (Pedro Alonso) dispuesto a todo para llevar las riendas del bufete y Almudena (Nathalie Poza), contraria desde el principio a dicha fusión y que busca en Carlos (Antonio Velázquez), su recién descubierto hermanastro, un aliado. Las cosas se complican ante la muerte prematura y misteriosa de Julio, lo que desata una tormenta de sospechas que unidas a actuaciones poco transparentes del resto de la familia, amenazan con resquebrajar todo el clan.
Lo peor que le podemos achacar al estreno de 'Traición' es su excesiva duración: una hora y cuarenta minutos. Todo un largometraje para mostrar los tejidos del clan pero que, en este caso, entran bastante bien por culpa de esa fórmula de Ramón Campos, máximo responsable de Bambú y creador junto a Gema Neira de la serie, es tan exquisita como funcional. Es una presentación contundente que llena de subtramas y de trasfondo a sus personajes.
En el apartado interpretativo nos encontramos con un poco de todo. Por lo general está bastante bien con unos actores bastante adecuados para cada papel. Destaca una Ana Belén a la que nunca se sabe cuánto se le echa de menos en televisión hasta que vuelve a actuar (aunque queda como el "comodín Concha Velasco"); Pedro Alonso está también estupendo en un papel bastante distinto pero con terrenos comunes al que hemos visto en la reciente 'La casa de papel'. La lástima es que la presunta díscola y antagonista en la trama familiar, Nathalie Poza, no está a la altura.
A nivel técnico también se nota que 'Traición' es una serie no solo de Bambú, sino de TVE. Todo está bien, todo es correcto y no hay nada que destacar ni por arriba ni por abajo. El guion, aun mejorable, presenta una historia bastante interesante (aunque muy blanca en el fondo) y te mete de lleno en los tejemanejes de la familia.
'Traición' es una de esas series que no engañan. Es un buen drama familiar que, seguro, hará las delicias a los que nos guste ver intrigas entre hermanos e intentos por tomar el relevo del patriarca desaparecido. Sin ser revolucionaria ni una maravilla, es una serie que tiene muy buenos ingredientes que están mezclados y cocinados bien.
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