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'The Walking Dead' ya es la gran serie que siempre debió ser

Si algo consiguieron los primeros episodios de esta tercera temporada de ‘The Walking Dead‘, eso es el recuperar la confianza de una multitud de espectadores que seguían viendo la serie por simple rutina o directamente dejaron verla y decidieron darle una nueva oportunidad antes de desterrarla de forma definitiva. Ya os comenté mi entusiasmo sobre los primeros cuatro episodios, alcanzando todo su punto cumbre con la muerte de cierto personaje – los que sigan la serie ya saben a quién me refiero y omitiéndolo me ahorro accidentes con los spoilers-. Por fortuna, no ha habido el más mínimo bajón de interés en los episodios de (relativa) transición hasta la frenética mid-season finale emitida hace unas horas.

Sangrienta y emocionante transición

Uno de los grandes cambios que trajo la toma de poder de Glenn Mazzara fue la mayor presencia de los zombies, algo que se ha traducido en un aumento del gore utilizado – lo que yo he agradecido mucho, aunque seguro que tiene sus detractores- y en un incremento de la sensación de peligro. El Gobernador y sus compinches también han ayudado a ello, siendo el secuestro de Glenn y Maggie – un personaje que ha mejorado mucho en esta tercera temporada- en paralelo a la huida de Michonne lo que ha servido de eje del quinto al séptimo episodio.

No han faltado otros apuntes destacables – Rick y las llamadas de teléfono, mejor como concepto que lo que acabamos viendo en pantalla-, pero todo ha estado supeditado a esa especie de intercambio de personajes. Esto ha permitido brillar del todo a Michonne, quien estaba algo perdida en el arranque de temporada, ya que ha podido seguir demostrando sus dotes con la katana, pero también atisbar un personaje con más posibilidades que ser una efectiva maquina de matar, pero también nos ha deleitado grandes momentos como en el que Merle se carga a su compañero para evitar problemas con el Gobernador.

Muy efectivo fue también el malrollismo contenido del interrogatorio por parte de Merle – genial Michael Rooker cuando descubre que Glenn está marcándose un farol-, centrándose en la violencia física para luego demostrarnos que no hay que apalearte para conseguir tu objetivo cuando el Gobernador tiene una charla con Maggie. Seguro que habrá quien se queje de que Lauren Cohan no saliera en top-less en ningún momento, pero la clave de todo era llevar a cabo una tortura psicológica para conseguir la información que el Gobernador buscaba.

La mid-season finale

Estaba claro que Mazzara tenía que echar el resto en la mid-season finale, no ya tanto para despejar dudas – ¿a alguien le queda alguna de que ‘The Walking Dead’ ya se ha convertido en la gran serie que todos esperábamos en su momento?- como para causar un impacto en el espectador para que espere como agua de mayo su regreso el próximo 10 de febrero, y vaya si lo ha conseguido.

La introducción de Tyrese, un personaje clave en el cómic, es quizá el punto menos conseguido de esta mid-season finale, ya que su grupo surge un poco de la nada, siendo ésta una presentación un tanto pobre para la importancia que presumo que tendrá. Además, habrá que ver como consigue ganarse la confianza de los personajes habituales, ya acostumbrados a quitarse de en medio a cualquiera que suponga una molestia – el pobre diablo cuyo refugio invaden Rick y Daryl y acaba siendo pasto de los zombies mientras ellos huyen-. A su favor cuenta el hecho de que uno no puede evitar acordarse del liderazgo que ejercía antaño Rick, algo para lo que ha bastado una sencilla pero efectiva escena con él aceptando las reglas impuestas para permanecer en la cárcel.

Sin embargo, Tyrese no deja de ser una apuesta de cara al futuro que puede salir bien o mal – apuesto por lo primero vista la brutal mejoría de la serie-, un aspecto menor si tenemos en cuenta todo lo sucedido en el episodio. Sería difícil elegir el mejor momento – todo lo que sucede a partir del ataque frontal al hogar del Gobernador y sus vasallos está ejecutado de forma magistral-, pero sí que es evidente que todo ha ido encaminado a terminar de degradar al personaje interpretado magistralmente por David Morrissey.

Hasta ahora, el Gobernador se había caracterizado por disfrazar su crueldad con un trato cordial en apariencia, en lo que también ayuda su agradable presencia física. Penny también era clave para mantener un ápice de humanidad, pero su sádica ejecución por parte de Michonne y la pérdida de un ojo en su sangriento, enfermizo – genial el detalle de usar la cabeza de un zombie de su “colección personal” como arma contra ella- y algo breve – es de esperar que en el futuro veamos uno mucho más épico- enfrentamiento físico va a ser un punto de no retorno para que sólo enseñe su cara de monstruo deleznable – algo ahora también físico, aunque sólo vaya a resultar evidente cuando se quite su parche-, algo de lo que al fin parece que se ha percatado la tonta de Andrea.

Eso que acabáis de ver es el adelanto del próximo episodio. Aún queda un par de meses para ello, pero al final el ansiado cara a cara entre Merle y Daryl parece que se va a desarrollar de una forma muy diferente a la que yo esperaba. Sea como sea, yo ya estoy deseando verlo, ¿y vosotros?

En ¡Vaya Tele! | ‘The Walking Dead’ al fin despliega todo su arsenal

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