Los creadores de ‘The Walking Dead’ deben de haber tenido una epifanía al final del último capítulo de la séptima temporada de la serie. Uno de los mejores de aquella, por cierto. Y no. No es por el hecho de que la acción se acumule sobre un puñado de capítulos, es que el ritmo de acontecimientos empezaba a tomar impulso en una temporada en el que se hizo una apuesta por el relleno sin vergüenza, para demorar el comienzo de esta temporada.
Sí, la guerra, la confrontación esperada, se hizo esperar de forma poco natural. Empezando por ese delirante primer episodio que iba y volvía de forma agotadora sobre los mismos momentos del cliffhanger de la anterior. El juego de ¿Quién muere? Se convierte en el verdadero mal de las series adultas que duran demasiado y lo que podría ser un drama de aventura brillante se ve desgastado por trucos de sala de guionista que se ven a la legua y dejan la sensación de estar perdiendo el tiempo.
Make Rick Grimes Great Again
Afortunadamente, ‘The Walking Dead’ parece haber tenido en cuenta esos errores pasados y en su elegante premiere de la temporada 8, el episodio número 100 de la serie, ofrece el opuesto al piloto de la anterior. Deja un sabor de boca de regreso a la forma tras cuarenta y cinco minutos intensos, lleno de acción y reconfortantes en dónde toca, devolviendo a Rick Grimes a su puesto de líder, reestableciendo su fuerza y posición natural tras ser humillado por Negan.
La primera mitad de la séptima, tonalmente miserable, convirtió al villano, un monstruo fascinante en los cómics, en una caricatura que da más miedo por sus interminables monólogos que por su crueldad. Si la recta final de aquella tapaba algo la hemorragia, el estreno de la octava tiene pinta de ser la cura que necesitaba. Andrew Lincoln está mejor que nunca en el papel. Capaz de ser intimidante o cariñoso, rígido o inspirador. El foco en su personaje era necesario, pero en el lenguaje de la serie, esta atención puede significar algo.
Algo en el sentido de que el destino del personaje se dirige hacia la épica, y cuidado, no descartemos que estemos ante un golpe a los cimientos de la serie. Por otra parte, puede que sólo sea una vuelta a los orígenes. La serie siempre ha sido la historia de Grimes y la centena puede haber servido como punto clave para recordarles a los seguidores que todo siempre ha girado en torno a él por una razón. Sobre las imágenes de un Rick viejo, cobra sentido en un episodio que aprovecha ciertas fugas mentales para crear enigmas en el resto de la temporada.
Regreso a la forma espectacular
El episodio pone a funcionar la mayor parte del elenco a la vez, sin las ya casi molestas divisiones de capítulos por personajes, así podemos ver a los ejércitos combinados de Alejandría, La cumbre y el Reino planeando el ataque contra Negan y los salvadores. Y no hay un minuto en el que no capte la atención, desarrollando un plan con estrategia, acción, elipsis y toques de narrativa que hacen pensar que se ha querido elevar el tono cinematográfico.
El nivel está en dónde merece una serie que nos ha demostrado de lo que es capaz, principalmente en la temporada segunda y quinta, aunque tradicionalmente ha tenido algunos altibajos de ritmo y una querencia por los capítulos puente que han lastrado su calidad. Siempre se ha percibido que las temporadas de 16 capítulos se le quedan demasiado grandes para lo que es una serie que debería tener de 10 a 12, y la diferencia se nota.
‘Misericordia’, da razones para ser moderadamente optimistas con la temporada 8 y luce como un cambio que podría marcar el comienzo de un regreso tonificado y sin trucos de la serie que batió todos los récords para dilapidarlos con gestos demasiado obvios, que trataban de exprimir la gallina de los huevos de oro. Ah, y aunque la cosa vaya de humanos contra humanos, los diseños y maquillajes de los zombies de este episodio 100 son de lo mejor de su recorrido.
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