Cuando Marina hablaba de los cinco cambios de ‘Juego de tronos’ con respecto al libro, comentaba que lo primero que hay que entender es que son lenguajes y obras distintas y que cada una tiene que defenderse por sí misma. Estoy de acuerdo, pero también es cierto que si te atreves a adaptar una obra a otro lenguaje, has de saber que quedas expuesto a las comparaciones y que éstas sólo son odiosas para el que sale perdedor.
Hoy volvemos a repetir aquello que hicimos con ‘Juego de Tronos’, pero partiendo de la otra adaptación que se ha convertido en sorprendente éxito de la temporada pasada, ‘The Walking Dead’. Cuando empezó a producirse, el cómic de Robert Kirkman superaba ya los 70 números, por lo que había mucho material para elegir y para decidir si ser fiel o ser arriesgadamente distinta.
La estancia en el CDC y el origen de los zombis en ‘The Walking Dead’
El añadido más polémico de ‘The Walking Dead’ en su paso por televisión es la llegada al CDC. El cambio de tono es radical con respecto al cómic, donde no se introduce nada científico al respecto de los zombies hasta mucho tiempo después de empezada la serie. De hecho, tienen que pasar 60 números, 60 meses, para que la ciencia se entrometa en una serie de supervivencia y, sobre todo, de desecanto con los seres humanos que han escapado del apocalipsis zombie.
En televisión, el CDC aparece demasiado rápido. Y, de pronto, desaparece la tensión por un mundo lleno de muertos vivientes en los que el horror espera a la vuelta de cada esquina o cada vez que cierras los ojos. Lo más curioso del caso es que la trama del cómic ofrecía una alternativa a la opción de “tenemos que descansar en algún sitio, no podemos ser nómadas” sin necesidad de entrar en un supercomplejo cientifíco-militar: Wiltshire States, una urbanización para ricos, vallada y protegida por muros altos, que aparentemente ofrece la seguridad que los supervivientes necesitaban.
Lo peor de los episodios en el CDC, que marcan también el punto más bajo de la serie, es lo rápido que se desenmascaran misterios que deberían importar muy poco. En serio, el mundo se ha ido al garete, ¿qué más da por qué ha ocurrido? Se trata de vivir un día más, no de ser superhéroes o detectives en busca de la salvación del mundo. Pero si querías que tuviera más importancia, ¿por qué matar la subtrama tan rápidamente?
El personaje de Shane
El antiguo amigo de Rick sufre una considerable transformación en su paso al guión televisivo. Aunque serie y cómic parten de un mismo punto, llegan a diferentes conclusiones. En la idea original, Shane es alguien realmente atraído por Lori, que cree que su mejor amigo ha muerto y que ha estado apoyándola. El shock de descubrir que Rick vive y todo lo que había logrado va a desaparecer está mucho mejor explicado. De hecho, es más fácil sentir compasión que odio por Shane, pese a que no deja de ser el villano de esos primeros números.
En la serie, Shane se transforma muy rápidamente en un psicópata que estás deseando que alguien se cargue. Es un retrato mucho más plano, menos hábil en los guiones y que hace menos impactante el repentino ataque sexual a Lori.
Los primeros encuentros con los muertos vivientes
Si hasta ahora habíamos visto dos decisiones poco acertadas de la adaptación, es cierto que la serie televisiva de ‘The Walking Dead’ también tiene puntos muy brillantes. En concreto, toda la narración del comienzo de la “aventura” y los primeros encuentros con los zombies son magníficos. En viñetas, Rick hace caso omiso de un cartel que indica “No abrir, muertos dentro” y se encuentra una cafetería llena. En televisión, todo va más pausado y mejor diseñado: tardamos más en ver la primera reacción de horror, pero a cambio hemos comenzado la serie con la impactante imagen del disparo en la cabeza de la niña. Hay precisamente más tensión porque ya sabemos que la inocencia está muerta.
‘The Walking Dead’ y Atlanta
La ciudad de Atlanta es eje central de la serie televisiva y, en menor medida, del comienzo del cómic. Y aquí los añadidos que hace la adaptación son irregulares, algunos muy buenos y otros totalmente prescindibles.
En el apartado positivo, tenemos toda la secuencia de la llegada de Rick a la ciudad. El cómic es mucho más esquemático y menos espectacular: los zombies tiran a Rick, éste trata de escapar a pie y Glenn le agarra y le lleva a un callejón seguro. Por contra, la obra televisiva añade momentos de tensión y espectacularidad: la entrada en el tanque, por ejemplo, o cuando Rick decide oler a muerto viviente.
Por contra: Atlanta, a ratos, parece una ciudad de lo más tranquila, pese a estar infectada de zombies. En los cómics, los personajes no se encuentran allí más supervivientes (no, no está la trama de la abuelita) y la sensación de soledad se acentúa.
Morgan y su esposa
Hay algo que se repite mucho en ‘The Walking Dead’ cómic: olvida a los muertos, céntrate en los vivos. Y gran parte del subtexto del cómic se centra en esa frase y en cómo es posible o no llevarla a cabo cuando los muertos son más y, en apariencia, más peligroso. La serie introduce este tema en su trama con la aparición de Morgan y el conflicto respecto a su mujer. En un conjunto de escenas muy brillantes, añaden un personaje que no existió en la obra original pero que la mejora.
¿Es una traición o una adaptación?
En general, las decisiones que ha tomada la adaptación televisiva respecto a la obra original parecen ir encaminadas a buscar rápidamente más personajes en pantalla, a tener más acción y a transmitir menos desolación. Curioso, sobre todo, si se observa el ritmo y el tono de los dos primeros episodios, especialmente del piloto, y se compara con lo que se decidió después.
Personalmente, creo que algunas de esas decisiones de adaptación funcionan muy bien, incluso por encima de las ideas de Robert Kirkman para el cómic. Otras funcionan menos bien y van buscando un terreno en el que la obra escrita nunca se aventuró. Y de ahí nace el último episodio de la primera temporada, que es el que realmente decide apartarse del todo de la serie original y, en mi opinión, es el primero prescindible de verdad.
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