'The Walking Dead' ha cerrado su tercera temporada tras concluir la segunda ronda de capítulos que han dado la continuación a las tramas después de su parón de diciembre. Si de algo sirvieron los primeros episodios de la temporada fue para demostrar el cóctel de sensaciones que 'The Walking Dead' era capaz de ofrecernos, vía que ha mantenido la expectación que ha tenido la ficción desde sus inicios. Ahora toca hacer balance de esta temporada en su totalidad, a través de la cual hemos asistido a una serie de capítulos que han conseguido destacar pese a que han mostrado una tónica bien diferente entre ellos.
Las sensaciones al final de la temporada son buenas, pese a que imagino que habrá quienes hayan quedado descontentos una vez más por las grandes diferencias que la serie ha marcado con el cómic, por algunas decisiones que los guionistas han tomado o por la falta de acción zombie en algunos episodios. Esta última queja debería ser la menos importante a estas alturas, sobre todo porque esta falta de acción no ha derivado a los monótonos capítulos de la segunda temporada. En esta ocasión, la serie ha conseguido mostrar con acierto la manera en la que algunos de sus protagonistas comenzaban a perder parte de su compasión, lo que les haría convertirse en los verdaderos "muertos vivientes" a los que hace referencia el título de la serie. Un doble sentido con el que imagino que seguirán jugando en el futuro.
Así, lo más destacable de este último tramo ha sido comprobar las consecuencias que vivir en ese apocalipsis zombie estaba teniendo en algunos personajes de 'The Walking Dead', que han llegado a perder ese grado de sensibilidad hacia aquellos que no pertenecían a su mismo grupo. Así lo pudimos observar en el capítulo en el que Rick, su hijo y Michonne ni siquiera se detenían ante quien les pedía ayuda en la carretera, alguien que encontraron muerto más tarde y pudieron saquear a su antojo, en uno de los mejores episodios que hemos visto este año. Este hecho ha sido el más representativo de la figura en la que se estaban convirtiendo estos personajes, al mismo tiempo que Rick seguía viendo a Lori en su imaginación, quizá para recordarle que, aunque lo había olvidado, seguía siendo humano.
La cuestión ha estado bien llevada a lo largo de la temporada, que ha terminado con un paso hacia atrás después de que Rick y compañía decidieran acoger en la prisión a los supervivientes de Woodbury. Imaginamos que la serie dará muchas vueltas sobre esta idea de aquí en adelante, pero la tercera temporada de 'The Walking Dead' ha decidido despedirse con un final esperanzador, pese a que no ha sido la season finale frenética que muchos esperábamos tras comprobar hacia dónde se estaban dirigiendo los últimos capítulos de la temporada. Aún así, ha sido un buen capítulo de cierre, que ha dejado algunos momentos memorables pero que no ha conseguido entusiasmarnos por lo que está por venir como sí consiguió el final de la temporada pasada.
O matas o mueres
En el mundo en el que les ha tocado vivir o matas o mueres. O mueres y matas. Así definía el Gobernador el escenario de 'The Walking Dead' en el último capítulo de la temporada, una frase para entender un poco más a su personaje, que contrasta con la actitud que Rick ha terminado adoptando. La figura del Gobernador ha seguido girando sobre sí misma en esta segunda parte de episodios, volviéndose más psicópata por capítulo hasta llegar a su desenmascaración final, donde ha sido capaz de asesinar a sangre fría a los suyos cuando no han querido seguir sus órdenes. Esperábamos algo más de su presencia en el final de temporada, quizá un nuevo enfrentamiento con Michonne o un encuentro con Rick más violento del que ya tuvieron, aunque imaginamos que será un personaje que aparecerá en el futuro dispuesto a cobrarse su venganza.
Tal como ocurre en el cómic, la ficción se ha visto beneficiada con la aparición de un personaje como el Gobernador, que aparece como esa malévola figura en la que es capaz de convertirse una persona con cierto grado de poder en un mundo asediado por zombies. Es solo una de las respuestas a ese apocalipsis, pero no la única. La tercera temporada de la serie también ha querido enseñarnos otras caras, como la que ha vivido Morgan desde que se alejó de Rick en el primer episodio de la ficción. Ha sido estimulante comprobar cómo ha evolucionado su personaje como otra de las respuestas a ese mundo, en este caso la de alguien sumida en una profunda locura pero demasiado débil como para terminar con su vida aún deseándolo.
De cara a los próximos capítulos será interesante observar cómo evoluciona Carl, el niño que tuvo que disparar a su madre para que no se convirtiera en zombie. El final de la tercera temporada nos deja con la incertidumbre sobre cómo será su presencia en el grupo en los próximos episodios, quizá divagando también entre el lado más frío que ya ha demostrado o la compasión que debería sentir hacia los demás, en un mundo desconfiado en el que cada acción tiene su consecuencia. Hasta ahora su evolución ha sido la más rica que nos ha dejado la serie y su personaje ha conseguido focalizar gran parte de la atención, ya que después de esta temporada nadie le volverá a ver como un simple niño.
Hermanos y hermanas
Quizá por casualidad o quizá con intención (me inclino más hacia lo segundo) con la tercera temporada de 'The Walking Dead' los seguidores de la serie han visto como los personajes más odiados (que los había) comenzaban a desaparecer. Tengo que decir que ninguna de las grandes muertes me ha provocado la lástima que se le presupone, ni siquiera la de Andrea, que fallecía en el último capítulo después de haber sido incapaz de llevar a la práctica eso que decía el Gobernador de "o matas o mueres". Solo lamento de Andrea que no logre convertirse en el personaje que sí era en el cómic, pero 'The Walking Dead' ya ha dejado claro que pretende alejarse de la obra en papel para explorar argumentos por sí misma.
En cierto modo, Andrea quedó condenada cuando llegó a Woodbury y se fió de la palabra del Gobernador, situándose en medio de un conflicto que no sería capaz de solucionarse (no si al menos queríamos ahondar en ese conflicto). Ahí empezó el final de Andrea, que la llevó a estar encadenada a esa silla después de una persecución y encadenamiento llenos de tensión. Para mí, su escena ante un Milton esperando ser convertido en zombie ha sido lo mejor de la season finale, que nos ha dado ese momento de angustia con el que todos esperamos encontrarnos cuando nos disponemos a ver un episodio de 'The Walking Dead'.
Andrea murió en brazos de Michonne, en una escena en la que hemos podido observar una pizca de debilidad de esta última. Sin duda, Michonne ha sido el personaje revelación de la temporada, que ha conseguido destacar a partir de una personalidad fría, reservada y dura. Su personaje ya tenía ingredientes para ganarse la complicidad de la audiencia y su presencia en la pequeña pantalla la han llevado a convertirse en uno de esos pilares esenciales que definen una serie, alzándose por encima de muchos otros.
La temporada también ha estado marcada por la presencia de Merle, un personaje cuya vuelta levantó bastante expectación y que llegó a su punto máximo con la escena con la que 'The Walking Dead' dio comienzo al parón entre temporadas. Lo cierto es que su aparición, ya en el grupo de la prisión, le restaba protagonismo a Daryl, por lo que quizá también nos encontrábamos ante una de las muertes inevitables, sobre todo si queríamos ver a Daryl como la pieza crucial que era en el grupo de supervivientes. Merle no podría encontrar su hueco en el grupo de la prisión, una sombra demasiado pesada como para que Daryl continuara con su correspondiente evolución.
Con estas desapariciones parece que sus guionistas deciden deshacerse de aquellos personajes cuando ya han ofrecido todo lo que podían dar, sin olvidarse de aquellos redshirts para ofrecer alguna que otra muerte demandada. Lo más destacado de esta temporada ha sido la confirmación de que el espectador no sabe lo que va a encontrarse con cada nuevo episodio, ni siquiera el tono que va a seguir, ya que la serie ha continuado moviéndose entre esa mezcla de capítulos tan diferentes que levanta pasiones y odios a partes iguales, aunque en esta ocasión el conjunto final ha dejado mejores sensaciones que lo visto en el pasado.
Diferencias definitivas con el cómic
Nos advirtieron que la tercera temporada de 'The Walking Dead' se alejaría aún más con lo que hemos podido ver en el cómic y así ha sido. Quienes lo hayamos leído (yo me aventuré tras el final de la segunda temporada), sabemos que la ficción ha suavizado algunas de sus escenas y ha cambiado el destino de algunos personajes, encaminándose hacia un futuro diferente. Tengo que reconocer que sigo esperando algunas de las escenas vividas en el cómic, pero incluso este hecho podría ser perdonado si la serie continúa combinando los momentos reflexivos con el peligro derivado de la amenaza zombie y a partir de ahora también humana (el Gobernador anda suelto). Todo ello en una serie que se mantiene a la altura de la expectación que ha generado desde sus inicios en la pequeña pantalla.
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