Se lo han tomado a pecho. En AMC han decidido recuperar la fe de los millones de fieles que migraron ante su estrategia de estirado y relleno de la temporada siete. Llevamos dos episodios en la octava temporada de ‘The Walking Dead’ y ha sido pura acción. Alguna pausa para respirar, pero en su mayor parte es gente disparando ametralladoras y un ataque frontal de los de Rick a los salvadores.
Las buenas noticias es que la acción está bien planificada, es emocionante y sigue códigos de cine bélico (porque estamos en guerra). Coches blindados de metal para encerrar personas, emboscadas, y pura adrenalina organizada. Para muchos el gran problema es que si esto va de humanos pegándose, ¿Qué pintan los zombies? Pues se hace un uso de ellos de la mejor manera posible: recordando lo efectivos que pueden ser como arma de asedio y trampa mortal. Los muertos forman parte de la estrategia.
El zombie es el arma
Aquí es dónde la serie hace honor a su origen romeriano, cuando trata a sus muertos como ganado, como piezas del puzzle que se pueden engañar. Una de las set-pieces principales en el episodio es el enfrentamiento entre el equipo que Dwight, escondido en una especie de puesto de mantenimiento de armas, contra Aaron y su compañía que asaltan para provocar otra gran batalla armada con un truco bajo la manga que da ganas de aplaudir.
La decisión de no asaltar el complejo, sino esperar y asegurarse de que nadie salga de allí es brillante. El guion de Matthew Negrete y Channing Powell parecen haber pensado mucho las posibilidades del uso de los zombies. Los salvadores los tienen en una especie de foso en un complejo, y Morgan sabe qué hacer para que le sirvan como señuelo. Por supuesto los maquillajes son tan elaborados y cuidados como siempre. Nicotero es una bomba creativa.
Intercalados entre la violencia caótica, tenemos algunas escenas con Rick y Daryl haciendo una búsqueda habitación por habitación de armas y Tara, Jesus y Morgan haciendo barrido en otra fortaleza de los salvadores. ’The Damned’ es deliberadamente confuso. Hay montajes de primeros planos de caras y ojos, humo y personas que parecen preocupadas, y la acción llega casi de inmediato. El espectador debe analizar quién hace qué y para qué.
Juegos de confianza
Es una narrativa que permite ir construyendo las piezas mientras ocurren varias cosas. Quizá el único problema es la confusión con las ubicaciones, la lejanía de unas con otras y dónde quedan en el mapa de la tierra de Negan. Se dan pistas cuando se intenta evitar que un salvador vuelva al complejo al "norte" para advertir a los demás sobre el ataque. Mientras tanto Ezekiel y Carol tienen una misión extravagante alentada por su majestad, lo cual crea una tensión entre los dos personajes bastante divertida.
El otro gran dilema del episodio, la venganza de Tara, crea un conflicto con Jesus que parece el inicio de un tema más amplio con lo que puede lidiar esta temporada. La redención y las segundas oportunidades, prisioneros y misericordia. Lo cual conecta con el Morgan sanguinario desatado, que ahora sí, lo convierte en el personaje que esperábamos. Una especie de Castigador que no disfruta de lo que tiene que hacer frente a un Jesus abierto a dar la mano a los capturados.
Amigos y enemigos otra vez, el juego de confianza es más peligroso que nunca. La salvación por piedad puede suponer la muerte, y los miembros del propio equipo, visto lo que pasó con Eugene, pueden resultar un cepo. El final del episodio es un cliffhanger que incluye una sorpresa para los muy seguidores de la serie, con la aparición inesperada de un miembro del campamento de Atlanta que nadie esperaba. Más que un regreso buscando el fan service es tan solo un recordatorio de ese juego de alianzas y traiciones de esta temporada va a ir muy en serio.
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