La esperábamos con ganas y no ha defraudado. Desde que supimos que AMC adaptaría para televisión la novela de Dan Simmons 'The Terror', hemos estado expectantes por saber cada detalle de la que podía ser una de las series de la temporada. Efectivamente, la producción de Ridley Scott se ha coronado como una de las series imprescindibles de 2018 y ya sabemos que tendrá segunda temporada.
Sus diez capítulos transportan a una historia llena de horror y belleza. El paisaje helado es el marco incomparable en el que sucede una trama de desolación, de ésas que ponen a prueba la dureza de los hombres. Una bella fotografía, una atmósfera gótica y mucho oficio. Seriedad, formalidad y pocos momentos de esparcimiento.
Después de haber disfrutado de esta miniserie creada por David Kajganich, es hora de indagar un poco en los hechos reales que narra esta peripecia. ¿Hasta qué punto todo lo que vemos en la serie sucedió en realidad?
La historia real de la expedición
Los hechos nos llevan hasta 1845, cuando, desde Inglaterra, partió una expedición de dos buques con una misión muy clara: encontrar un paso por el Noroeste que comunicara los océanos Atlántico y Pacífico. En este viaje al Ártico había 129 tripulantes que ocuparon dos barcos que son tan protagonistas de la propia expedición como los propios hombres. Estos eran el HMS Terror y el HMS Erebus.
La búsqueda de nuevas rutas hacia las indias ha marcado muchos de los viajes y expediciones del ser humano en el mar, siendo una de las más importantes, lo sabemos muy bien, la que llevó a Colón al "descubrimiento" de América en 1492. La lucha por ser los primeros en trazar nuevas rutas impulsó a los ingleses a aventurarse más y más al norte del continente.
En 1804, el naturista John Barrow es nombrado Segundo Secretario del Almirantazgo en Inglaterra. Su objetivo es impulsar una serie de expediciones a través de la Royal Navy que le lleven a descifrar los misterios de la geografía ártica y a encontrar un paso en el norte. John Ross, David Buchan o William Edward Parry fueron algunos de los exploradores encargados de cada misión.
Finalmente, en 1845, el espacio de tierra (o quizá habríamos de decir hielo) por documentar había quedado reducido a unos 200.000 km2. John Franklin fue el capitán encargado de una misión que debería llevarle a visitar esa área por explorar y a recabar un conocimiento tal que le permitiera cumplir definitivamente con ese paso hacía el Pacífico desde el Atlántico.
Como se nos relata en la serie, Franklin no fue la primera opción escogida por Barrow para tripular la misión. Sino que su elección se debió a la negativa de otros candidatos como William Edward Parry o James Clark Ross. Seguramente, Barrow confiaba mucho en la capacidad de los barcos destinados a la misión, pues ya tenían experiencia en el hielo por sus pasados viajes a la Antártida.
La última tecnología de la época
Los ingleses creían en esta expedición, pues tanto el Terror como el Erebus eran barcos que contaban con la última tecnología. Disponían de refuerzos de vigas arqueadas y placas de hierro y sus hélices estaban especialmente reforzadas para soportar los embistes del hielo. Con unos motores que permitían una navegación más rápida, los navíos estaban equipados con calefacción interna, una biblioteca con más de 1.000 libros y provisiones para tres años.
Y aquí vino de unos de los problemas que desembocó en la tragedia ya conocida. El suministro de comida se encargó a Stephen Goldner, un proveedor que utilizó plomo para sellar el moderno sistema de enlatado para conservar los alimentos. Ese plomo se convertiría en uno de los peores enemigos de la supervivencia de la tripulación.
Viaje al horror
Todo lo que sucedió después se ha tratado de recomponer por la historia, unos hechos que quedaron sepultados por el misterio helado y que muchos años después han seguido en el punto de mira de investigadores y navegantes, con el fin de poder confeccionar todas las partes del puzzle.
La historia real imprime muchos pasos de la trama. Parece claro que los barcos quedaron atrapados en el hielo en el Estrecho de Victoria en septiembre de 1846, cerca de la isla del Rey Guillermo. Los marineros esperaban un deshielo que nunca se produzco y que hizo imposible un nuevo uso de los barcos.
El capitán Franklin falleció el 11 de junio de 1847. Después de dos inviernos viviendo en los barcos y a la espera de buenas nuevas que nunca llegaban, el 26 de abril de 1848, los supervivientes de la expedición decidieron adentrarse en la tierra y encontrar su salvación mediante una caminata que les llevara a la civilización. Pero ninguno sobrevivió... ¿o sí?
El frío, el hambre, la neumonía, la tuberculosis, el escorbuto y por supuesto, la inestabilidad emocional y mental fueron causantes del trágico final para la tripulación. Como hemos comentado más arriba, a pesar de que los barcos contaban con reservas para tres años, pronto se descubrió que el plomo con el que se habían sellado las latas estaba produciendo un inexorable envenenamiento en los hombres, así como las conducciones del agua potable con las que contaban los barcos, también soldadas con este material.
150 años después de los hechos y después de muchas investigaciones, se considera a la enfermedad de Addison con la verdadera culpable de la mayoría de las defunciones, un problema generado por el desarrollo de la tuberculosis. Los restos de los barcos no se hallaron hasta 2014 y 2016 (a pesar de las numerosas expediciones enviadas) y sus descubrimientos propiciaron nuevos datos y pruebas que han llevado a estas conclusiones.
A lo largo de todos estos años esos descubrimientos pasaron por ejemplo por la certidumbre de que entre los supervivientes se practicó el canibalismo. Los relatos de los inuits, el pueblo esquimal que poblaba la zona también fue muy relevante. Hablaron de sus encuentros con los hombres y de cómo éstos les habían incluso regalado objetos personales.
Las personas en las que se basan los personajes de 'The Terror'
La historia de estos barcos es tan dramática que no sorprende que una gran cadena estadounidense se haya fijado en ella para trasladarla a la pequeña pantalla. Lo que tampoco podemos dejar de preguntarnos es ¿son reales los personajes que nos plantea el relato?
Uno de los protagonistas destacados es el capitán de la expedición. John Franklin es interpretado en 'The Terror' por el polifacético Ciarán Hinds. La historia de su vida nos cuenta que en una expedición muy dura en 1819 en el noroeste de Canadá, se ganó el apodo de "el hombre que se comió sus botas", explicaciones no son precisas. Se trata de un personaje muy importante porque toma algunas decisiones determinantes para el devenir de la trama.
Se consideraba a sí mismo un amante de la civilización, capaz de conquistar terreno salvaje. En la travesía, llevaba lujosas cuberterías y vajillas, algo que también protagoniza algunos de esos impactantes momentos de la serie, en los que las terribles condiciones de la tripulación contrastan con el uso de este tipo de utensilios y el ceremonial que comportan.
Seguramente, uno de nuestros personajes preferidos sea Francis Crozier a quien da vida en la serie de AMC el actor Jared Harris. Crozier era un oficial de temperamento con una gran experiencia en los viajes a zonas de hielo y temperaturas extremas. Había acompañado a Ross en su expedición de cuatro años por la Antártida, precisamente con las naves Terror y Erebus. En la serie se juega con una terrible bajada a los infiernos del personaje, acuciado por el alcoholismo.
A pesar de todo, Crozier vive una redención y es el único de los personajes que para la ficción habría logrado sobrevivir a la tragedia. Quizá este último punto estuvo impulsado por la narración de algunos inuit que aseguraron haberlo visto cerca del lago Baker. En esta zona también se descubrió, años después, una construcción de piedras que no sería habitual de la cultura esquimal y que, por tanto, podría haber sido construida por un occidental, ¿el propio Crozier?
James Fitzjames, interpretado por Tobias Menzies, es otro de los grandes protagonistas de la historia. Un hombre que sabe estar en su sitio, que al principio nos puede parecer taimado o que oculta una doble intención pero que después se rebela como uno de los grandes apoyos para la tripulación.
En una de las secuencias más emotivas, cuando los hombres ya han abandonado sus barcos y esperan encontrar su salvación caminando durante miles kilómetros, Fitzjames le revela a Crozier una serie de inseguridades y problemas que siempre le han afectado. Unos dudosos orígenes y una búsqueda del reconocimiento social a través de las relaciones y no tanto del trabajo o el esfuerzo le hacen sentirse inferior. En la vida real, los orígenes de Fitzjames son ilegítimos y nunca se habría querido hablar de quien fue su padre, un nombre que hoy en día se asocia con James Gambier.
Como veis, una historia muy interesante, plagada de elementos sobre los que profundizar. De esos que nos gustan a los seriéfilos. Y es que, si una gran serie incluye un elemento histórico sobre el que echar raíces, parece que se convierte en un poquito más grande.
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