'The Strain' ha sido una de esas nuevas series que las cadenas nos traen en un verano que cada vez resulta más que competitivo para las empresas americanas. El estío ha dejado de significar meses sin una buena serie que llevarnos a la boca, y los canales saben que siempre hay seriéfilos hambrientos de emocionantes historias, y el género de la ciencia ficción puede resultar muy rentable. Eso sí, resulta necesario contar con un argumento sólido y que dé confianza. Parece que una trilogía de novelas como la que Guillermo del Toro desarrolló junto a Chuck Hogan, puede ser la materia prima ideal para elaborara una serie que cuente con una ventaja: la historia ya está sobre papel y no va a poder desbordarse hacia cauces ilógicos, de ésos que estiran como chicle gastado aquella premisa que tanto nos gustó.
Vampiros y ciencia
Una cosa que me ha parecido estupenda de la serie es el intento de darle una pátina de realidad y ciencia a una historia tan fantasiosa como puede ser una que esté protagonizada por una raza vampírica que trata de dominar el mundo. Todo comienza con las investigaciones por parte de dos expertos de una plaga, un virus que es contagiado de una forma alarmante, y resulta mortal a marchas forzadas.
Las explicaciones de las mutaciones, de la generación de los órganos (esa trompeta a lo oso hormiguero tan espeluznante), el porqué del rechazo a la plata, las autopsias y análisis... suponían un esfuerzo por parte de los autores de dar verosimilitud a un hecho tan complejo como es el que sustenta que el ser humano cambie su naturaleza tan abruptamente.
Poco a poco, eso sí, la parte más de ciencia ficción ha ganado peso, y en el momento en que el Amo ha comenzado a tener mayor presencia en pantalla, con su bagaje y los flashbacks que contaban su historia, todos hemos caído de lleno en la leyenda y la magia y hemos dejado apartado ese intento por contar algo que no sólo se enmarque en el género fantástico. Por cierto, qué poco lograda me ha parecido la caracterización del Amo, que, para mí, pasó de ser un gran antagonista enmascarado a una especie de señorona venida a menos que ponía los pelos de punta por otros motivos.
Los quince últimos minutos
'The Strain' me ha dejado una sensación muy agridulce, pues si bien ha tenido momentos en los que me he sentido verdaderamente atrapada, también he de reconocer que algunas secuencias se me han hecho largas y me han resultado anticlimáticas completamente. La premisa es tan potente y atractiva que, como espectadora, necesitaba que se ahondara en ese tipo de enigmas y no en los problemas personales de los personajes, tiras y aflojas seudo-amorosos incluídos. Que el final de temporada se reserve a reencontrarnos con la esposa de Eph, con un desarrollo que no lleva a ningún tipo de resolución me ha decepcionado un poquito, por no hablar de ese alcoholismo que está jugado un poco a conveniencia.
En general, podría decir que en 'The Strain' funcionan de maravilla los quince últimos minutos de cada capítulo, que suelen lanzar la historia con mucho interés y tensión. Gran parte del desarrollo previo... se perdía mucho en lugares ya visitados por unos espectadores que adoramos el género y que hemos sido cómplices de demasiadas historias de este tipo como para dejarnos atrapar por secuencias que, simplemente, retienen la acción.
Ciencia ficción y coherencia
Para mí, los personajes han sido un problema para la serie. Nunca me han resultado realistas ni humanos, sino, más bien, estereotipos que me recordaban a sujetos ya vistos en otras historias de ficción. Y ello, a pesar de las larguísimas secuencias que pretendían mostrarnos lo emocionales y llenos de sentimientos que estaban.
Otra cosita que me ha chirriado bastante de la serie es el contexto general en el que se inscribe la trama: una Manhattan asolada por una plaga y desconectada, sin teléfonos, Internet ni comunicación con el exterior. ¿Puede a alguien parecerle verosímil que el resto del mundo pierda el contacto con el gran núcleo que es Nueva York y nadie reaccione al respecto? Es como el tema de la expansión vampírica: tan pronto teníamos secuencias en las que el terror campaba a sus anchas por las calles, como veíamos otras en las que los ciudadanos parecían no darse cuenta de nada.
En fin, demasiados momentos en los que no puedes evitar exclamar "pero, ¿por qué no aprovechas para rematarlo?". Tal vez, es que 'The Strain' es solamente eso, un pasatiempo de ciencia ficción en la que la mística que rodea al monstruo es tan poderosa que se puede permitir algunas incoherencias que muchos perdonarán. Por mi parte, tengo curiosidad por ver a dónde se dirige la trama, y eso (de momento) puede a las demás reservas.
En ¡Vaya Tele! | FX renueva ‘The Strain’ por una segunda temporada
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