Una de las comedias más infravaloradas de la actualidad es, sin lugar a dudas, ‘The Office‘, una una serie que ha aguantado seis temporadas en antena a base de historias que ocurren en una oficina. Su humor característico, su estilo de filmación y sus situaciones absurdas maravillan a cualquiera que le da una pequeña oportunidad.
Y digo una pequeña oportunidad porque lamentablemente, ‘The Office’ es una de esas series a las que te tienes que acostumbrar, ya que su sentido de lo absurdo es un poco complicado de comprender y de que te haga gracia ya que al final, es lo que importa en una sitcom como esta.
Gracias a sus aceptables datos de audiencia, y a que la NBC está de capa caída, ‘The Office‘ volvió hace unas semanas con su sexta temporada, y tengo que decir que lo ha hecho mejor que nunca. Siempre se dicen que las series tienen que tener una evolución, tanto en la historia como en sus personajes, y pese a que en ‘The Office‘ la mayoría de personajes se han quedado genialmente estancados, la historia si que ha tenido una evolución y, en mi opinión, para mejor.
Desde la primera temporada hemos estado esperando que Jim y Pam se casaran y muchos pensábamos que cuando ocurriera la serie dejaría de tener algo de interés pero no ha sido así, ya que el capítulo de la boda ha sido para mí, uno de los mejores capítulos de ‘The Office’. Nunca una canción de Chris Brown había expresado tantas cosas, desde carcajadas con el baile de la gente de la oficina hasta emoción con la boda paralela en las cataratas de Jim y Pam.
Mucha gente se pregunta por dónde va a tirar ahora la serie, pero viendo como los guionistas han salvado situaciones tan extremas como la destitución de la empresa de su principal protagonista (Michael), tengo tal confianza ciega en los guionistas que sé perfectamente que esta temporada me va a continuar divirtiendo como siempre. ¿Y el futuro? Pues eso habrá que analizarlo, ya que la serie con una séptima temporada podría mostrar síntomas de cansancio pero bueno, eso mismo decíamos de la sexta y aquí estamos.
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