Pocas comedias existen tan ignoradas como ‘The Middle‘. Todas las series de la noche de los miércoles en ABC tienen su reconocimiento, tanto las antiguas (‘Cougar Town’ tiene a toda una masa de fans detrás) como las nuevas. ‘Happy Endings’ es cada vez más conocida por el público, ‘Suburgatory’ fue muy bienvenida por la crítica cuando se estrenó en otoño, y no tengo que decir nada de ‘Modern Family’, ¿verdad? Pues con todo y con eso, sigo sin entender cómo tres años después ‘The Middle’ sigue siendo una serie tan ninguneada.
Se ha mantenido regularmente como la oferta de la ABC en el prime time más temprano de los miércoles, ofreciendo una dosis de humor “familiar” (la palabrita de marras) que agrada a todo el mundo. Sus datos de audiencia no destacan y tampoco son un desastre, suficientes para mantenerla en antena durante todo este tiempo, y probablemente la tengamos durante varios años más. Pero esa ignorancia por parte de la crítica y de la audiencia (me refiero a la audiencia que luego comenta el episodio, en términos netos está bastante bien servida) no hace ninguna justicia a su grandeza.
En ‘The Middle‘ ocurre algo curioso, y es que mientras en la mayoría de comedias los niños son repelentes y lastran la calidad de una serie, aquí son precisamente el pilar donde se asientan. Sue, Axl y Brick les dan tres mil vueltas a los padres en el terreno de la comedia, y es el particular carácter de cada uno de ellos lo que nos hace pegarnos al asiento los 20 minutos que dura cada capítulo. Cualquier grito de Sue referente a Justin Bieber o cualquier parida de Brick respecto a su educación hace más gracia que el 60% de comedias emitidas actualmente.
Patricia Heaton, como madre y matriarca, es la encargada de narrar cada capítulo, mientras que Neil Flynn da vida al padre algo despreocupado, probablemente el elemento más prescindible de la serie. Y la serie alcanza sus máximas cotas cuando todos interactuan a la vez a un ritmo rapidísimo, un tipo de escena que nos están regalando más que nunca esta temporada. La conversación en el coche de hace unas semanas cuando les paró el oficial de Policía, o la escena del último capítulo emitido en el salón mientras compraban las entradas para el concierto de Justin Bieber dan sentido y justifican nuestro amor por una serie vilmente ignorada.
No pido un Emmy, ni siquiera una nominación (aunque a Patricia Heaton ya le va tocando), sólo una oportunidad por vuestra parte. No es necesario que empecéis por la primera temporada, cualquier capítulo de la serie os vale para apreciar su grandeza; y si queréis un buen ejemplo, el 3×16 (el penúltimo emitido hasta ahora) recoge en su mayoría la esencia de ‘The Middle’. Os gustará.
En ¡Vaya Tele! | ‘The Middle’ sigue ganando con el paso del tiempo