Malditas segundas temporadas. Son la perdición para las series basadas en un high concept, por muy interesantes que resulten. 'The Man in the High Castle' es una de esas series cuya premisa, ambientación, precede a la trama en sí: una Estados Unidos alternativa en la que el Eje hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial. Basada en el libro homónimo de Philip K. Dick, Amazon ha producido dos temporadas, la segunda de las cuales se estrenó hace unas semanas en España.
Si hay algo que es importante tener en cuenta siempre es que por muy apasionante que sea el concepto de ucronía e historia alternativa, no se puede descuidar ni el argumento ni los temas que subyacen del subgénero. De hecho dentro del sub-subgénero "los nazis y japoneses dominan el mundo" últimamente he tenido la decepción de 'SS-GB' y la gran alegría de 'Estados Unidos de Japón'.
'The Man in the High Castle' firmó una buena primera temporada, en la que ya nos mostraba sus cartas principales: un retrato de la Estados Unidos divididos entre nazis y nipones en los que a la trama de resistencia, falsas diplomacias y la contraposición entre la "filosofía" oriental, la superioridad aria y el cabizbajismo del pueblo subyugado según cayeran de un lado u otro de la frontera, se le añadían buenos temas y subtextos interesantes.
Con la segunda temporada, de diez episodios, el equipo de guionistas decide mantener lo sembrado por Frank Spotnitz tras su marcha. ¿Sabéis de esas tiendas de barrio de toda la vida que parece que no han recibido material nuevo desde la semana después de abrir y se va quedando poco a poco sin inventario?, ¿esa tienda cuyo tendero, el hijo del dueño, te despacha con diligencia pero mirando de reojo la hora? Pues más o menos así es lo último de 'The Man in the High Castle'.
El problema viene de que parece planteada no como una temporada en sí, sino como si fuera la segunda parte de la primera temporada. Así, prácticamente el inicio de temporada sea un erial sin mucho interés en el que lo único realmente interesante ha sido el "viaje" de Tagomi (Cary-Hiroyuki Tagawa) al "mundo alternativo" y el siempre relevante sino de John Smith (Rufus Sewell). Tanto es así que hecho con la supuesta protagonista, Juliana (Alexa Davalos), no han sabido qué hacer durante estos diez episodios.
Así que, por muchos fuegos artificiales que hubiera en el último tramo de temporada, este segundo año de 'The Man in the High Castle' ha sido en el que la serie se ha estancado en aguas poco profundas y no parece que los guionistas tuvieran ganas de explorar lo que puede ofrecer un concepto ucrónico como el que trata la serie.
En ¡Vaya Tele! | 'The Man in the High Castle' atrapa con los dilemas morales de los nazis
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