Faltan palabras en el diccionario para definir la segunda temporada de ‘The Good Wife‘: maravillosa, soberbia, épica, fascinante, elegante, grandiosa, magnífica… y probablemente me estoy quedando corto. Con esta introducción habréis adivinado que formo parte de ese grupo que se rinde cada semana a los pies de la mejor ficción en abierto que se emite en Estados Unidos, con diferencia; con tanta diferencia que asusta. Cada capítulo de ‘The Good Wife‘ es un homenaje a la televisión, a la buena televisión y al género de las series de abogados; un placer para los cinco sentidos que rara vez se encuentra uno paseando por las networks.
La serie protagonizada por Alicia Florrick es el ejemplo claro de que una temporada de 24 episodios no tiene por qué contener relleno, como ocurre en el resto. ‘The Good Wife’ se llena cada semana de casos interesantes, actuales y de moda, echando encima un contenido dramático que provoca un nudo en la garganta en muchas ocasiones, pero sin renunciar a ese humor tan especial que la caracteriza. A ello le sumamos un guión cuidado al milímetro y un reparto de actores principales y secundarios de lujo, y tenemos como resultado una obra de arte que debe estar ya en las vitrinas de la historia de la televisión; éxtasis televisivo en estado puro.
El viaje de Alicia hacia el lado oscuro
Me gusta mucho la forma que tiene nuestra compañera Marina Such para definir la transformación que ha tenido Alicia en esta temporada: El viaje hacia el lado oscuro. Al fin y al cabo estamos hablando de “the good wife”, “la buena esposa”, la mujer correcta, sosegada y comedida, dedicada en cuerpo y alma a su familia sin poner una palabra en su boca que pueda perjudicar a su familia o a ella misma. Y así ha sido durante buena parte de la temporada, en la que hemos visto a una Alicia feliz, sonriente (creo recordar que durante la primera temporada no asomó ni una sonrisa verdadera a su rostro) y mucho más suelta.
Evidentemente, la salida de Peter de la cárcel y la recomposición de su familia ha tenido mucho que ver en esto, pero también hay que reconocer que Eli puso las cosas mucho más fáciles borrando ese mensaje de Will que ella nunca llegó a oír. Pero aun a pesar de que la posible relación entre Alicia y Will fue cortada de raíz recién empezada la temporada, en ‘The Good Wife’ no han renunciado a esta parte de la trama, siempre sugiriendo antes que mostrando, como viene siendo frecuente en la serie; y aunque escasos, los momentos en los que se ha tratado este tema han sido para caerse de espaldas.
Para muestra un botón: Las escuchas de Alicia interrumpidas por esa norma de cortar durante 30 segundos cuando la conversación grabada empezara a tratar temas personales o el cruce de miradas en ese magnífico episodio que fue ‘VIP Treatment’ (de los primeros episodios del año, que ya nos auguraba una temporada excepcional) han servido para que los espectadores no perdiéramos nunca el verdadero hilo romántico de la serie. Una relación casi prohibida con muchos intereses por el medio que ha desembocado de forma brillante en los últimos minutos del capítulo final, y que luego comentaremos.
Los problemas de Lockhart & Gardner
Centrándonos en un tema estrictamente profesional, con los casos y la situación de la firma de por medio, ‘The Good Wife’ vuelve a conseguir otra matrícula de honor. Con la llegada de Bond y sus negocios sucios, la situación se complicaba por momentos, con Will en una guerra contra Diane en la que él era una simple marioneta. Los capítulos en los que él se comporta como “agente doble”, estando del lado de Bond pero planeando su expulsión junto a Diane fueron una delicia, que culminaron a lo grande en esa reunión de socios que nos trajo de nuevo al desaparecido Stern. Sin duda, uno de los picos argumentales de la temporada.
La llegada de Bond a la firma significó también la llegada de Blake (Scott Porter, que no veas cómo ha crecido desde ‘Friday Night Lights’) como nuevo investigador de la firma, y su relación con Kalinda parecía que iba a ser la de unos simples competidores por un mismo puesto. Craso error por nuestra parte; Blake (también llamado “Kalindo” entre la comunidad) se convirtió en el Némesis de Kalinda y su llegada puso contra las cuerdas a un personaje que tenía mucho que ocultar de su pasado. Su relación nos la han racionado en pequeñas y fascinantes dosis, como el momento de Kalinda destrozándole el coche o esa lucha de intereses que acabó con ambos en ropa interior en una de las escenas más llamativas del año.
Y tenemos mucho que agradecer a Blake en el avance de la trama de Kalinda: su verdadero nombre (Leela), su pasado como mujer casada y hasta esa chocante revelación hacia el final de la temporada que ponía en peligro la relación de amistad entre Alicia y Kalinda. La revelación de esta parte de la trama nos ha dejado un duelo interpretativo entre ambas que bien podría valer un Emmy, tanto para la una como para la otra, y su resolución, aunque no ha quedado bien clara en el final de la segunda temporada, parece que va por buen camino una vez que Alicia ha empezado a tomar su propio camino sentimental. Veremos.
Los secundarios, el humor y las estrellas invitadas
La incorporación de Eli en la segunda mitad de la primera temporada no me pareció gran cosa; me parecía un personaje accesorio casi metido con calzador para poner alguna cara nueva, pero pronto ha quedado claro que los responsables de la serie tenían grandes planes para él. Su papel en la organización de la campaña electoral de Peter nos ha dejado muchísimos momentos, muchos de ellos “Emmy-Worthy” (la nominación como Mejor actor secundario la doy casi por segura), pero donde yo muero de fascinación es en su relación con Alicia; un continuo toma y daca entre los intereses de Eli para la campaña y su trato suave y condescendiente hacia Alicia para no despertar a la loba que lleva dentro.
Una de las tramas de Eli este año ha tenido como protagonista a America Ferrara que, en su papel de antigua niñera de una de las competidoras de Peter en su campaña por hacerse con la Fiscalía del Distrito, nos ha desvelado a un Eli que mira más allá de su trabajo. America ha sido sólo una de las innumerables caras conocidas que han pasado este año por ‘The Good Wife’, con Michael J. Fox como cabeza de filas (y más que posible Emmy a Mejor actor invitado) pero también con Sarah Silverman, Miranda Cosgrove o la mini-reunión de actores de ‘The Wire’ que tuvo lugar hace unas semanas.
No voy a dejar pasar esta review sin hacer referencia a los grandes momentos cómicos de la temporada, que los ha habido y muy grandes. En general, la famosa risa de Diane (Christine Baranski) o cualquier escena en la que aparezca el hermano de Alicia nos han puesto una sonrisa en la boca, pero ha habido otros momentos casi surrealistas incluídos dentro de alguna escena dramática que llaman mucho la atención. Por ejemplo, la representación de la obra de teatro en el ya mencionado “VIP Treatment” o la cara de haba de Cary viendo al león hablar a través del altavoz del teléfono. Creo que hablo en nombre de todo el mundo al preguntar: ¿Dónde venden ese león y por qué no tengo ya uno en mi casa?
Un final de temporada por todo lo alto
Podremos decir que el final de la segunda temporada de ‘The Good Wife’ ha sido bastante predecible, y no lo voy a negar, pero no por ello deja de ser maravilloso, fascinante, elegante y demás piropos que se os puedan ocurrir (que yo ya estoy escasito). Lo realmente interesante del final no era saber que Alicia y Will iban a terminar juntos, eso lo sabíamos desde hace ya varios capítulos; lo que todos queríamos saber era cómo iban a hacerlo, qué genialidad se habrían sacado de la manga los hermanos Scott (productores ejecutivos de la serie) para enseñarnos esta escena que tanto estábamos deseando ver.
Y lo han hecho de forma magistral. Los tres minutos finales con los que culmina esta excepcional temporada son poesía pura, una sucesión de metáforas que recogen todos los obstáculos que ambos se han ido encontrando en el camino hasta llegar a esa habitación de hotel. “Una hora señor, sólo una hora“, rezaba Will al ver que la tarjeta no funcionaba; y Alicia, con un pequeño giro de muñeca, fue capaz de darles esa hora que tanto se merecen. Era ella la que tenía la llave para comenzar esa relación, y aunque esa reunión en la suite presidencial haya estado influída por los tequilas que ambos se tomaron poco antes, parece que lo de estos dos no ha hecho más que comenzar.
Nos quedan por delante cuatro meses hasta la tercera temporada en los que vamos a hablar, y mucho, sobre ‘The Good Wife’. Quizá no argumentalmente, pero sí dentro de las nominaciones a los Premios Emmy que se anunciarán próximamente y en los que la serie de la CBS será una de las triunfadoras. Tenemos nominaciones aseguradas en prácticamente todas las categorías importantes, y probablemente repitiendo en más de una. Ahora bien, la pregunta del millón es: ¿Será ‘The Good Wife’ la ganadora al Mejor Drama? La ausencia de ‘Breaking Bad’ hará que tengamos un rival menos, pero vencer a ‘Boardwalk Empire’ y a la todopoderosa ‘Mad Men’ se antoja una misión casi imposible; y aun así, creo que es algo que no deberíamos descartar de entrada. Nunca pensé realmente que ‘The Good Wife’ pudiera conseguirlo, pero viendo el trayecto ascendente y casi orgásmico que ha tenido durante todo el año, no me sorprendería en absoluto. Como decía Alicia a Will mientras subía en el ascensor: “Maybe…“.
En ¡Vaya Tele! | ‘The Good Wife’, Alicia ha tomado una decisión