Se suele mencionar siempre a ‘Modern family’ como ejemplo de serie que mantiene un nivel alto –cosa con la que no estoy no demasiado de acuerdo- y constante, pero yo tengo muy claro que ninguna serie actual presenta una fiabilidad tan elevada como ‘The Good Wife’. Tras unos primeros capítulos sólidos, pero con excesiva tendencia hacia lo procedimental, la serie de CBS no tardó en alcanzar un estándar de calidad tan reseñable que la idea de ver un mal episodio de ‘The Good Wife’ es casi tan risible como la mejor sitcom imaginable.
‘The Good Wife’ también ha sido desde sus inicios el ejemplo de que un drama de network podía competir de tú a tú con las propuestas del cable, consiguiendo también el reconocimiento en forma de múltiples nominaciones a los Emmy y los Globos de oro, consiguiendo llevarse varias estatuillas para casa, en especial en los apartados interpretativos. Sin embargo, en la tercera temporada empezó a resentirse tanto el reconocimiento de los premios como sus audiencias, ganando fuerza la idea de que podría acabar antes de tiempo, algo que ha ido a más con la cuarta, la cual concluyó el pasado domingo con un magnífico episodio que redondeó una temporada que al final poco –o nada- tiene que envidiar a sus predecesoras.
Las inestabilidades de Lockhart & Gardner
Una de las claves de esta temporada ha sido mostrar el delicado estado por el que pasaba el bufete, empezando por una quiebra técnica que permitió la introducción de un Nathan Lane que estuvo a la altura del nivel interpretativo habitual de la serie. Eso sí, la trama unida a su personaje fue un poco insatisfactoria, ya que daba un poco la sensación de avanzar a trompicones y no tener totalmente claro lo que querían conseguir con ello. Por fortuna, eso es algo que no tardó en arreglarse y acabó sirviendo para crear unos juegos de poder entre diferentes miembros de Lockhart & Gardner que se encuentran entre lo más apasionante de la cuarta temporada, ya que no hubo problemas en ser todo lo despiadado que hubiera falta a la hora de retratar a todos los implicados.
No había que ser muy listo para saber que la desesperada oferta a los asociados de cuarto año para convertirse en socios iba a explotar en la cara de los mandamases, lo que, además de mostrar una evolución a nivel argumental, sirvió para mostrarnos otra cara de Alicia cuando decidió traicionar a sus compañeros y aceptar la oferta de convertirse ella en socia. No tengo problemas en reconocer que mi opinión sobre ella cambió bastante cuando eso se produjo, pero lo cierto es que no es más que un cambio natural en un personaje que empezó en lo más bajo, se aprovechó de sus conexiones para no ser despedida y ha sabido seguir jugando sus cartas en su favor.
El paso que da en la última escena de la temporada, además de un claro sopapo para quien esperara que estuviera relacionado con sus vaivenes emocionales, va en esa dirección y me alegra sobremanera que se hayan atrevido con ello, algo que tampoco me hubiera desagradado que pasara cuando recibió una oferta similar del inefable Louis Canning.
El crecimiento definitivo de Cary Agos
En la primera temporada odiaba al personaje de Cary Agos, tanto por poco que realmente aportaba a la trama –algo que empezó a cambiar en el tramo final de la misma- como por el hecho de que no soportaba a Matt Czuchry desde los tiempos de ‘Las chicas Gilmore’. Ese odio ha ido transformándose paulatinamente hasta el punto de que Cary ha sido mi personaje favorito de esta cuarta temporada con mucha diferencia. Consciente de ser visto por sus superiores como poco más que la hormiga trabajadora de la que se puede abusar siempre que sea necesario, Cary se ha movido entre la sumisión aparente y el liderazgo en la sombra
Además, no han cometido el error de mostrarlo como alguien con una autoridad indiscutible, ya que sus propios compañeros ponían en tela de juicio la decisión de contratar a Kalinda y también ha tenido varios choques con ella y Alicia por su decisión de iniciar una nueva firma. Todo esto conservando y potenciando el encanto del que siempre ha hecho gala sin por ello perder su cometido como brújula moral de la serie.
Y es que, guste o no, Cary siempre ha tendido a ser justo y respetar su palabra, cosa que, hasta donde alcanza mi memoria, no es aplicable a ningún otro de los protagonistas, todos más atentos al politiqueo que a cualquier otra cosa. Cierto que ha tenido que esquivar la verdad con lo del nuevo bufete, por lo que habrá que ver si no acaba siendo canibalizado como los demás, pero lo que sí es seguro es que tengo más interés en él que en ningún otro personaje regular de la serie.
Alicia
Por muy elegante que sea la serie en todo lo que se plantea, por mucho que algunos personajes hayan progresado enormemente –me gustaría incluir también a Peter, en especial por ese capítulo en el que, sabedor de que no va a pasarle nada, se llega a permitir golpear a su rival- y podría seguir con multitud de razones más, ‘The Good Wife’ es la historia de Alicia Florrick y eso es algo que no se les olvida a los King, aunque sí hay mayor resistencia por su parte a dejar de lado el triángulo amoroso entre Peter, Will y ella. La inclusión de una fantástica Amanda Peet parecía destinada a sepultar definitivamente cualquier interés romántico existente entre Alicia y WIll, pero finalmente ha servido para todo lo contrario, una decisión tan discutible como comprensible.
Ya he mencionado de pasada los evidentes cambios en lo profesional, pudiéndose considerarse que en la cuarta temporada ha llevado a cabo dos traiciones en aras de seguir creciendo en esa faceta, pero en lo sentimental sigue estancada. Lo maravilloso en este caso de un concepto tan negativo como el estancamiento es que los King han sabido dar un giro de tuerca a la situación al ir añadiendo diferentes matices a los dos aspirantes a su corazón, agriando así a Will y consiguiendo que el público empatice más con Peter.
Lejos queda ya aquella memorable escena de ascensor con el tema Any Other World de fondo y también el hecho de que Peter fue infiel en varias ocasiones, llegando a acostarse con su inseparable Kalinda —¿alguno de los implicados se acuerda aún de esto?—. Los pequeños y sutiles avances han dado la vuelta a la tortilla y ahora no sólo Alicia está hecha un lío, sino que es una elección virtualmente imposible para el espectador en el plano emocional. Está claro que la trama corre el peligro en enquistarse y caer en lo redundante en cualquier momento, pero parece que aún estamos lejos de que eso llegue a producirse.
Otros detalles
Era uno de los muchos que estaban encantados con el personaje de Eli Gold y que suplicaban que tuviera más minutos en pantalla, pero cuando éste ha llegado no es que se hayan cargado al personaje –conserva su encanto y sigue teniendo momentazos de vez en cuando-, pero sí que se ha normalizado dentro del tono de la serie, algo que ha terminado de producirse en esta cuarta temporada. Es por ello que las apariciones episódicas o los retornos puntuales –la season finale estuvo plagada de ellas- no sólo ayudan a conseguir que ‘The Good Wife’ tenga los mejores casos semanales de una serie en emisión, sino que logra nuevos picos de interés en la serie a nivel individual y ayudando a matizar detalles sobre sus protagonistas.
Entre el resto de novedades de la temporada, me sorprendió negativamente la pobre utilización que hicieron de Marc Warren –un actor por el que tengo una declarada debilidad- como el marido de Kalinda, pero justo es reconocer que también han dado en la diana con Robyn. Todo indicaba que era una forma de ir allanando el camino para que pasara algo con Kalinda, algo que pareció llegar a su culmen cuando Cary poco menos que se aseguró sus servicios para su nuevo bufete, pero el dinero siempre es un obstáculo y ha sido este nuevo personaje el que, en principio acabe allí. Un buen giro para un personaje muy prometedor —y mira que odio usar esa palabra, pero en este caso no hay otra que se ajuste mejor— que ya estoy deseando ver cómo va creciendo a medida que tenga que enfrentarse a Kalinda.
Apuntes finales
Pese a ciertas debilidades mostradas durante los primeros episodios de esta temporada, ‘The Good Wife’ ha sabido reponerse y alcanzar –o incluso sobrepasar- el nivel mostrado hasta la fecha, dando además un giro radical en su final de temporada que a buen seguro nos dará muchas alegrías en la quinta temporada por las disputas de Will y Diane con Alicia y Cary. Las posibilidades son infinitas y sólo los King saben cuál es el tope que pueden alcanzar, pero estoy convencido de que va a ser incluso mayor que todo lo visto hasta ahora.
En ¡Vaya tele! | 'The Good Wife', 'Elementary' y siete series más renuevan temporada en CBS
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