Lo mejor que le puede ocurrir a una serie como ‘The Flash’, que combina una esencia procedimental con el desarrollo de un misterio horizontal que resuelve poco a poco, es encontrar una fórmula que funcione, un sistema y conjunto de tics que definan la serie y estructuren todos los clímax de su historia.
Tras dos temporadas y media, los patrones de las aventuras de Barry Allen ya están muy claros: velocistas por doquier, villanos rencorosos afectados por un Flash futuro o por su mera existencia veloz y una endogamia emocional que da motor o activa muchos de los giros argumentales.
Flashpoint
Teniendo eso en cuenta era fácil suponer que todo el tema de Barry cambiando la línea temporal y creando Flashpoint no iba a durar mucho pero, ¿tan poco? La resolución de ese gran cliffhanger que podía cambiarlo todo ha sido una de las decepciones de la temporada, ya que habría dado para un arco argumental majo de al menos tres capítulos.
Esta primera parte de la temporada ha puesto todas sus cartas sobre la mesa: Flashpoint sólo ha servido para alimentar toda esa parte emocional que mueve a los personajes, dando traumas, conflictos y problemas a todos los conocidos de Barry: Cisco y su hermano, Catlin y sus poderes y Wally y sus deseos de ser velocista para después pasar a la frustración de que le limiten con ello.
Añadiría a la lista la aparente futura muerte de Iris. No está confirmado que sea consecuencia de que Barry crease una línea temporal alternativa, pero el tema frecuente de su culpabilidadpor todo lo que ha provocado en las vidas de los personajes puede llevar a pensar que Savitar y su rencor con el futuro Flash tiene algo que ver con todo esto.
Realmente nos sabemos hasta qué punto Barry ha cambiado la línea temporal intentando arreglarla y seguramente será algo que iremos descubriendo en los próximos episodios. Esa profecía de Savitar sobre una traición, una caída y un final peor que la muerte (que me da que será lo que sufra Barry) es casi una promesa de que las peores consecuencias de Flashpoint aún están por venir.
La bajona
Dejando a un lado las cavilaciones sobre lo que está por venir, centrémonos en cómo han sido estos episodios. Una consecuencia que personalmente considero negativa es la situación anímica resultante en la nueva línea temporal (que no es ni la original ni flashpoint).
Desde su primera temporada ‘The Flash’ ha hecho de la emotividad su punto fuerte, siempre encontrando el anclaje emocional de sus tramas. Sin embargo, y aunque los eventos duros no son precisamente ajenos a la serie, su esencia ligera, divertida y esperanzadora es algo clave que la nueva situación ha matado un poco.
Por muchos traspiés que dieran, la química entre los protagonistas era la clave para que ‘The Flash’ fuese un lugar feliz, y con todo tan enrarecido, los primeros capítulos de la temporada no acababan de encontrar un desarrollo ponderado de todo ello. Incluso cuando parece que todo se normaliza, la química no funcionaba como siempre.
El reajuste de la situación no se vio favorecido por la desconcertante introducción del nuevo Wells, ahora llamado HR, que no hacía más que reforzar la sensación de unos guiones que no acababan de encontrar aquella fórmula que comentaba al inicio.
El capítulo de Killer Frost fue un punto de inflexión; el mejor capítulo de la temporada y uno con un conflicto que se plantea y se resuelve desde el núcleo emocional de los personajes. Desde entonces, el papel de Alchemy, Julian (¿o le llamamos Indiana Jones?), Savitar y la dinámica del grupo ha estado más acertado.
En el entretenido megacrossover de los héroes contra los aliens, ‘The Flash’ tuvo la desventaja de ser la que arrancase el evento, por lo que entre tanto personaje y tanta trama poco hueco les quedaba para hacer algo suyo (como tan bien ha hecho ‘Arrow’). Destacó el rencor de Cisco con Barry y la forma de resolverlo en ese entorno.
El crossover además nos ofreció uno de los mejores diálogos de la temporada: el de Oliver con Barry, que reflexionaba hasta qué punto éste puede culparse del lo sucedido en la línea temporal que creó. Por fin. Alguien tenía que decirlo. También en este capítulo se dio más leña al tema de Wally y el hecho de que todo el grupo se oponga a Kid Flash.
Que Keiynan Lonsdale sea un actor pésimo no ayuda, pero desde que Wally empieza a sentirse frustrado porque él no ha recibido poderes como Jesse hasta que finalmente ocurre y le regalan el trajecito por navidad ha sido una de las tramas más cansinas y reiterativas de la temporada.
Y aquí estamos, celebrando la navidad con la imagen de Iris muriendo a manos de Savitar aún en la retina. La profecía, flashpoint y el villano de la temporada indican que el viaje que nos queda de la tercera temporada puede ser muy interesante. De momento, y hasta que vuelva el 24 de enero, dejemos que Barry disfrute de su nuevo nidito de amor.
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