Pocas figuras hay más importantes en el mundo occidental que la de la reina Isabel II de Inglaterra. Ser durante más de sesenta años la monarca de uno de los países más importantes del mundo, un país con, además, una relación bastante especial con la institución, lleva consigo una gran responsabilidad. Un "papelón" con sus luces y sus sombras que Peter Morgan intenta narrar en 'The Crown', cuya segunda temporada llega el 8 de diciembre a Netflix.
Con la primera temporada de 'The Crown', Peter Morgan demostró una gran capacidad para sintetizar la historia contemporánea de Inglaterra a través de los ojos de una recién llegada al trono Isabel II. Unos primeros años convulsos con la Inglaterra de posguerra y la necesidad de una monarquía "renovada" mientras la "vieja guardia" veía que ya no tenía hueco para ellos en la vida política del país.
Peter Morgan sigue con su plan de repartir más o menos por decenios la trama de cada temporada de 'The Crown' y esta segunda tanda de episodios abarcan desde la crisis del Canal de Suez, en la que el Reino Unido jugó un papel importante en 1956 hasta el escándalo que despojó del cargo de Primer ministro Harold Macmilland en 1963. Y, como decían en cierto concurso de televisión, "hasta aquí puedo leer", puesto que todavía faltan más de dos semanas para que podamos ver sus diez episodios.
La segunda temporada de 'The Crown' sigue, así, con el espíritu de la primera por reflejar el escenario histórico de una forma tanto global como doméstico. No en vano Reino Unido es uno de los países más relevantes tanto en lo social como en lo político durante el siglo XX. Esto implica que nos sean tan familiares los pasillos y despachos de Downing Street como las espléndidas salas de Buckingham Palace. Eso sí, sin olvidarnos de cómo se llama la serie.
Hay una cosa curiosa sobre cómo está estructurada esta segunda temporada de 'The Crown' y que, aunque ya experimentaron con esto en algunos episodios, aquí está más presente: los saltos temporales a la hora de presentar la trama, presentando primero el qué pasa y luego mostrando los antecedentes, el por qué, y lo que lleva a ello, añadiéndole entonces todo un arsenal de capas para reinterpretar lo que vimos al comienzo.
Notorio es el caso de la primera escena de la temporada, puesta sin más contexto que el año y el lugar, y que volveremos a ver en el tercer episodio, una vez sabemos todo lo que ha llevado a eso. Peter Morgan juega con la percepción, con la presencia o no de contexto y con el punto de vista de cada uno de los dos protagonistas en según qué escena estemos viendo.
Claire Foy sigue siendo el alma de 'The Crown' en esta, su última temporada como Isabel II. De hecho le pone el listón muy alto a su sustituta, que según apuntan varios medios, sería la magnífica Olivia Colman ('The Night Manager', 'Fleabag'...). Pero eso ya será cuestión para cuando toque hablar de la tercera temporada. El caso es que entre el carisma y el buen hacer de Foy es suficiente como para que toda la serie pudiera caer sobre sus hombros y esta no se resentiría ni lo más mínimo. Seguimos viendo a la Reina como una mujer fuerte, independiente pero a la vez vemos su lado más vulnerable.
Al igual que el terreno político, el personal es sin duda uno de los pilares sobre los que se fundamenta 'The Crown'. El matrimonio de Isabel y Felipe (Matt Smith) tendrá un foco importante. Lo interesante es este choque de personalidades entre la mujer preparada para ser de la exquisita nobleza inglesa al hombre inquieto y extrovertido. Una dualidad en el matrimonio que tendrá sus propias crisis.
Pero el matrimonio entre la Reina de Inglaterra y el Duque de Edinburgo no será lo único que encontramos en la serie. Siguiendo la coralidad de la primera temporada, también hay hueco para las figuras más importantes de la familia real, sobre todo la princesa Margarita (Vanessa Kirby) y el Duque de Windsor (Alex Jennings). Todo esto con un buen toque de drama político y social, con todo lo que puede el efecto que supone esta monarquía en un país democrático y viceversa. No faltan los episodios dedicados casi exclusivamente a uno de los personajes que componen el microverso del poder británico ya sea miembro de la realeza o de la política.
Magníficamente escrita, la temporada 2 de 'The Crown' es tanto a nivel técnico como de reparto y de guion, lo más ambicioso que tiene Netflix en cartera. Aun teniendo algunas sombras y algunas tramas que no terminan de funcionar (sobre todo las relativas a Margarita), en la temporada 2 de 'The Crown' nos vamos a encontrar con diez episodios claramente superiores a los diez anteriores. Una magnífica muestra de cómo combinar el drama político-histórico con las más puras "intrigas palaciegas".
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