La séptima temporada de 'The Closer' ha terminado su tramo veraniego desvelando que la despedida de Brenda Leigh Johnson de nuestras pantallas no va a ser sencilla, en absoluto. Sus acciones pasadas, las que hizo para asegurarse que los culpables de los asesinatos que investigaba acabaran entre rejas, sin detenerse demasiado a pensar más allá del final de la investigación, van a volver para castigarla o, al menos, para obligarla a repensar sus métodos de trabajo y, tal vez, hasta su vida. Porque, aunque está claro que el abogado Goldman está buscando su momento de gloria, también se nota que Brenda sabe que lleva razón en parte, y que a lo largo de los siete años que es subjefa de policía de Los Ángeles ha hecho algunas cosas de las que no puede sentirse orgullosa.
Estos primeros diez episodios de la temporada se han movido alrededor de las consecuencias de un caso que ocurrió en la sexta temporada. El equipo de Crímenes Prioritarios investigaba un tiroteo entre bandas que acabó relacionado con el asesinato en una tienda del dueño y su nieto, de 8 años. El culpable terminó siendo uno de los testigos del tiroteo inicial, Turell Baylor, que confesó el crimen a cambio de un acuerdo de inmunidad con el fiscal del distrito. Como resultado, Brenda no podía acusarlo de nada, así que lo llevó de vuelta a su casa, donde lo esperaban los miembros de su banda para vengarse de él por haber matado al tendero y a su nieto. Baylor acabó muerto y, como resultado, su madre demanda a Brenda y a todo el departamento de policía de Los Ángeles por haber tratado a Baylor con desprecio por su vida.
El abogado de Brenda
Esa subtrama ha ido en crescendo hasta llegar al último capítulo, en el que un juez debía decidir si la demanda iba a juicio o no. Las diferentes triquiñuelas de Goldman para poner presión sobre Brenda han dejado al descubierto el hecho de que alguien de Crímenes Prioritarios está filtrándole información y han ido socavando poco a poco su confianza, aunque de primeras no lo parezca. También ha servido para que conozcamos a Gavin, su abogado (interpretado por Mark "Jacob" Pellegrino), otro personaje con tanta determinación como Brenda, que se exaspera ante su cabezonería pero al que le encanta seguir sus interrogatorios, y que ha dejado unos cuantos buenos momentos.
La presencia de Gavin ha significado, también, el primer paso de Brenda hacia una mayor confianza en la capitana Raydor, que está ganando más peso en esta última temporada de cara a su spin-off, 'Major Crimes', que veremos el próximo verano. Entre Raydor y también Fritz intentan hacer ver a Brenda que tiene que dejar de depender tanto de Will Pope, que ahora sólo se preocupa de mantener su puesto como jefe interino de la policía y al que no le importaría sacrificar a Brenda para conseguirlo. Raydor empieza a tener una simpática dinámica con el resto del equipo, y éste se ha mantenido igual de leal a su jefa, eficiente y divertido que siempre.
Amor y pérdida
James Duff, el creador de la serie, siempre da a sus temporadas un tema que recorre todos sus episodios. En este caso, él mismo ha declarado que ese es el amor y la pérdida, y casi todos los casos que hemos visto en estos diez capítulos han tenido en el centro familias que pierden un ser querido, familias que a veces han sido un poco una metáfora de la división de Crímenes Prioritarios. Todos cuidan unos de otros (se ha hecho muy común que Brenda llame "David" al sargento Gabriel) y se han unido ante la amenaza que supone la demanda de la familia de Turell Baylor. Sin embargo, con el abogado Goldman interponiendo una nueva demanda, esta vez a nivel federal, su relación va a ser puesta a prueba.
No me extrañaría nada que, finalmente, el caso contra Brenda fuera desestimado pero ella decidiera dejar su trabajo en la división, y no sólo por esa demanda. En un par de ocasiones ha estado a punto de recibir un disparo por algún despiste en el manejo de una situación potencialmente peligrosa (en el último episodio, además, ella se ha visto más afectada emocionalmente) y también hemos visto expresiones suyas que indican que, tal vez, esté pensando en ahorrarle a su equipo todas las preocupaciones que implican las decisiones que toma ella sola. Es cierto que algunas son necesarias para atrapar a asesinos, pero éticamente pueden no estar tan claras y, tal vez, Brenda se ha dado cuenta por fin que su actitud de no detenerse ante nada para lograr una confesión puede no ser la más acertada. Los once capítulos que quedan por ver entre el invierno y el próximo verano prometen mucho.
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