En la inabarcable obra maestra de Alan Moore y Dave Gibbons, 'Watchmen', la cuestión principal advertía si no habría nadie que fuera el encargado de supervisar las correrías de los superpoderosos vigilantes que velaban por la seguridad del ciudadano. Lo cierto es que con la llegada de 'The Boys' a los quioscos en verano de 2007, más de uno tuvo la obra de Moore en un hemisferio y el 'Wanted (Se busca)' de Mark Millar en el otro.
¿Quién vigila a los vigilantes?
Como es lógico, el estreno dos años después de la película de Zack Snyder basada en la eterna novela gráfica acapararía toda la atención relacionada con ella. Ahora, el cómic de Garth Ennis y Darick Robertson se toma la revancha en una serie de Amazon Prime que es sin duda una de las grandes revelaciones del año. Eso sí, su rival no la dejará mucho tiempo a su aire: la nueva serie de 'Watchmen' llegará más pronto que tarde.
Cuando leímos el cómic de Moore y Gibbons, Vietnam ya nos pillaba lejos, así que era de recibo que al devorar con pasión los primeros números de 'The Boys' nuestra cabeza estuviera puesta en otra parte. Y ahora, más de diez años después (que se dice pronto, eh), la actualización de su línea argumental no puede ser más acertada. Gran mérito teniendo en cuenta que en el momento de su publicación ya partía de una base moderna para entonces.
Tomando un par de licencias aquí y allá, cambiando algún miembro (jé) por otro, alterando colores de piel, las habilidades o uniformes de algunos personajes, la apuesta de los tipos que nos trajeron 'Preacher' ve cómo su visión de las inadaptales obras de Garth Ennis al formato televisivo ha evolucionado respecto a aquella.
Superheroísmo industrial
¿Alguien ha dicho Disney? Lo cierto es que en ese sentido, 'The Boys', el cómic, fue un trabajo visionario. Antes hablábamos de que la adaptación de 'Watchmen' no llegaría hasta tres años después de la aparición del cómic de Ennis, pero es que el Universo Cinematográfico Marvel también tardaría un par de años en arrancar con 'Iron Man'.
Por entonces, además, las películas marvelitas estaban distribuidas por Paramount, puesto que la casa de las ideas aún tardaría unos años más en "independizarse", pasando a formar parte del imperio Disney. En 'The Boys' estamos hablando de la Corporación Vought, la súper empresa detrás de los súper hombres y sus súper carreras artísticas.
Una empresa que debe manejar las carreras de sus representados y evitar que se salgan del carril. O al menos cubrir cada una de salidas de tono. Una empresa detrás de los (súper) hombres y mujeres más importantes del mundo: un puñado de miserables y endiosadas celebridades que no muestran ningún respeto. Como Los Siete, el equivalente a 'Los Vengadores' de la ficción de Amazon.
Primer gran acierto de la serie: mostrar a unos superhéroes creíbles. La mejor forma de que nos creamos a esta gente es que los veamos como estrellas del rock o del deporte. Moviendo a millones de personas en el mundo con un falso mensaje de humildad y amor, Los Siete bien podrían ser otros siete en nuestro mundo real.
Ídolos de barro, falsos dioses que nos miran por encima del hombro y prójimos irrespetuosos. Será por eso que siempre que fantaseamos con tener superpoderes lo primero que nos viene a la cabeza no suele ser en beneficio de nadie que no sea uno mismo.
Me atrevería a decir, viendo el panorama que muestra nuestro planeta y la dirección que ha tomado de un tiempo hasta ahora que de existir superhéroes en nuestro mundo, sería un desastre de las proporciones que ofrece 'The Boys'. Bajas colaterales, ocultación y miserables compensaciones económicas. Gente poderosa detrás. Poder. Armamento. Terrorismo. Auténtico terror. Nada nuevo bajo el sol.
Is this the real life? Is this just fantasy?
Fabricación de héroes en cadena. ¿Cómo manejar eso? ¿Cómo demonios íbamos a tener crimen? Muy sencillo: fabricándolo de igual modo. Si Bin Laden fue entrenado por los Estados Unidos, por qué no íbamos a crear un enemigo ideal sobre el que prestar toda la atención y vomitar toda la violencia imaginable sobre él.
Todo ese realismo superheróico está perfectamente concentrado en la amargura existencial de la gente de a pie que necesita venganza. En una escena de 'Vengadores: Endgame', vemos como uno de los hermanos Russo aprovecha para aparecer en una escena "dramática", de terapia, sobre gente dolida porque la mitad de la población mundial ha desaparecido.
Aquí no hace falta nada de eso. Aquí no necesitamos que un ser de otro mundo con un gran poder haga chasquear sus dedos para provocar una fatalidad global. Aquí simplemente es necesario pasear por la calle de tu trabajo para que tu vida se vaya a la mierda. Para que nuestro mundo personal se venga abajo no es necesaria tanta pirotecnia.
Por eso nos gusta 'The Boys'. Nos pone en la piel de un don nadie (nosotros) ante la tesitura de contragolpear al intocable. Y eso es lo que más nos atrae del cómic de género moderno. Algo que dominan autores como Ennis o Mark Millar, que ya lo hizo unos años antes en 'Wanted', cómic y película, con excelentes resultados.
En terreno de nadie, también con Millar detrás, se encuentra 'Kick-Ass', la otra gran revelación de dolor superheróico que cuenta con dos películas irregulares y muy diferentes entre sí.
Y de golpear al poderoso Ennis sabe mucho. Ya lo hizo en su mítica obra 'Hitman', o en 'Preacher', donde el blanco de su ira es el mismísimo dios todopoderoso. Como nosotros no podemos hacerlo, como la ley es la ley, al menos nos quedarán las obras de ficción para ejercer de elemento catártico.
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