'Sleepy Hollow' cierra con cliffhanger una muy entretenida temporada

A veces, la falta de pretensiones es la mejor baza para que una serie se erija en una de las revelaciones del año. Sin más propósito que el de entretener y sorprender al espectador, pueden conseguirse productos más redondos y sólidos que otros con más ínfulas de ser trascendentales o de transmitir importantes mensajes al público. Desde luego, 'Sleepy Hollow' no ha intentado presentarnos una metáfora de los problemas de nuestra sociedad en cada uno de sus capítulos, sino que se ha guiado por la máxima de ofrecer al espectador 42 minutos de diversión a través de una historia siempre en movimiento y de personajes con una buena dinámica entre ellos. Sus responsables han buscado, además, que por muy loca que se fuera volviendo la trama, siempre tuviera algún punto de unión con esos personajes, que les tocara de un modo personal.

Es uno de los trucos que permitía que las mitologías de series como 'Expediente X' o 'Fringe' fueran interesantes; sus protagonistas siempre estaban involucradas en ellas a un nivel más emocional. Y el final de temporada de 'Sleepy Hollow' ha reforzado todavía más ese aspecto al convertir a Ichabod y Katrina en una parte integral del plan de Moloch para desatar el Apocalipsis sobre la tierra, y al ampliar el papel de "testigo" de Abbie y conectarlo más aún con ese trauma que arrastra desde la infancia, y que la llevó a separarse de su hermana. Todo esto termina cristalizando en un final que, teniendo en cuenta que Alex Kurtzman y Roberto Orci pasaron varias temporadas en 'Alias', no podía ser otro que un gran cliffhanger.

El segundo jinete

Convertir a Henry Parish, el Comedor de Pecados, no sólo en la reencarnación del Segundo Jinete del Apocalipsis (la Guerra), sino en el hijo (ya muy adulto) de Ichabod y Katrina ha sido un golpe maestro. De repente, toda la lucha se convierte en extremadamente personal para ellos, y está cargada del sentimiento de culpa por no haber estado con su hijo mientras este crecía y las brujas del aquelarre de Katrina decidían que era demasiado peligroso para dejarlo vivir sobre la tierra. Parish (un John Noble que siempre es eficaz haciendo de villano) ha ido dirigiendo a Ichabod y Abbie hasta este punto sin que ellos se dieran cuenta, separando los destinos de Crane y el jinete sin cabeza, primero, y llevándolos indirectamente a ese viaje al Purgatorio en el que ella termina atrapada.

De hecho, que la temporada termine con ese cliffhanger en el que todos los personajes están en situaciones digamos que apuradas, y en el que se ha roto el segundo de los siete sellos que vaticinan la llegada del fin del mundo, es un paso muy lógico de la evolución que han tenido estos trece episodios, y de la mitología que se ha ido construyendo en ellos. En otras ocasiones hemos comentado que 'Sleepy Hollow' es una locura en la que se zambulle por completo y sin complejos, y sólo así pueden permitirse un George Washington zombie o demonios que parecen salidos de una secuela de 'Matrix' y que todo esto no parezca ridículo. Su propio sentido del humor, y el hecho de no tomarse a sí misma demasiado en serio, tienen también mucho que ver en ello. Lo único que sí tratan de modo serio son los sentimientos de los personajes en relación con las cosas que les van pasando, y eso es lo que acaba anclando la serie.

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Una temporada sólida

'Sleepy Hollow' ha girado durante toda la entrega alrededor de la relación entre Ichabod y Abbie, cómo asumen sus papeles como "testigos" y actores importantes en la guerra del Bien contra el Mal, y cómo afrontan también los asuntos sin resolver de su pasado que todavía los traumatizan. Tom Mison y Nicole Beharie han formado una de las parejas con mejor química de la televisión, reforzada sobre todo en esas pequeñas escenas en las que Abbie explicaba a Ichabod cómo funciona el mundo moderno (muy simpático el gag del teléfono y la recepción GPS en el bosque, y todavía mejor el de los vaqueros pitillo). Hasta han logrado integrar con bastante éxito a la dinámica a Jenny, la hermana de Abbie. Sin embargo, el capitán Frank Irving se ha visto bastante aislado de la acción principal, hasta en el capítulo de la posesión de su hija (con claras reminiscencias a la película 'Fallen') por parte de un demonio. Sus tramas nunca han terminado de encajar bien con las de Abbie e Ichabod.

Al final, y en general, 'Sleepy Hollow' ha tenido una temporada de debut bastante sólida, y que siempre ha tenido una idea muy clara del tipo de serie que es y del objetivo último al que se dirigían estos capítulos. Es otra exponente de esa tendencia de la televisión de serie B que comentaba una crítico estadounidense, televisión con presupuestos algo más bajos y muchas menos ínfulas de grandeza, cuyas únicas pretensiones son crear personajes interesantes en tramas que entretengan avanzando sin parar. Gran parte de los conflictos que hemos visto en la serie provenían directamente de sus personajes, lo que siempre ayuda a que el espectador se enganche más a lo que está viendo.

Curiosamente, la serie que, probablemente, más chascarrillos generó en los pasados upfronts en FOX ha acabado siendo uno de los pocos estrenos que puede considerarse un éxito. La cadena va a mantener la estructura de los 13 capítulos para la segunda temporada, con lo que no veremos si Crane, Abbie, Katrina y compañía salen del embrollo en el que se han metido hasta el próximo mes de septiembre. Entonces comprobaremos también si sus responsables consiguen mantener el nivel de esta primera entrega, en el que todas las ideas locas que se les han ocurrido (el cura que vive 250 años sólo es una de ellas) han funcionado y han contribuido a crear uno de los mejores entretenimientos del año.

En ¡Vaya Tele! | 'Sleepy Hollow', cinco razones tras el éxito más inesperado del otoño

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