En verano de 1908 tuvo lugar una inmensa explosión en el área de Tunguska, Rusia. Este fenómeno que se pudo ver a muchos kilómetros a la redonda dejó a su paso árboles quemados y derribados pero ningún rastro de lo que lo había provocado. El suceso ha dado lugar a muchas elucubraciones e hipótesis de lo que pudo pasar, y por supuesto mucha conspiranoia, y el mundo de la ficción se ha alimentado de ello en varias ocasiones.
Arthur C. Clarke hacía referencia a ello en ‘Cita con Rama’, lo mencionaban en ‘Los Cazafantasmas’ y ‘Expediente X’ tiene un pequeño arco en la quinta temporada relacionado con el tema, entre muchas otras referencias reseñables. El más reciente evento televisivo relacionado es ‘Siberia’, ficción veraniega de NBC que había generado bastante curiosidad en torno a su formato.
Para el que no sepa aún de qué hablo, ‘Siberia’ simula un reality-concurso de supervivencia y coloca a 16 concursantes en el territorio siberiano de Tunguska, que optan al premio de un millón de dólares. Al poco de arrancar el programa, empiezan a suceder cosas extrañas y accidentes a los concursantes y miembros del equipo técnico, ¿es todo parte del juego o de verdad están en peligro?
Falso reality found footagero
Permitidme inventarme ese palabro para referirme al formato de ‘Siberia’. En 1999, esas imágenes que jugaban a ser reales en ‘El Proyecto de la bruja de Blair’ consiguieron que la película explotase en taquilla, abriendo la veda para que otros títulos de terror intentasen imitar su éxito. Años después fue ‘Paranormal Activity’ la que reavivó esto del metraje encontrado y desde entonces este recurso se ha explotado hasta la saciedad dentro del género de terror (aunque no exclusivamente). ‘Siberia’ llega algo tarde a esta moda a la que intentó sumarse la fallida ‘The River’ hace un par de años, dándole una vuelta al asunto con el añadido del falso reality.
Con una estructura, recursos y formas calcadas de ‘Survivor’, esta ficción imita a la telerealidad tratando de aprovechar ese factor realista para impulsar y subrayar el miedo. El primer episodio me llamó mucho la atención por cómo habían adaptado la puesta en escena, música, perfiles de personaje y otras características de este tipo de programas. En este aspecto, el resto de episodios han seguido en la misma línea, haciendo suyos giros y comportamientos habituales del reality de la CBS, sobre todo en aspectos de la relación entre concursantes y en la representación de un mínimo uso de la estrategia.
Más allá de la conseguida adaptación al falso reality, quedaba comprobar hacia dónde iba realmente la historia y si de verdad estos recursos narrativos ayudaban e impulsaban el suspense y el terror, que es lo que realmente se pretende.
Objetivo y credibilidad
Tres episodios después de aquella primera impresión reinada por la curiosidad, todo el planteamiento de la serie se ha caído por su propio peso. Todo eso del falso reality está muy bien como formato y acercamiento original a la historia pero supone varias dificultades añadidas de cara a la relación del espectador con la serie. Mientras que las preguntas que 'Siberia' pretende que nos hagamos tendrían que estar relacionadas con el misterio, con los peligros del bosque, con los secretos ocultos de los personajes (que tampoco plantan demasiados) o con el papel del programa en todo el terror, realmente la mayor parte de cada episodio se pasa cuestionando las reglas básicas de la historia. Después de lo ocurrido, ¿cómo pueden permanecer ahí? ¿Por qué los cámaras siguen grabando como si nada? O más bien, ¿por qué los concursantes no se lo preguntan? Si están a un helicóptero de distancia, ¿quién introduce las cosas en la caja? ¿Qué clase de mecánica de reality-concurso no tiene ni un solo elemento de expulsión o para forzar el avance?
Muchas de estas preguntas podrían venir de que realmente el objetivo del programa sea ir empujando a los concursantes a abandonar como consecuencia del miedo, además de por motivos básicos de supervivencia. Si esto es así, no sólo no están aprovechando el formato sino que son resulta todo demasiado tramposo. Si los concursantes están haciendo estrategia para forzar abandonos (en el episodio 3 es más evidente, pero lo del 2 parece también un boicot fungoso), el reality tiene que mostrarlo porque ese punto de vista Gran Hermano de todo lo que sucede es esencial en un reality de este estilo. Y es de lo que se alimentan, de la complicidad con el espectador con ese comportamiento del concursante como base.
Ni por reality ni por terror
‘Siberia’ se ha enfrentado entonces con dos gravísimos problemas. Primero, el falso reality. No necesitamos una ficción que emule a la realidad. Como comentaba mi compañero Pere hace unos días, no hay ficción más sorprendente, vergonzosa o terrorífica que la propia realidad. En ‘Survivor’ ya se ve de lo que es capaz el ser humano para ganar un millón de dólares. Aunque los episodios habrían funcionado mejor de haber abrazado el formato al completo, como estudio de “personas reales” no habría tenido tanto valor como cualquier reality de verdad.
Claro, que todas estas incoherencias del falso formato o de decisiones de narración seguramente se deban al hecho de que quieren jugar con esa duda de si es todo un montaje del programa o no, y alimentar así (supuestamente) el elemento de terror que realmente es lo que quiere ser ‘Siberia’. Pero no funciona. Esos problemas de credibilidad tiran por los suelos un suspense que tampoco está bien planteado, llevado y rodado en los episodios que llevamos hasta el momento. Conclusión: ninguno de sus dos elementos característicos consigue llegar a buen puerto.
En los trailers iniciales de la serie han aparecido un par de giros vitales para el formato que aún no se han visto en lo que va de ‘Siberia’, por lo que seguiré más por curiosidad de cómo se enfrentan a las trabas que ellos mismos se han puesto a la hora de concebir el programa que por interés en hacia dónde va la historia y sus personajes.
En ¡Vaya Tele! | 'Survivor', oro televisivo en forma de reality
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