Se cuentan por decenas las adaptaciones al cine y televisión del personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle en sus famosas novelas y relatos sobre Sherlock Holmes (la última, la interpretada por Robert Downey Jr. en 2009), y coincidiendo con el 80 aniversario de la muerte de Conan Doyle, la BBC británica estrenó el pasado domingo el primero de una miniserie de tres capítulos sobre el detective trasladado a nuestros días. Un estreno veraniego que, a pesar de las fechas y de las dudas surgidas entre los fans, merece muchísimo la pena.
Después de que la BBC decidiera no emitir el piloto por no considerarlo demasiado bueno y de ordenar cambios en los guiones de los tres capítulos siguientes, la cosa no pintaba nada bien, pero la mano de Steven Moffat (responsable de la quinta temporada de ‘Doctor Who’) parece haber dado sus frutos. El dúo protagonista conserva todas sus características, pero sus personalidades y la forma de actuar de cada uno de ellos han sido adaptados a nuestros días.
Comienza rápido este primer capítulo, mostrándonos ya desde el principio el misterio que tendrán que resolver. La audiencia conoce de sobra los personajes y la trama, por lo que tampoco tiene mucho sentido pararse a explicarlo. Watson es aquí un soldado herido de guerra en Afganistán, con una cojera psicosomática que no tardará en desaparecer tras la primera aventura; Sherlock, brillantemente interpretado por Benedict Cumberbatch, abandona aquí la pipa y la capa, que son sustituídos por un abrigo largo y unos parches de nicotina.
La capacidad deductiva por el método de la inspección de Sherlock es llevado hasta el extremo, tanto que en ocasiones es difícil de creer a pesar de la explicación ofrecida. Desentrañar el presente y pasado de un desconocido inspeccionando por fuera un teléfono móvil no parece demasiado coherente, pero forma también parte de la magia del personaje, y se plantea de una forma tan gráfica que terminas por creértelo.
A pesar de ser un episodio de hora y media de duración (ríete tú de los capítulos españoles), el ritmo del guión es rápido, e incluso yo que soy incapaz de mantener la concentración durante más de 40 minutos, fui capaz de visionar el capítulo completo casi sin parpadear. La música acompaña de una forma excelente, y todo el capítulo está impregnado de una atmósfera sombría y misteriosa salpicada de vez en cuando por el humor, casi siempre de Sherlock.
El resto de elementos aparecen inalterados; el inspector Lestrade, su hermano Mycroft e incluso el malo Moriarty, cuyo nombre escuchamos por primera vez al final del capítulo, gritado por el primer asesino en su lecho de muerte. Una lucha de inteligencia y deducción entre varios personajes que se antoja interesantísima, pero que en mi opinión quedará un poco coja con sólo tres capítulos. Un 30% de la audiencia y más de siete millones de personas se decantaron por la oferta de la BBC el pasado domingo, por lo que no sería de extrañar el encargo de una segunda temporada. La serie realmente lo merece.
En ¡Vaya Tele! | ‘Sherlock Holmes’, Nostalgia TV
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