El espacio entre temporadas de 'Sherlock' es tan largo que, cuando éstas vuelven a la programación, siempre hay un momento de admiración de la rapidez y la capacidad de juego visual, y de sentido del humor, que tiene la serie. En sus adaptaciones libres de las historias de Arthur Conan Doyle, Mark Gatiss y Steven Moffat son un poco como el propio Holmes, les interesan casi más los puzzles y los enigmas y, para que pararse a dedicar algo de atención al lado emocional, tiene que ocurrir una tragedia.
'The six Thatchers' (inspirado en el relato 'Los seis Napoleones') retoma la historia justo donde se quedó en la tercera temporada, con Holmes obsesionado con lo que Moriarty haya podido planear contra él después de su muerte. Pero el episodio acaba teniendo otro protagonista que, sin embargo, seguro que está relacionado al final con ese "¿Me echas de menos?" del cerebro del crimen.
El pasado de Mary Watson
El capítulo es más un juego del gato y el ratón, una persecución con Mary Watson en el punto de mira de su propio pasado. En la tercera temporada (si mi memoria no falla), descubrimos que la ya esposa de Watson había sido una agente clandestina de las fuerzas especiales con un entrenamiento letal, y como ella misma confiesa, las consecuencias de todo lo que hizo no iban a quedarse en el pasado por mucho tiempo.
Como para demostrar que esta cuarta entrega tiene unos riesgos personales, y emocionales, todavía más altos de lo habitual, para echarle en cara a Holmes que se lo tome todo como un juego intelectual, Mary es el personaje que se sacrifica al final del episodio. La relación entre ella y el propio Sherlock era bastante interesante, por los retazos que podíamos ver, con lo que su muerte no sólo afecta muy directamente a Watson. Es una lástima que perdamos a ese personaje, y que lo perdamos un poco sólo por elevar lo que está en juego.
Porque sí parece que las actividades pasadas de AGRA van a ser fundamentales en el misterio de los siguientes dos episodios. No puede ser que se quede todo en la secretaria; esta vez, y como ya ha dejado ver el trailer de la temporada, el enemigo de Holmes tiene mucho más poder del que llegó a tener nunca Moriarty, y Mary tiene que servir como moraleja para Sherlock.
'The six Thatchers' une las dos partes que forman la serie: una es juguetona y utiliza la misantropía, la superioridad intelectual y la desconexión emocional de su protagonista para generar situaciones divertidas; la otra es más seria y trascendental y reconoce que Sherlock está resolviendo misterios con consecuencias muy reales. Tanto él como Mycroft se empeñan en tratarlo todo de la misma manera, como puzzles, pero las piezas de dichos puzzles son personas concretas, no construcciones abstractas.
¿Estamos ante el final de 'Sherlock'?
Formalmente, 'Sherlock' sigue en plena forma y no ha perdido ni un ápice de su gusto por las composiciones visuales imaginativas y los juegos con las sobreimpresiones de texto. Donde siempre está al borde de pasarse de lista y de caer por sus propias cataratas de Reichenbach es, justo, en el manejo de los misterios cuando éstos son a vida a muerte para el propio Holmes y todos los que le rodean. Ahí, a veces, Moffat y Gatiss introducen siempre un giro de más. Crean casos a la altura del intelecto de Sherlock, pero en ocasiones les puede la tentación de complicarlos demasiado.
Por ahora, el primer episodio, hasta con la muerte de Mary, parece más una introducción al verdadero problema que Holmes y Watson tendrán entre manos en los dos capítulos restantes. Todo parece muy definitivo, hasta la insinuación de que Mycroft, y la historia familiar pasada, van a jugar un papel mucho importante, y eso ha llevado a pensar que esta cuarta temporada de 'Sherlock' puede ser la última (y no sólo porque el último episodio se titule 'The final problem').
Desde luego, el mazazo emocional que recibe Holmes es muy importante, aunque está por ver que realmente aprenda la lección que Mary intentaba enseñarle. Por su culpa, el ex compañero de Mary es capaz de seguirla hasta Marruecos y, después, provoca a Vivian Norbury hasta que dispara. ¿Habrá aprendido cuándo mantener la boca cerrada y no dejar que su ego le nuble la razón? Sherlock vive demasiado dentro de su cabeza. ¿Será esta cuarta temporada una cura de humildad para él?
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