'Sex Education' sigue siendo una gozada: la temporada 3 de la serie de Netflix mantiene todas sus virtudes y deja cierto sabor a despedida

La tercera temporada de 'Sex Education' al fin ha llegado a Netflix. 18 meses han tenido que pasar desde el lanzamiento de la segunda para poder ver cómo continúa la historia de Otis, Maeve y compañía en Moordale. Está claro que esa espera más larga de lo habitual se ha debido a los retrasos provocados en el mundo audiovisual por el coronavirus, pero lo que ahora realmente importante es poder ver ocho nuevos episodios de la serie creada por Laurie Nunn.

Como su propio título indica, la educación sexual ha sido hasta el gran eje de la serie. No es que en esta tercera temporada se deje para nada de lado, pero sí que el componente más emocional de las relaciones gana importancia tanto para que los personajes de la serie de Netflix se conozcan mejor a sí mismos como para que sepan mejor qué es exactamente lo que quieren. El resultado mantiene el alto nivel característico de la serie.

Todo fluye

Tal y como ya dejó claro el último adelanto, la tercera temporada de 'Sex Education' acaba abordando de forma directa ese mensaje que Otis deja a Maeve y que el personaje interpretado por Emma Mackey nunca llega a escuchar. Eso sí, se lo toma con calma antes de llegar a eso, permitiendo que la nueva dinámica en Moordale se desarrolle, evitando así que la serie llegue a transmitir en ningún momento la idea de estar repitiéndose a sí misma.

Vale, sí, toda esa tensión romántica entre Otis y Maeve reaparece, ahí seguro que habrá quien diga que 'Sex Education' está volviendo sobre lo mismo, pero es que se trata de uno de los pilares de la serie y la existencia de algún tipo de conflicto es necesario para que la historia no pierda interés. No quisiera compararlos con Ross y Rachel en 'Friends', pero en el ADN de su relación sí hay algo similar condenado a no resolverse por completo hasta que la serie llegue a su final.

Al respecto, es verdad que esta tercera temporada de 'Sex Education' deja cierto sabor a despedida por motivos en los que no profundizaré por aquello de los spoilers. Lo hace además sin subrayar más de la cuenta la tristeza, completando así esa fase de crecimiento personal que había ido marcando a lo largo de estos ocho episodios. Más trabajada en unos personajes que en otros -probablemente sea la temporada en la que menos oportunidades para brillar tiene Gillian Anderson-, pero plenamente satisfactoria en todos los casos.

Más allá de eso, el otro gran hilo conductor es la llegada de una nueva directora con una táctica represiva bien diferente a la que nos tenía acostumbrados Groff. Por mi parte, disfruté mucho más cuando había algo de sibilino en el comportamiento del personaje encarnado por Jemima Kirke que cuando se ponen todas las cartas encima de la mesa y entendemos mejor sus motivaciones, pero es un factor desestabilizador bien introducido y que deja unas consecuencias a priori irreversibles en Moordale...

Cambiar sin dejar de ser la misma

Además, 'Sex Education' mantiene su componente coral, pero no se conforma con confiar siempre en los mismos personajes. La mayor revelación posiblemente sea Mimi Keene como Ruby, brillante tanto en su lado más superficial como cuando le toca mostrarse vulnerable. Hay más casos llamativos, todos ellos muy oportunos para que la serie vaya renovándose un poco sin dejar de ser eso que muchos amamos.

Toda la tercera temporada va un poco en esa línea, ya que la serie parecía condenada a agotarse cuando acabase la vida en el instituto de sus protagonistas o cuando lo estirasen tanto que ya nadie se creyera a los actores en sus papeles. Es una especie de revolución silenciosa que encuentra un reflejo perfecto en cómo Asa Butterfield lidia con sus dudas sobre la necesidad de seguir ayudando a los demás.

A su manera, estos ocho episodios funcionan como una bisagra que justifique la existencia de la serie más allá de su tercera temporada por sus méritos artísticos y no por el hecho de que siga funcionando lo suficientemente bien como para que Netflix rompa su tendencia a no ir más allá de la tercera temporada con la abrumadora mayoría de sus series. Y lo consigue dando un paso adelante que estoy deseando ver cómo manejan sus responsables.

En resumidas cuentas

'Sex Education' tardó muy poco en seducirme con su desatado pero medido retrato de la juventud y sus pasiones. Desde entonces ha ido creciendo sin renunciar en ningún momento a sus señas de identidad, algo que se ha mantenido en una tercera temporada que se ha situado con facilidad entre lo mejor que Netflix nos ha dado en lo que llevamos de 2021.

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