'La Serpiente' va camino de convertirse en una de las nuevas sensaciones de Netflix. Desde su estreno el pasado viernes 2 de abril, esta coproducción entre BBC y la plataforma de streaming ha ido escalando posiciones entre lo más visto de Netflix, probablemente resultado de que aquellos que se animaron a darle una oportunidad la han recomendado con la suficiente efusividad como para más espectadores sientan curiosidad hacia ella.
Esta miniserie de ocho episodios explora la historia real de Charles Sobhraj, un inteligente asesino en serie que acabó con la vida de varias personas a mediados de los años 70 en Asia, suplantando sus identidades siempre que le ayudaba a escabullirse de la justicia. De hecho, el mote de La Serpiente le llegó por esa pericia para seguir en libertad, mientras que su modus operandi también le valió el sobrenombre del Asesino del Bikini.
Como era de esperar, 'La Serpiente' no es una adaptación literal de sus andanzas, ya que se toma ciertas libertades para transmitirlo mejor todo con el formato para definir mejor su personalidad. A continuación vamos a repasar todo lo que funciona y lo que no en esta miniserie basada en el fascinante caso de Charles Sobhraj.
Todo lo que funciona
La elección del ascendente Tahar Rahim para dar vida a Sobhraj es el primer gran acierto de la serie, ya que el actor está especialmente inspirado a la hora de transmitir ese cruce entre enigma y amenaza constante en el personaje al que ha de dar vida. Es verdad que en lo puramente físico, el parecido es más cuestionable, pero lo realmente importante es transformarse en él en lo psicológico y ahí el trabajo de Rahim es intachable.
Además, Rahim está muy bien acompañado por un reparto de lo más competente en el que también sobresale Jenna Coleman, a la que algunos recordaréis por su participación en 'Doctor Who'. Su personaje presenta un reto doble, ya que por un lado ha de transmitir esa sumisión que siente hacia Sobhraj pero sin por ello dejar de tener entidad propia, pero es que además clava el acento característico de Marie-Andrée.
Tampoco me olvido de que en todo momento se nota que los responsables de 'La Serpiente' han debido contar con un holgado presupuesto fruto de la colaboración entre BBC y Netflix, lo cual da pie a un uso generoso de exteriores y un despliegue técnico y artístico irreprochable para transportarnos a los años 70. Todo está cuidado con detalle, ayudando así a que uno se sumerja más en la historia que nos está contando.
No obstante, la auténtica guinda del pastel es que la serie sabe cómo convertir la historia de Sobhraj en un relato absorbente, ajustando lo que cree conveniente, algo que noté sobre todo en el episodio final, donde personalmente creo que los cambios introducidos ayudan a cerrar el círculo de una forma más satisfactoria y en consonancia a todo lo que hemos visto hasta entonces, ya que la forma de proceder del Sobhraj en la ficción simplemente cuadra.
Por último, me gustaría destacar la decisión de no alargar la historia más de lo debido. Perfectamente podrían haber querido extenderlo a lo largo de varias temporadas, deleitándose en la personalidad de su protagonista. Material había para hacerlo, pero han querido concentrarlo todo, ofreciendo una obra compacta que en todo momento tiene claro lo que busca, incluso cuando ocasionalmente presta algo más de atención a los personajes secundarios.
Todo lo que no funciona (tan bien)
Cada vez son más las series que apuestan por esquivar una narrativa lineal cuando no siempre es necesario. En el caso de 'La Serpiente' sería injusto decir que es un error optar por esa solución, pero en más de una ocasión sí que parece que está complicando sin necesidad una historia con la suficiente fuerza en sí misma como para no abusar de este recurso. Y es que los flashbacks no siempre son enriquecedores y pueden servir más como distracción.
El único otro aspecto en el que veo margen de crecimiento para 'La Serpiente' está en los personajes secundarios. No es que sean meros peones en la historia, pero más allá de los dos protagonistas y el diplomático que se obsesiona con Sobhraj, sí que uno se queda la duda de saber más sobre ellos, algo que a su vez se traduce en que esa faceta casi de líder de una secta del protagonista no está reflejada con la suficiente contundencia. A veces hasta se da un poco por sentado de más.
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