Se habla mucho de “series de personajes” para explicar aquellas ficciones que se toman más tiempo de lo habitual en explicar a los protagonistas y secundarios que transitan sus líneas de guión, sus minutos en pantalla. Sin embargo, hay ficciones que van mucho más lejos y que otorgan especial importancia a los lugares en los que se desarrollan.
Hoy en ¡Vaya Tele! queremos recopilar seis de las ciudades televisivas con más carisma de la historia de la televisión, y no sólo de la reciente, sino también echando la vista atrás. Por supuesto, la lista no es cerrada: seis elecciones son pocas, pero todas ellas son significativas.
Collinsport: Terror gótico
Ahora que está de moda el terror televisivo, bueno es no olvidarse de los clásicos. ‘Dark Shadows’ fue una de las series pioneras en el género, emitida por ABC durante cinco años a mediados de los sesenta, pero perdurable en su influencia hasta hoy.
Y ‘Dark Shadows’ no habría sido nada sin Collinsport, la ciudad ficticia en la que se desarrollaba. Situada en la costa de Maine, era una pequeña localidad pesquera con una gran mansión llamada Collinswood en cuyo sotano habita un vampiro que es liberado sin querer.
Fundada en 1690 por Isaac Collins, pionero llegado de Europa en un pequeño barco, en Collinsport se conjugan los restos de la Gran Depresión, que nunca ha logrado superar y que estuvo a punto de dejarla sin habitantes, con los de un pasado demasiado lleno de hechos inexplicables como para que te apetezca tomar un café en The Collinsport Inn o, peor, en ‘The Blue Whale’, donde sirven un excelente pescado. Si vas, preguntas por Barnabas.
Springfield: la ciudad que nunca deja de crecer
El gran acierto de Los Simpson fue, poco a poco, dejar a la familia y empezar a explorar a todos los que les rodeaban y a sus complejas relaciones dentro de Springfield, una ciudad de tamaño mediano como cualquier otra del centro de EEUU, con la salvedad de sus dos torres nucleares, sus ciudadanos, sus canales de televisión, sus estrellas locales, sus médicos (¿hay alguno bueno?), sus colegios… Con la salvedad de todo, quiero decir.
Springfield fue el motor de la serie durante las mejores temporadas, una ciudad que siempre parecía que ya la conocías por completo hasta que, de repente, alguien se metía en un autobús y descubrías que había zonas que nadie te había enseñado (y a las que no es recomendable ir).
Pero, claro, ¿cómo no va a ser una ciudad protagonista cuando la propia apertura de la serie se dedicaba a enseñarnos el recorrido de la familia por varios de sus lugares emblemáticos?
Deadwood: bievenidos al mundo real
Deadwood. Dakota del Sur. El hogar del sheriff Seth Bullock, de Al Swearengen, de Molly Parker o de Powers Boothe. El telón de fondo de una de las mejores series de la historia de HBO, y también de la más maltratada por el resto de mis compañeros de ¡Vaya Tele!
Hay una diferencia fundamental entre Deadwood y la mayoría de las ciudades que aparecerán en esta lista (y en las distintas series de televisión). Mientras que los creadores casi siempre apuestan por buscar similitudes con alguna localización real, pero evitan apostar por una en concreto, Deadwood existió y existe aún.
David Milch quiso que el western volviese a la televisión vestido de drama histórico, y se atrevió incluso a apostar por las personas que realmente poblaron Deadwood en 1870 para contarnos cómo el capitalismo entró en un lugar salvaje… y lo convirtió en algo más salvaje aún. Deadwood, en la serie, vive y evoluciona hacia un futuro que la acabó convirtiendo en lo que es hoy en día.
Fondo de Bikini: Donde ser idiota es mejor
‘Bob Esponja’ es uno de los hitos de la televisión animada de los últimos años, una obra que apela por igual a la infancia y a los adultos que aún son capaces de tener una mirada limpia, dispuesta siempre a llevar el humor a lo absurdo y a reír sin problemas sabiendo que, en realidad, los idiotas somos nosotros.
Y Fondo de Bikini es la cuadratura del círculo de Stephen Hillenburg, lo mejor de toda su creación. Hillenburg, biólogo marino, da vida a un lugar mágico situado en el fondo del Pacífico junto al Atolón Bikini, donde se hicieron durante bastantes años numerosas pruebas nucleares.
Según Hillenburg, Fondo de Bikini es como Seattle, pero en el fondo del mar. En realidad, hace mucho tiempo que perdió esas posibles semejanzas para convertirse en el refugio de dos autodenominados idiotas (y de nosotros con ellos) y con un pasado gloriosamente divertido.
Twin Peaks: Mi vida es más bien Lynch
La síntesis perfecta de cómo una localización puede marcar a una serie. Cuando David Lynch decidió llamar a ‘Twin Peaks’ como la localidad en la que iba a ambientarse su serie de misterio, sabía bien lo que hacía. Porque aún siendo una ficción en la que los personajes, tan peculiares ellos y tan bien trabajados, son importantes, al final están a merced de esta localidad aislada y donde cada pequeño escondrijo esconde un secreto.
De Twin Peaks se han contado muchas cosas, aunque lo realmente importante no estuviera en la ciudad en sí, sino en los parajes que la rodeaban: en los bosques milenarios de los que sacaba su riqueza y sus maldiciones, en la neblina que nunca ser marchaba del todo, en el clima frío que tanto hacía porque apeteciese un café, en la sensación de estar a la vez en el mejor y en el peor lugar del mundo.
Claro, normal que el agente Cooper acabase como acabó.
Cicely: El choque cultural
Cicely no existe tampoco, aunque veréis que no son pocos los que se han fotografíado en las calles de Roslyn (Washington) en honor a ‘Doctor en Alaska’, puesto que allí fue donde se rodó la serie.
En el caso de la odisea íntima de Joel Fleischman en su viaje profesional a Alaska, la importancia de la localidad radica en el choque cultural. Eso, que muchos hemos vivido en neustros viajes, se traduce generalmente en desorientación vital y comedia involuntaria. Y en el caso del médico judío que tiene que autoexiliarse al pueblo de Alaska va más lejos porque en Cicely casi nadie es como un neoyorquino esperaría que la gente fuese.
Cicely es un lugar con maldiciones divertidas, antiguos astronautas, filósofos que estuvieron en prisión, cineastas amateurs que mantienen relación con los más conocidos directores de Hollywood y recepcionistas silenciosas e involuntariamente maleducadas… Rendirse a Cicely es imposible, claro.
En ¡Vaya Tele! | ‘Twin Peaks’, Nostalgia TV